Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David.
143 OH Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos:
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
2 Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún viviente.
3 Porque ha perseguido el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Hame hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
4 Y mi espíritu se angustió dentro de mí;
Pasmóse mi corazón.
5 Acordéme de los días antiguos;
Meditaba en todas tus obras,
Reflexionaba en las obras de tus manos.
6 Extendí mis manos á ti;
Mi alma á ti como la tierra sedienta. (Selah.)
7 Respóndeme presto, oh Jehová que desmaya mi espíritu:
No escondas de mí tu rostro,
Y venga yo á ser semejante á los que descienden á la sepultura.
8 Hazme oir por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado:
Hazme saber el camino por donde ande,
Porque á ti he alzado mi alma
9 Líbrame de mis enemigos, oh Jehová:
A ti me acojo.
10 Enséñame á hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios:
Tu buen espíritu me guíe á tierra de rectitud.
11 Por tu nombre, oh Jehová me vivificarás:
Por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.
12 Y por tu misericordia disiparás mis enemigos,
Y destruirás todos los adversarios de mi alma:
Porque yo soy tu siervo.
32 PALABRA que fué á Jeremías, de Jehová el año décimo de Sedechîas rey de Judá, que fué el año décimo octavo de Nabucodonosor.
2 Y entonces el ejército del rey de Babilonia tenía cercada á Jerusalem; y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá.
3 Pues Sedechîas rey de Judá lo había preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y tomarála;
4 Y Sedechîas rey de Judá no escapará de la mano de los Caldeos, sino que de cierto será entregado en mano del rey de Babilonia, y hablará con él boca á boca, y sus ojos verán sus ojos,
5 Y hará llevar á Sedechîas á Babilonia, y allá estará hasta que yo le visite, dice Jehová: si peleareis con los Caldeos, no os sucederá bien?
6 Y dijo Jeremías: Palabra de Jehová fué á mí, diciendo:
7 He aquí que Hanameel, hijo de Sallum tu tío, viene á ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anathoth; porque tú tienes derecho á ella para comprarla.
8 Y vino á mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme á la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y díjome: Compra ahora mi heredad que está en Anathoth, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y á ti compete la redención: cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová.
9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anathoth, y peséle el dinero: diecisiete siclos de plata.
36 Y con todo, ahora así dice Jehová Dios de Israel, á esta ciudad, de la cual decís vosotros, Entregada será en mano del rey de Babilonia á cuchillo, á hambre, y á pestilencia:
37 He aquí que yo los juntaré de todas las tierras á las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo y saña grande; y los haré tornar á este lugar, y harélos habitar seguramente,
38 Y me serán por pueblo, y yo seré á ellos por Dios.
39 Y daréles un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que hayan bien ellos, y sus hijos después de ellos.
40 Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.
41 Y alegraréme con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.
23 Aquel día llegaron á él los Saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron,
24 Diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y despertará simiente á su hermano.
25 Fueron pues, entre nosotros siete hermanos: y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo generación, dejó su mujer á su hermano.
26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.
27 Y después de todos murió también la mujer.
28 En la resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? porque todos la tuvieron.
29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y el poder de Dios.
30 Porque en la resurrección, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres marido; mas son como los ángeles de Dios en el cielo.
31 Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os es dicho por Dios, que dice:
32 Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
33 Y oyendo esto las gentes, estaban atónitas de su doctrina.
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