Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 72 (71)
Confía tus juicios al rey
72 De Salomón.
Oh Dios, confía tus juicios al rey,
tu justicia al hijo del monarca.
2 Él juzgará a tu pueblo con justicia,
a los humildes con rectitud.
3 De los montes llegará al pueblo la paz,
de las colinas la justicia.
4 Hará justicia a los humildes,
salvará a los oprimidos,
aplastará al explotador.
5 Que dure tanto como el sol,
tanto como la luna,
generación tras generación.
6 Que descienda como la lluvia sobre la hierba,
como aguacero que empapa la tierra.
7 Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz mientras dure la luna.
18 Bendito sea Dios, el Señor, el Dios de Israel,
el único que hace prodigios;
19 bendito sea su glorioso nombre por siempre,
que llene su gloria la tierra entera.
¡Amén, amén!
SEGUNDA PARTE (40—55)
La buena noticia de la liberación
40 Consuelen, consuelen a mi pueblo,
dice su Dios.
2 Hablen al corazón de Jerusalén,
anúncienle a gritos
que se acabó su servidumbre,
que su culpa ha sido perdonada;
que ha recibido de mano del Señor
doble castigo por sus extravíos.
3 Una voz anuncia a gritos:
“Preparen en el desierto
un camino al Señor,
allanen en la estepa
una senda a nuestro Dios.
4 Las vaguadas serán levantadas,
montañas y colinas allanadas.
Lo tortuoso será enderezado,
lo escabroso será aplanado.
5 Aparecerá la gloria del Señor,
y todo ser vivo podrá ver
que ha hablado la boca del Señor”.
6 Dice una voz: “¡Grita!”.
Respondo: “¿Qué he de gritar?”.
“Que todo ser vivo es hierba,
su hermosura flor de campo.
7 Se seca la hierba, se amustia la flor,
cuando sopla sobre ellas el aliento del Señor.
8 Se seca la hierba, se amustia la flor,
permanece inmutable la palabra de nuestro Dios”.
9 Súbete a un monte encumbrado,
tú que traes buenas nuevas a Sión.
Alza luego con fuerza tu voz,
tú que traes buenas nuevas a Jerusalén.
Alza tu voz sin miedo,
di a las ciudades de Judá:
“Aquí tienen a su Dios.
10 Aquí llega con fuerza el Señor Dios;
su brazo le proporciona poder.
Aquí llega acompañado de su salario,
su recompensa le abre camino.
11 Conduce a su rebaño como un pastor,
lo va reuniendo con su brazo;
lleva en su regazo a los corderos,
va guiando a las que crían”.
Testimonio de Juan el Bautista
19 Los judíos de Jerusalén enviaron una comisión de sacerdotes y levitas para preguntar a Juan quién era él. Y este fue su testimonio, 20 un testimonio tajante y sin reservas:
— Yo no soy el Mesías.
21 Ellos le preguntaron:
— Entonces, ¿qué? ¿Eres acaso Elías?
Juan respondió:
— Tampoco soy Elías.
— ¿Eres, entonces, el profeta que esperamos?
Contestó:
— No.
22 Ellos le insistieron:
— Pues, ¿quién eres? Debemos dar una respuesta a los que nos han enviado. Dinos algo sobre ti.
23 Juan, aplicándose las palabras del profeta Isaías, contestó:
— Yo soy la voz del que proclama en el desierto: “¡ Allanen el camino del Señor!”.
24 Los miembros de la comisión, que eran fariseos, 25 lo interpelaron diciendo:
— Si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta esperado, ¿qué títulos tienes para bautizar?
26 Juan les respondió:
— Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen; 27 uno que viene después de mí, aunque yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de su calzado.
28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España