Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cántico gradual: de David.
124 A NO haber estado Jehová por nosotros,
Diga ahora Israel;
2 A no haber estado Jehová por nosotros,
Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3 Vivos nos habrían entonces tragado,
Cuando se encendió su furor en nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente:
5 Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas soberbias.
6 Bendito Jehová,
Que no nos dió por presa á sus dientes.
7 Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores:
Quebróse el lazo, y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro es en el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la tierra.
1 Y ACONTECIÓ en los días de Assuero, (el Assuero que reinó desde la India hasta la Etiopía sobre ciento veinte y siete provincias,)
2 Que en aquellos días, asentado que fué el rey Assuero en la silla de su reino, la cual estaba en Susán capital del reino,
3 En el tercer año de su reinado hizo banquete á todos sus príncipes y siervos, teniendo delante de él la fuerza de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,
4 Para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, y el lustre de la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento y ochenta días.
5 Y cumplidos estos días, hizo el rey banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real á todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor que se halló en Susán capital del reino.
6 El pabellón era de blanco, verde, y cárdeno, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en sortijas de plata y columnas de mármol: los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de mármol, y de alabastro y de jacinto.
7 Y daban á beber en vasos de oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, conforme á la facultad del rey.
8 Y la bebida fué según esta ley: Que nadie constriñese; porque así lo había mandado el rey á todos los mayordomos de su casa; que se hiciese según la voluntad de cada uno.
9 Asimismo la reina Vasthi hizo banquete de mujeres, en la casa real del rey Assuero.
10 El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó á Mehumán, y á Biztha, y á Harbona, y á Bighta, y á Abagtha, y á Zetar, y á Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Assuero,
11 Que trajesen á la reina Vasthi delante del rey con la corona regia, para mostrar á los pueblos y á los príncipes su hermosura; porque era linda de aspecto.
12 Mas la reina Vasthi no quiso comparecer á la orden del rey, enviada por mano de los eunucos; y enojóse el rey muy mucho, y encendióse en él su ira.
13 Preguntó entonces el rey á los sabios que sabían los tiempos, (porque así era la costumbre del rey para con todos los que sabían la ley y el derecho;
14 Y estaban junto á él, Carsena, y Sethar, y Admatha, y Tharsis, y Meres, y Marsena, y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los primeros del reino:)
15 Qué se había de hacer según la ley con la reina Vasthi, por cuanto no había cumplido la orden del rey Assuero, enviada por mano de los eunucos.
16 Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasthi, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Assuero.
17 Porque este hecho de la reina pasará á noticia de todas las mujeres, para hacerles tener en poca estima á sus maridos, diciendo: El rey Assuero mandó traer delante de sí á la reina Vasthi, y ella no vino.
18 Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oyeren el hecho de la reina, á todos los príncipes del rey: y habrá mucho menosprecio y enojo.
19 Si parece bien al rey, salga mandamiento real delante de él, y escríbase entre las leyes de Persia y de Media, y no sea traspasado: Que no venga más Vasthi delante del rey Assuero: y dé el rey su reino á su compañera que sea mejor que ella.
20 Y el mandamiento que hará el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra á sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
21 Y plugo esta palabra en ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de Memucán;
13 Entonces viendo la constancia de Pedro y de Juan, sabido que eran hombres sin letras é ignorantes, se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
15 Mas les mandaron que se saliesen fuera del concilio; y conferían entre sí,
16 Diciendo: ¿Qué hemos de hacer á estos hombres? porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria á todos los que moran en Jerusalem, y no lo podemos negar.
17 Todavía, porque no se divulgue más por el pueblo, amenacémoslos, que no hablen de aquí adelante á hombre alguno en este nombre.
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
19 Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes á vosotros que á Dios:
20 Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21 Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban á Dios de lo que había sido hecho.
22 Porque el hombre en quien había sido hecho este milagro de sanidad, era de más de cuarenta años.
23 Y sueltos, vinieron á los suyos, y contaron todo lo que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz á Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, la mar, y todo lo que en ellos hay;
25 Que por boca de David, tu siervo, dijiste:
¿Por qué han bramado las gentes,
Y los pueblos han pensado cosas vanas?
26 Asistieron los reyes de la tierra,
Y los príncipes se juntaron en uno
Contra el Señor, y contra su Cristo.
27 Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y los pueblos de Israel,
28 Para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho.
29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da á tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
30 Que extiendas tu mano á que sanidades, y milagros, y prodigios sean hechos por el nombre de tu santo Hijo Jesús.
31 Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza.
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