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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
1 Samuel 2:1-10

Oración de Ana

Ana elevó esta oración:

«Mi corazón se alegra en el Señor;
    en él radica mi poder.[a]
Puedo celebrar tu salvación
    y burlarme de mis enemigos.

»Nadie es santo como el Señor;
    no hay roca como nuestro Dios.
    ¡No hay nadie como él!

»Dejad de hablar con tanto orgullo y altivez;
    ¡no profiráis palabras soberbias!
El Señor es un Dios que todo lo sabe,
    y él es quien juzga las acciones.

»El arco de los poderosos se quiebra,
    pero los débiles recobran las fuerzas.
Los que antes tenían comida de sobra
    se venden por un pedazo de pan;
los que antes sufrían hambre
    ahora viven saciados.
La estéril ha dado a luz siete veces,
    pero la que tenía muchos hijos languidece.

»Del Señor vienen la muerte y la vida;
    él nos hace bajar al sepulcro,
    pero también nos levanta.
El Señor da la riqueza y la pobreza;
    humilla, pero también enaltece.
Levanta del polvo al desvalido
    y saca del basurero al pobre
para sentarlos en medio de príncipes
    y darles un trono esplendoroso.

»Del Señor son los fundamentos de la tierra;
    ¡sobre ellos afianzó el mundo!
Él guiará los pasos de sus fieles,
    pero los malvados se perderán entre las sombras.
    ¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!

10 »El Señor destrozará a sus enemigos;
    desde el cielo lanzará truenos contra ellos.
El Señor juzgará los confines de la tierra,
    fortalecerá a su rey
    y enaltecerá el poder de su ungido».

1 Samuel 3:1-18

El Señor llama a Samuel

Samuel, que todavía era joven, servía al Señor bajo el cuidado de Elí. En esos tiempos no era común oír palabra del Señor, ni eran frecuentes las visiones.

Elí ya se estaba quedando ciego. Un día, mientras él descansaba en su habitación, Samuel dormía en el santuario del Señor, donde se encontraba el arca de Dios. La lámpara de Dios todavía estaba encendida. El Señor llamó a Samuel, y este respondió:

―Aquí estoy.

Y en seguida fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:

―Aquí estoy; ¿para qué me has llamado?

―Yo no te he llamado —respondió Elí—. Vuelve a acostarte.

Y Samuel volvió a su cama.

Pero una vez más el Señor lo llamó:

―¡Samuel!

Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:

―Aquí estoy; ¿para qué me has llamado?

―Hijo mío —respondió Elí—, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.

Samuel todavía no conocía al Señor, ni su palabra se le había revelado.

Por tercera vez llamó el Señor a Samuel. Él se levantó y fue adonde estaba Elí.

―Aquí estoy —le dijo—; ¿para qué me has llamado?

Entonces Elí se dio cuenta de que el Señor estaba llamando al muchacho.

―Ve y acuéstate —le dijo Elí—. Si alguien vuelve a llamarte, dile: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.

Así que Samuel se fue y se acostó en su cama. 10 Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo:

―¡Samuel! ¡Samuel!

―Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.

11 ―Mira —le dijo el Señor—, voy a hacer en Israel algo que a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos. 12 Ese día llevaré a cabo todo lo que he anunciado, de principio a fin, en contra de Elí y su familia. 13 Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estaban blasfemando contra Dios[a] y, sin embargo, no los refrenó. 14 Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podrá expiar jamás el pecado de la familia de Elí!

15 Samuel se acostó, y a la mañana siguiente abrió las puertas de la casa del Señor, pero no se atrevía a contarle a Elí la visión. 16 Así que Elí tuvo que llamarlo.

―¡Samuel, hijo mío!

―Aquí estoy —respondió Samuel.

17 ―¿Qué fue lo que te dijo el Señor? —le preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!

18 Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo:

―Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca.

Marcos 12:1-12

Parábola de los labradores malvados(A)

12 Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Llegada la cosecha, mandó un siervo a los labradores para recibir de ellos una parte del fruto. Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías. Entonces les mandó otro siervo; a este le rompieron la cabeza y lo humillaron. Mandó a otro, y a este lo mataron. Mandó a otros muchos; a unos los golpearon; a otros los mataron.

»Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí que lo respetarán!” Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra”. Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo.

»¿Qué hará el dueño? Volverá, acabará con los labradores, y dará el viñedo a otros. 10 ¿No habéis leído esta Escritura:

»“La piedra que desecharon los constructores
    ha llegado a ser la piedra angular;
11 esto es obra del Señor,
    y nos deja maravillados”?»[a]

12 Cayendo en la cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos, buscaban la manera de arrestarlo. Pero temían a la multitud; así que lo dejaron y se fueron.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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