Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor es tu protector
(1a) Cántico de las subidas.
121 (1b) Al contemplar las montañas me pregunto:
«¿De dónde vendrá mi ayuda?»
2 Mi ayuda vendrá del Señor,
creador del cielo y de la tierra.
3 ¡Nunca permitirá que resbales!
¡Nunca se dormirá el que te cuida!
4 No, él nunca duerme;
nunca duerme el que cuida de Israel.
5 El Señor es quien te cuida;
el Señor es quien te protege,
quien está junto a ti para ayudarte.
6 El sol no te hará daño de día,
ni la luna de noche.
7 El Señor te protege de todo peligro;
él protege tu vida.
8 El Señor te protege en todos tus caminos,
ahora y siempre.
4 «Pueblos, préstenme atención,
escúchenme, naciones:
yo publicaré mi enseñanza
y mis mandamientos alumbrarán a los pueblos.
5 Mi victoria está cercana,
mi acción salvadora está en camino;
con mi poder gobernaré a los pueblos.
Los países del mar esperarán en mí
y confiarán en mi poder.
6 »Levanten los ojos al cielo,
y miren abajo, a la tierra:
el cielo se desvanecerá como el humo,
la tierra se gastará como un vestido
y sus habitantes morirán como mosquitos.
Pero mi salvación será eterna,
mi victoria no tendrá fin.
7 »Escúchenme, ustedes que saben lo que es justo,
pueblo que toma en serio mi enseñanza.
No teman las injurias de los hombres,
no se dejen deprimir por sus insultos,
8 porque perecerán como un vestido apolillado,
como lana roída por gusanos.
Pero mi victoria será eterna,
mi salvación durará por siempre.»
Jesús sana al criado de un oficial romano(A)
7 Cuando Jesús terminó de hablar a la gente, se fue a Cafarnaúm. 2 Vivía allí un capitán romano que tenía un criado al que estimaba mucho, el cual estaba enfermo y a punto de morir. 3 Cuando el capitán oyó hablar de Jesús, mandó a unos ancianos de los judíos a rogarle que fuera a sanar a su criado. 4 Ellos se presentaron a Jesús y le rogaron mucho, diciendo:
—Este capitán merece que lo ayudes, 5 porque ama a nuestra nación y él mismo hizo construir nuestra sinagoga.
6 Jesús fue con ellos, pero cuando ya estaban cerca de la casa, el capitán mandó unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque yo no merezco que entres en mi casa; 7 por eso, ni siquiera me atreví a ir en persona a buscarte. Solamente da la orden, para que sane mi criado. 8 Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va; cuando le digo a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que haga algo, lo hace.»
9 Jesús se quedó admirado al oír esto, y mirando a la gente que lo seguía dijo:
—Les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe como en este hombre.
10 Al regresar a la casa, los enviados encontraron que el criado ya estaba sano.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.