Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
¡Alaben al Señor!
Canción de David.
1 Ustedes los seres celestiales[a], alaben al SEÑOR.
Ríndanle honor al SEÑOR y proclamen su poder.
2 Denle al SEÑOR las alabanzas que merece su glorioso nombre.
Adoren al SEÑOR en su templo majestuoso.
3 La voz del SEÑOR retumba en los mares;
el Dios glorioso resuena sobre el océano;
el SEÑOR está por encima de las muchas aguas.
4 La voz del SEÑOR muestra su poder;
la voz del SEÑOR muestra su gloria.
5 La voz del SEÑOR rompe los cedros;
el SEÑOR rompe los cedros del Líbano.
6 Él mueve las montañas más grandes:
al Líbano lo hace saltar como un becerro,
al Sirión[b] lo hace saltar como un toro salvaje.
7 La voz del SEÑOR hace brillar relámpagos brillantes;
8 la voz del SEÑOR hace temblar al desierto;
la voz del SEÑOR hace temblar al desierto de Cades[c].
9 La voz del SEÑOR hace vibrar a los árboles más fuertes
y sacude las hojas de todos los árboles del bosque.
En su templo todo el mundo alaba su gloria.
10 El SEÑOR reina sobre el diluvio;
el SEÑOR se sienta en su trono a reinar para siempre.
11 Que el SEÑOR proteja a su pueblo
y lo bendiga el SEÑOR brindándole paz.
¿Será Jerusalén exaltada?
(Mi 4:1-3)
2 Este es el mensaje que recibió Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y Jerusalén:
2 En los últimos días, el monte del templo del SEÑOR
será la montaña más exaltada.
Se levantará sobre todos los montes,
y los rostros de la gente brillarán de alegría.[a]
3 Muchos pueblos vendrán aquí y dirán:
«Vamos al monte del SEÑOR,
al templo del Dios de Jacob,
para que él nos dé sus enseñanzas
y nosotros lo seguiremos».
Porque de Sion saldrá la enseñanza
y de Jerusalén el mensaje del SEÑOR.
4 Él será árbitro entre las naciones
y mediador entre los muchos pueblos.
Convertirán sus espadas en arados
y sus lanzas en hoces.
Ninguna nación levantará espada contra otra,
y ya nadie se preparará para la guerra.
5 Ven, familia de Jacob,
andemos en la luz del SEÑOR.
9 En ustedes no predomina la mentalidad humana sino la del Espíritu, porque el Espíritu de Dios vive en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo. 10 El cuerpo de ustedes está muerto por culpa del pecado, pero si Cristo está en ustedes, Dios los aprobó y el Espíritu les da vida. 11 Dios resucitó a Jesús de la muerte. Y si el Espíritu de Dios vive en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo le dará vida a su cuerpo mortal por medio del Espíritu que vive en ustedes.
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