Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cántico de los peregrinos. De David.
133 ¡Que admirable, que agradable es que los hermanos vivan juntos en armonía! 2 Es como el buen aceite que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras. 3 Es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre los montes de Jerusalén. Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna.
37 Las sugerencias de José fueron bien recibidas por el faraón y sus ministros. 38 Mientras discutían quién sería designado para la delicada tarea, el faraón dijo:
―¿Quién podría hacerlo mejor que José? Obviamente él es un hombre lleno del espíritu de Dios.
39 Luego, volviéndose hacia José, el faraón le dijo:
―Puesto que Dios te ha revelado el significado del sueño, eres el hombre más sabio de Egipto. 40 Por lo tanto, te nombro encargado de todo este proyecto. Lo que tú digas será ley en toda la tierra de Egipto. Solamente yo seré superior a ti, por cuanto soy el rey del país.
José, gobernador de Egipto
41-42 Entonces el faraón colocó en el dedo de José el anillo con el sello real, como señal de su autoridad, lo vistió con ropas muy finas y le puso la cadena real de oro en el cuello, y proclamó:
―¡Mira que hoy te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto!
43 Además el faraón le dio a José la segunda carroza real, y por dondequiera que iba pregonaban delante de él:
―¡Doblen las rodillas!
44 El faraón entonces le dijo a José:
―Yo, el faraón de Egipto, declaro que tendrás completa autoridad sobre toda la tierra de Egipto, de modo que nadie podrá hacer algo sin tu permiso.
45 El faraón le cambió el nombre a José por el de Zafenat Panea. Además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis. Fue así como José quedó a cargo de Egipto. 46 Tenía treinta años cuando entró al servicio del faraón.
José salió de la presencia del faraón, y comenzó a recorrer todo Egipto. 47 Tal como lo había predicho José, llegaron los siete años de abundancia. Durante esos años la tierra produjo cosechas abundantes. 48 Durante aquellos años José compró para el gobierno una porción de todas las cosechas obtenidas a través de Egipto y la almacenó en las ciudades cercanas. 49 De este modo José logró amontonar tanto trigo, que nadie podía calcular la cantidad que había, pues era como la arena del mar.
50 En este tiempo, antes que llegara el tiempo de escasez, su esposa Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis, le dio dos hijos. 51 A su hijo mayor José lo llamó Manasés (me hizo olvidar), porque dijo: «Dios hizo que me olvidara de mi angustia y a la familia de mi padre». 52 El segundo hijo se llamó Efraín (fructífero), porque dijo: «Dios me hizo fructificar en la tierra de mi esclavitud».
53 Finalmente, los siete años de abundancia pasaron 54 y, como José había predicho, comenzaron los siete años de escasez. El hambre afectó a todos los países, menos a Egipto, pues allí había abundancia de comida. 55 La gente de Egipto comenzó a sentir el hambre, pues la tierra dejó de producir. Entonces iban donde el faraón a rogarle que les diera alimentos. El faraón los enviaba a José:
―Hagan todo lo que él diga —les decía.
56 Cuando la escasez fue grande, y el hambre se extendió por la tierra, José abrió los graneros para venderles alimento a los egipcios. 57 Además, como el hambre se extendió por toda la tierra, de otros países venía gente a Egipto, para comprar alimentos a José.
19 Sin embargo, llegaron de Antioquía e Iconio varios judíos que hicieron que ese gentío cambiara de parecer y apedreara a Pablo. Como creían que estaba muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. 20 Pero luego, mientras los creyentes lo rodeaban, Pablo se levantó y regresó a la ciudad. Al día siguiente él y Bernabé partieron rumbo a Derbe.
El regreso a Antioquía de Siria
21 Después de predicar el evangelio en Derbe y ganar muchos discípulos, regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 donde fortalecieron a los discípulos y los animaron a seguir firmes en la fe. Les decían que era necesario que entraran al reino de Dios después de pasar por muchas tribulaciones.
23 Además, nombraron ancianos en cada iglesia, a los cuales, después de orar y ayunar con ellos, encomendaron al cuidado del Señor en quien habían creído.
24 Luego, ya de regreso, pasaron por Pisidia y Panfilia, 25 predicaron de nuevo en Perge y fueron a Atalía. 26 Finalmente, regresaron por barco a Antioquía, donde los habían encomendado a la gracia de Dios para que realizaran el trabajo que acababan de completar.
27 Sin perder tiempo, reunieron a la iglesia y les informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y les contaron cómo Dios había abierto la puerta de la fe también a los gentiles.
28 Y permanecieron en Antioquía mucho tiempo con los discípulos.
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