); Wisdom 4:7-15 (The righteous are rewarded); Acts 7:59—8:8 (Stephen is stoned to death) (La Palabra (España))
Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 148
Alabad todos al Señor
148 ¡Aleluya!
Alabad al Señor desde los cielos,
alabad al Señor en las alturas.
2 Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todo su ejército.
3 Alabadlo, sol y luna,
alabadlo estrellas brillantes.
4 Alabadlo, los cielos más altos,
las aguas que estáis sobre ellos.
5 Que alaben el nombre del Señor,
pues lo mandó y fueron creados,
6 los asentó para siempre jamás,
los sometió a una ley que nunca pasará.
7 Alabad al Señor desde la tierra,
monstruos marinos y todos los mares,
8 fuego y granizo, nubes y nieve,
viento huracanado que cumple su mandato,
9 montañas y todas las colinas,
árboles frutales y todos los cedros,
10 fieras y todo el ganado,
reptiles y pájaros alados;
11 reyes de la tierra y pueblos todos,
príncipes y jueces de la tierra,
12 los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos con los niños.
13 Alabad el nombre del Señor,
que sólo su nombre es excelso,
su majestad domina cielos y tierra.
14 Él reviste de fortaleza a su pueblo,
es motivo de alabanza para sus fieles,
para Israel, su pueblo cercano.
¡Aleluya!
59 Esteban, por su parte, oraba con estas palabras mientras era apedreado:
— Señor Jesús, acoge mi espíritu.
60 Luego dobló las rodillas y clamó en alta voz:
— ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!
Y, sin decir más, expiró.
8 Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban.
Persecución de la Iglesia
Aquel mismo día se desató una violenta persecución contra la iglesia de Jerusalén. Todos los fieles, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría. 2 Unos hombres piadosos enterraron el cuerpo de Esteban y lloraron sentidamente su muerte. 3 Mientras tanto, Saulo asolaba la Iglesia: irrumpía en las casas, apresaba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
II.— TESTIGOS EN JUDEA Y SAMARÍA (8,4—12,25)
Evangelización de Samaría (8,4-40)
Felipe en Samaría
4 Los discípulos que tuvieron que dispersarse iban de pueblo en pueblo anunciando el mensaje. 5 Felipe, en concreto, llegó a la ciudad de Samaría y les predicaba al Mesías. 6 La gente en masa escuchaba con atención a Felipe, pues habían oído hablar de los milagros que realizaba y ahora los estaban viendo. 7 Hubo muchos casos de espíritus malignos que abandonaron a sus víctimas lanzando alaridos; y numerosos paralíticos y cojos fueron también curados, 8 de manera que la ciudad se llenó de alegría.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España