Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Alabanza de los rescatados
12 Aquel día dirás:
Te doy gracias, Señor. Estabas airado,
pero desviaste tu ira y me consolaste.
2 Pues Dios es mi salvación,
en él confío y nada temo;
Dios es mi fuerza y mi canto,
el Señor es mi salvación.
3 Sacaréis agua gozosos
del manantial de la salvación.
4 Aquel día diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre;
contad entre los pueblos sus gestas,
proclamad que su nombre es excelso.
5 Cantad al Señor, porque ha hecho proezas,
difundid la noticia por toda la tierra.
6 Gritad, vitoread, habitantes de Sión,
que es grande entre vosotros el Santo de Israel.
Descripción del pecado del pueblo
59 No es tan corta la mano del Señor
que no pueda salvar;
tampoco su oído es tan duro
que no pueda oír;
2 son vuestros pecados los que crean un abismo
entre vosotros y vuestro Dios;
son vuestros delitos los que hacen
que oculte su rostro y no os oiga,
por no veros ni oíros.
3 Están vuestras manos repletas de crímenes,
vuestros dedos tintos en sangre,
vuestros labios hablan en falso,
vuestra lengua musita maldades.
4 Nadie recurre a la justicia,
nadie pleitea con lealtad;
se basan en naderías y dicen falsedades,
se preñan de injusticia y paren maldad.
5 Incuban huevos de serpiente,
tejen telas de araña;
quien come de sus huevos, muere;
si los abren, sale una víbora.
6 Lo que tejen no sirve de vestido,
con lo que fabrican, no te puedes cubrir;
sus acciones son todas criminales,
sus manos perpetran violencia.
7 Sus pies caminan deprisa hacia el mal,
se apresuran a derramar sangre inocente;
sus proyectos son proyectos inicuos,
en sus sendas abundan azote y destrucción.
8 No conocen el camino de la paz,
carecen de derecho sus senderos;
caminan por sendas tortuosas,
quien las pisa desconoce la paz.
El pueblo reconoce su pecado
9 Por eso tenemos lejos el derecho,
no ha llegado a nosotros la justicia;
esperábamos luz y estamos a oscuras,
claridad, y andamos en tinieblas.
10 Palpamos como ciegos la pared,
como invidentes andamos a tientas;
trompicamos a mediodía
como si fuera de noche;
rebosamos salud y parecemos muertos.
11 Todos gruñimos como osos,
zureamos igual que palomas.
Esperábamos derecho, ¡y nada!,
salvación, y la tenemos lejos.
12 Nuestros delitos contra ti son muchos,
nuestros pecados testifican contra nosotros;
nuestros crímenes siempre nos acompañan,
y conocemos bien nuestras culpas:
13 rebelarnos y renegar del Señor,
dejar de seguir a nuestro Dios;
hablar de opresiones y revueltas,
urdir palabras engañosas.
14 Y queda marginado el derecho,
la justicia permanece alejada,
pues tropieza en las calles la lealtad,
la honradez no sabe abrirse paso.
15 La lealtad brilla por su ausencia,
quien se aparta del mal es despojado.
Intervención liberadora del Señor
El Señor ha visto disgustado
que ya no existe el derecho;
Perseverancia en las pruebas
3 Hermanos, debemos dar gracias a Dios sin cesar por vosotros. Es justo que lo hagamos así porque progresáis extraordinariamente en la fe y es cada vez mayor el amor mutuo que os tenéis todos vosotros. 4 Por eso, nos sentimos orgullosos de vosotros en medio de las iglesias de Dios; orgullosos de vuestra entereza y vuestra fe ante el cúmulo de persecuciones y pruebas que soportáis 5 y que son una señal del justo juicio de Dios que quiere haceros dignos del reino por el cual ahora sufrís.
I.— EL JUSTO JUICIO DE DIOS (1,6-12)
La venida del Señor, como juez justo
6 Dios es justo y hará que sufran quienes os están ocasionando sufrimientos; 7 Hará también que vosotros, los que habéis sufrido, compartáis con nosotros el descanso cuando Jesús, el Señor, se manifieste desde el cielo con sus ángeles poderosos 8 y aparezca como una llama ardiente haciendo justicia con aquellos que no quieren conocer a Dios ni escuchar el mensaje evangélico de Jesús, nuestro Señor. 9 Su castigo será la ruina eterna, la separación definitiva del Señor y de su glorioso poder, 10 cuando venga en aquel día y se manifieste glorioso entre sus elegidos y admirable en medio de todos los que hayan creído; porque vosotros habéis acogido con fe nuestro testimonio.
11 Esta es la razón por la que rogamos sin cesar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su llamamiento y lleve a término con eficacia y plenitud no sólo todo buen propósito, sino también la obra de la fe. 12 De este modo, nuestro Señor Jesucristo será glorificado en vosotros y vosotros en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y Señor Jesucristo.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España