Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al director musical. Salmo de David.
40 Con paciencia esperé que Dios me ayudara; entonces él oyó y escuchó mi clamor. 2 Me sacó del abismo de la desesperación, del pantano y del lodo; puso mis pies sobre senda dura y firme, y me fortaleció mientras yo proseguía mi camino. 3 Me ha dado un nuevo cántico para que lo entone, con alabanzas a nuestro Dios. Ahora muchos oirán de las cosas admirables que él hizo; maravillados estarán ante el Señor, y en él pondrán su confianza. 4 Muchas bendiciones se derraman sobre los que confían en el Señor, y no se fían de los altivos ni de los que confían en ídolos.
5 ¡Señor, Dios mío! ¡Cuántas y cuántas veces has realizado grandes milagros en favor nuestro! ¿Quién más puede hacer tales maravillas? El tiempo no alcanza para narrar todos tus maravillosos actos.
6 A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente; tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado. 7 Por eso dije: «Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. 8 Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, tu ley la llevo dentro de mí».
9 A todos les he hablado de tu justicia. Sin timidez lo he proclamado, según te consta, Señor. 10 No he ocultado esta buena noticia en mi corazón, sino que he proclamado tu fidelidad y tu salvación. Les he hablado a todos en la asamblea de tu gran amor y tu fidelidad.
11 ¡Señor, no alejes de mí tu misericordia! Mi única esperanza está en tu gran amor y fidelidad.
30 En cuanto Isaac hubo bendecido a Jacob, y casi en el momento en que este salía de la carpa de su padre, llegó Esaú del campo con su caza. 31 También la preparó en la forma que a su padre le gustaba y se la llevó.
―Padre —dijo Esaú—, aquí está lo que te he preparado con lo que he cazado. Siéntate y come, para que me des la mejor de tus bendiciones.
32 ―Pero, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.
―Pues, yo soy Esaú, tu hijo primogénito —le contestó.
33 Isaac se estremeció fuertemente y dijo a Esaú:
―Entonces, ¿quién fue el que estuvo aquí y me trajo un guiso? Acabo de comerme el guiso que me trajo, y le di mi bendición, y nadie se la podrá quitar.
34 Cuando Esaú escuchó esto, comenzó a llorar con profunda amargura, y le dijo:
―Padre mío, ¡bendíceme también a mí!
35 Isaac le contestó:
―Tu hermano estuvo aquí, me engañó y se llevó tu bendición.
36 ―¡Con razón lo llamaron Jacob! —dijo Esaú con amargura—. Primero se apoderó de mi primogenitura, y ahora me ha robado tu bendición. Padre, ¿no has guardado una bendición para mí?
37 ―Lo he puesto por señor tuyo y le he dado por siervos a todos sus parientes —le respondió Isaac—. Le he garantizado que tendrá abundancia de grano y de vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío?
38 Esaú insistió:
―¿No tienes ninguna bendición para mí? ¡Padre mío, bendíceme también a mí!
Y se puso a llorar a gritos.
Jesús llevado al cielo
1 Distinguido Teófilo:
En mi primera carta[a] te hablé de todo lo que Jesús empezó a hacer y enseñar 2 y de cómo regresó al cielo después de darles instrucciones, a través del Espíritu Santo, a los apóstoles que había escogido.
3 Durante los cuarenta días que siguieron a sus sufrimientos, se presentó repetidas veces ante los apóstoles y les demostró que estaba vivo. En todas esas ocasiones les habló del reino de Dios.
4 Estando con ellos, les mandó que no salieran de Jerusalén hasta que, tal como ya les había dicho, recibieran la promesa del Padre.
5 ―Juan los bautizó con agua —les recordó—, pero dentro de poco ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.
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