Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 47 (46)
Canten y ensalcen a nuestro rey
47 Al maestro del coro. De los hijos de Coré. Salmo.
2 Pueblos, batan palmas todos juntos;
aclamen a Dios con gritos de júbilo
3 porque el Señor Altísimo es admirable,
es el gran rey de la tierra entera.
4 Él nos somete a los pueblos,
las naciones pone a nuestros pies.
5 Él escogió nuestra heredad,
la gloria de Jacob, su amado. [ Pausa]
6 Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor entre sones de trompeta.
7 Canten y ensalcen a Dios,
canten y ensalcen a nuestro rey.
8 Dios es rey de la tierra entera,
¡cántenle ustedes un himno!
9 Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su santo trono.
10 Los nobles de los pueblos se reúnen
junto con el pueblo del Dios de Abrahán;
pues a Dios pertenecen los reyes de la tierra,
a Dios cuya grandeza es inmensa.
Muerte y sepultura de Moisés
34 Moisés subió desde las llanuras de Moab al monte Nebo, a la cima del monte Pisga, frente a Jericó. El Señor le permitió contemplar toda la tierra que se extiende desde Galaad hasta Dan, 2 todo el territorio de Neftalí, Efraín y Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar Occidental; 3 el Négueb, la región del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Soar, 4 y le dijo:
— Esta es la tierra que prometí con juramento a Abrahán, Isaac y Jacob diciendo: “Se la daré a tus descendientes”. He querido que la veas con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella.
5 Allí, en Moab, murió Moisés, siervo del Señor, como lo había dispuesto el Señor. 6 Y lo enterró en el valle de Moab, frente a Bet Peor, y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado. 7 Moisés murió a la edad de ciento veinte años, pero ni sus ojos se habían debilitado, ni había disminuido su vigor.
4 Se lo digo de antemano para que, cuando suceda, recuerden que ya se lo había anunciado.
La acción del Espíritu
Al principio no quise decirles nada de esto, porque estaba yo con ustedes. 5 Pero ahora que vuelvo al que me envió, ¿por qué ninguno de ustedes me pregunta: “a dónde vas”? 6 Eso sí, al anunciarles estas cosas, la tristeza se ha apoderado de ustedes. 7 Sin embargo, la verdad es que les conviene que yo me vaya. Porque si yo no me voy, el Abogado no vendrá a ustedes; pero, si me voy, se lo enviaré. 8 Cuando él venga demostrará a los que son del mundo dónde hay pecado, dónde un camino hacia la salvación y dónde una condena. 9 El pecado está en que ellos no creen en mí; 10 el camino hacia la salvación está en que yo me voy al Padre y ya ustedes no me verán; 11 y la condena está en que el que tiraniza a este mundo ya ha sido condenado.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España