Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
LIBRO V(A)
107 Dad gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
2 Que lo digan los redimidos del Señor,
a quienes redimió del poder del adversario,
3 a quienes reunió de todos los países,
de oriente y de occidente, del norte y del sur.[a]
4 Vagaban perdidos por parajes desiertos,
sin dar con el camino a una ciudad habitable.
5 Hambrientos y sedientos,
la vida se les iba consumiendo.
6 En su angustia clamaron al Señor,
y él los libró de su aflicción.
7 Los llevó por el camino recto
hasta llegar a una ciudad habitable.
33 Dios convirtió los ríos en desiertos,
los manantiales en tierra seca,
34 los fértiles terrenos en tierra salitrosa,
por la maldad de sus habitantes.
35 Convirtió el desierto en fuentes de agua,
la tierra seca en manantiales;
36 hizo habitar allí a los hambrientos,
y ellos fundaron una ciudad habitable.
37 Sembraron campos, plantaron viñedos,
obtuvieron abundantes cosechas.
Rajab y los espías
2 Luego Josué hijo de Nun envió secretamente, desde Sitín, a dos espías con la siguiente orden: «Id a explorar la tierra, especialmente Jericó». Cuando los espías llegaron a Jericó, se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rajab. 2 Pero el rey de Jericó se enteró de que dos espías israelitas habían entrado esa noche en la ciudad para reconocer el país. 3 Así que le envió a Rajab el siguiente mensaje: «Echa fuera a los hombres que han entrado en tu casa, pues vinieron a espiar nuestro país».
4 Pero la mujer, que ya había escondido a los espías, le respondió al rey: «Es cierto que unos hombres vinieron a mi casa, pero no sé quiénes eran ni de dónde venían. 5 Salieron cuando empezó a oscurecer, a la hora de cerrar las puertas de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Id tras ellos; tal vez los alcancéis». 6 (En realidad, la mujer había llevado a los hombres al techo de la casa y los había escondido entre los manojos de lino que allí secaba). 7 Los hombres del rey fueron tras los espías, por el camino que lleva a los vados del río Jordán. En cuanto salieron, las puertas de Jericó se cerraron.
8 Antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo 9 y les dijo:
―Yo sé que el Señor os ha dado esta tierra, y por eso estamos aterrorizados; todos los habitantes del país están muertos de miedo ante vosotros. 10 Tenemos noticias de cómo el Señor secó las aguas del Mar Rojo para que vosotros pasarais, después de haber salido de Egipto. También hemos oído cómo destruisteis completamente a los reyes amorreos, Sijón y Og, al este del Jordán. 11 Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a vosotros. Yo sé que el Señor y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra. 12 Por lo tanto, os pido ahora mismo que juréis en el nombre del Señor que seréis bondadosos con mi familia, como yo lo he sido con vosotros. Quiero que me deis como garantía una señal 13 de que perdonaréis la vida de mis padres, de mis hermanos y de todos los que viven con ellos. ¡Jurad que nos salvaréis de la muerte!
14 ―¡Juramos por nuestra vida que la vuestra no correrá peligro! —contestaron ellos—. Si no nos delatas, seremos bondadosos contigo y cumpliremos nuestra promesa cuando el Señor nos entregue este país.
Los falsos maestros y su destrucción
2 En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre vosotros habrá falsos maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción. 2 Muchos los seguirán en sus prácticas vergonzosas, y por causa de ellos se difamará el camino de la verdad. 3 Llevados por la avaricia, estos maestros os explotarán a vosotros con palabras engañosas. Desde hace mucho tiempo su condenación está preparada y su destrucción los acecha.
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