Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Segundo cantar
Amada
8 ¡Es la voz de mi amor!
Miradlo cómo viene,
brincando por los montes,
saltando por los cerros.
9 Mi amor es como un corzo,
es como un cervatillo.
Mirad, se ha parado tras la tapia,
mirando por las ventanas,
espiando entre las rejas.
10 Mi amor habla y me dice:
— “Levántate, mi amada,
hermosa mía, y ven.
11 Que el invierno ha pasado,
han cesado y se han ido las lluvias.
12 Brotan flores en la tierra,
llega el tiempo de los cantos
y el arrullo de la tórtola
ya se oye en nuestros campos.
13 Las higueras echan higos
y hay aroma de uva en flor.
Levántate, mi amada,
hermosa mía, y ven.
Los hijos de Jacob
31 Cuando el Señor vio que Lía no era amada, la hizo fecunda, mientras Raquel seguía estéril. 32 Lía quedó embarazada y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, pues dijo:
— El Señor ha visto mi aflicción; ahora mi marido me amará.
33 Lía volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, al que llamó Simeón, y comentó:
— El Señor se ha dado cuenta de que era menospreciada, y por eso me dio también este hijo.
34 Volvió a quedar embarazada y dio a luz un tercer hijo, al que llamó Leví, y comentó:
— Ahora sí que mi marido se sentirá ligado a mí, porque le he dado tres hijos.
35 Lía volvió a quedar embarazada y dio a luz un hijo más, al que llamó Judá, y comentó:
— Esta vez alabaré al Señor.
Y Lía dejó de dar a luz.
II.— LIBRO DE LA PASIÓN Y DE LA GLORIA (13—20)
Jesús lava los pies a sus discípulos
13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el fin. 2 Se habían puesto a cenar y el diablo había metido ya en la cabeza de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de traicionar a Jesús. 3 Con plena conciencia de haber venido de Dios y de que ahora volvía a él, y perfecto conocedor de la plena autoridad que el Padre le había dado, 4 Jesús interrumpió la cena, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó a la cintura. 5 Después echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. 6 Cuando le llegó la vez a Simón Pedro, este le dijo:
— Señor, ¿vas a lavarme los pies tú a mí?
7 Jesús le contestó:
— Lo que estoy haciendo, no puedes comprenderlo ahora; llegará el tiempo en que lo entiendas.
8 Pedro insistió:
— Jamás permitiré que me laves los pies.
Jesús le respondió:
— Si no me dejas que te lave, no podrás seguir contándote entre los míos.
9 Le dijo entonces Simón Pedro:
— Señor, no sólo los pies; lávame también las manos y la cabeza.
10 Pero Jesús le replicó:
— El que se ha bañado y está completamente limpio, sólo necesita lavarse los pies. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.
11 Jesús sabía muy bien quién iba a traicionarlo; por eso añadió: “No todos estáis limpios.”
12 Una vez que terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y les preguntó:
— ¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, porque efectivamente lo soy. 14 Pues bien, si yo, vuestro Maestro y Señor, os he lavado los pies, lo mismo debéis hacer vosotros unos con otros. 15 Os he dado ejemplo para que os portéis como yo me he portado con vosotros. 16 Os aseguro que el siervo no puede ser mayor que su amo; ni el enviado, superior a quien lo envió. 17 Si comprendéis estas cosas y las ponéis en práctica seréis dichosos.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España