Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Noé y el gran diluvio
9 Esta es la historia de la familia de Noé. Él era un hombre justo y honesto entre la gente de esa época, y vivía de acuerdo a la voluntad de Dios. 10 Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
11 Ante los ojos de Dios, la tierra se había corrompido porque estaba llena de violencia. 12 Cuando Dios vio que la tierra estaba arruinada porque todo ser humano llevaba una vida corrupta, 13 le dijo a Noé: «He decidido acabar con todos los seres vivientes porque la tierra está llena de violencia. Así que pronto los destruiré a ellos y al mundo entero.[a] 14 Constrúyete un barco de madera de ciprés[b], con habitaciones[c] y cúbrelo con brea por dentro y por fuera. 15 Construye el barco de este tamaño: 135 metros de largo, 23 metros de ancho y 14 metros de alto.[d] 16 Hazle una ventana[e] a 46 centímetros del techo.[f] El barco debe tener tres pisos y hazle una puerta en uno de sus lados. 17 Estoy a punto de enviar un gran diluvio a la tierra para destruir todo ser bajo el cielo que tenga aliento de vida.[g] Todo en la tierra morirá, 18 pero haré un pacto contigo. Tú entrarás al barco con tus hijos, tu esposa y tus nueras. 19 Mete al barco una pareja de cada especie de todos los animales, para que sobrevivan contigo. Esa pareja debe ser un macho y una hembra. 20 Dos de cada especie de aves, de cada especie de animal y de cada especie de criatura que se arrastra por el suelo, vendrán a ti para que sobrevivan. 21 También debes almacenar y llevar un poco de cada tipo de comida para que se alimenten tú y los animales».
22 Noé hizo todo exactamente como Dios le ordenó.
24 El agua se mantuvo a ese nivel durante 150 días.
14 En el día 27 del segundo mes, la tierra ya estaba completamente seca. 15 Entonces Dios le dijo a Noé: 16 «Salgan del barco, tú, tu esposa, tus hijos y tus nueras. 17 Saca del barco a todo ser viviente que se encuentre contigo, todo animal, ave y criatura que se arrastre por el suelo, para que puedan tener cría y multiplicarse sobre la tierra».
18 Así, Noé, sus hijos, su esposa y sus nueras salieron del barco. 19 Todos los animales domésticos y salvajes, todos los que se arrastran por el suelo y todas las aves, salieron en familias.
Dios está dispuesto a ayudarnos
Al director. Canto de los descendientes de Coré. Con el Alamot.[a]
1 Dios es nuestro refugio y fortaleza.
Él siempre está dispuesto a ayudarnos en los momentos difíciles.
2 Por eso no tendremos miedo,
aunque la tierra sufra cambios
y las montañas se precipiten al fondo del mar,
3 aunque rujan los mares y se agiten sus olas,
y las montañas tiemblen a causa de su furor. Selah
4 Un río con sus corrientes riega de alegría la ciudad de Dios,
el santo lugar donde habita el Altísimo.
5 Dios está en medio de esa ciudad y no será removida.
Al amanecer Dios la ayudará.
6 Hay agitación en las naciones y los reinos se tambalean.
Él deja oír su voz y la tierra se derrite.
7 El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros.
El Dios de Jacob es nuestro refugio. Selah
8 Vengan y vean las obras del SEÑOR,
que ha ordenado destrucción en la tierra.
9 Él ha puesto fin a las guerras hasta lo último de la tierra.
Destruye el arco, rompe la lanza
y quema los carros de combate.
10 Dios dice: «Dejen de pelear y acepten que yo soy Dios,
todos me darán honor.
Yo gobierno a las naciones
y controlo al mundo entero».
11 El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros.
El Dios de Jacob es nuestro refugio. Selah
16 Pues no siento vergüenza de la buena noticia acerca de Cristo porque es el poder que Dios usa para salvar a todos los que creen en él. Se anunció primero a los judíos, pero ahora también se anuncia a los que no son judíos[a]. 17 (A)La buena noticia acerca de Cristo revela el plan de Dios para traer justicia al mundo entero.[b] Se está extendiendo de los que creen a los que van a creer,[c] como está escrito: «El aprobado por Dios,[d] por la fe vivirá».[e]
22 sino que tiene que ver con la fe en Jesucristo.[a] Dios aprueba a todo el que tiene fe en Jesucristo, no importa quién sea. 23 Todos pecaron y por eso no pueden participar de la gloria de Dios. 24 Dios, por su generoso amor, aprueba a todos gratuitamente. Es un regalo de Dios hecho posible porque Jesucristo hizo lo necesario para liberarnos del pecado. 25-26 Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su muerte, el perdón de los pecados. El perdón se recibe a través de la fe. Él ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia pasó por alto los pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús.
27 Entonces, ¿Hay alguna razón para estar orgullosos de nosotros mismos? ¡No la hay! ¿Por qué razón? Por razón de fe y no por cumplir la ley. 28 Por eso decimos que uno es aprobado por la fe y no por cumplir la ley.
29 ¿Acaso Dios es sólo Dios de los judíos? ¿No lo es también de los que no son judíos? ¡Claro que sí! 30 Hay un solo Dios y él aprobará a los judíos[a] por la fe, pero también por la fe aprobará a los que no son judíos.[b] 31 Entonces, ¿con la fe eliminamos la ley? ¡De ninguna manera! Por el contrario, confirmamos lo que la ley enseña.
21 »No todo el que afirma que yo soy su Señor entrará en el reino de Dios. Sólo entrará el que obedezca a mi Padre que está en el cielo. 22 Vendrá el día en que muchos me van a decir: “Tú eres nuestro Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre”. 23 Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”.
El prudente y el insensato
(Lc 6:47-49)
24 »Por lo tanto, quien oiga mis enseñanzas y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Llovió fuerte, los ríos crecieron, los vientos soplaron y golpearon contra aquella casa. Sin embargo, la casa no se cayó porque estaba construida sobre la roca. 26 Pero el que oiga mis palabras y no las ponga en práctica, será como el insensato que construyó su casa sobre arena. 27 Llovió fuerte, los ríos crecieron, los vientos soplaron y golpearon contra la casa. La casa se derrumbó y fue todo un desastre».
28 Cuando Jesús terminó de decir esto, la gente se admiraba de su enseñanza, 29 porque él les enseñaba como alguien que tiene autoridad y no como los maestros de la ley.
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