Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Siempre te alabaré
Canto para la dedicación del templo. Canción de David.
1 SEÑOR, yo te alabo porque tú me sacaste del peligro
y no les diste motivo a mis enemigos de alegrarse con mi desgracia.
2 SEÑOR Dios mío, clamé por tu ayuda
y tú me sanaste.
3 SEÑOR, tú me sacaste del lugar de la muerte[a];
estaba al borde de la tumba y me diste vida.
4 Que cante al SEÑOR todo su pueblo fiel
y honre su sagrado nombre.
5 Porque su enojo dura sólo por un momento,
pero luego su favor sigue dando vida.
Por la noche hubo llanto,
pero al amanecer hubo canto.
6 Yo pensaba, muy seguro,
que nada podía vencerme.
7 Mientras me mostraste tu bondad
me sentía invencible,[b] SEÑOR.
Pero cuando te alejaste de mí,
me invadió el miedo.
8 SEÑOR, entonces te pedí ayuda;
imploré tu compasión, Señor.
9 ¿De qué serviría que yo muriera,
que descienda al sepulcro?
El polvo no puede alabarte
ni puede hablarle a otros de tu bondad.
10 SEÑOR, escucha mi oración y muéstrame tu compasión.
¡Ayúdame, SEÑOR!
11 Entonces tú cambiaste mi tristeza en baile.
Me quitaste el luto y me vestiste de alegría.
12 Que todo mi ser te alabe,
te alabaré por siempre, SEÑOR.
La mujer de Sunén y Eliseo
8 Un día Eliseo fue a Sunén, donde vivía una mujer importante. Ella insistió en que Eliseo se quedara a comer en su casa. Así que cada vez que Eliseo pasaba por aquel lugar se detenía para comer ahí.
9 La mujer le dijo a su esposo:
—Mira, tú sabes que Eliseo es un hombre santo de Dios y que siempre pasa por nuestra casa. 10 Por favor, hagámosle un cuarto en la planta alta. Pongámosle una cama en el cuarto con una mesita, una silla y una lámpara. Entonces, cuando se hospede en nuestra casa podrá tener su propio cuarto.
11 Un día Eliseo se hospedó en la casa y entró al cuarto para descansar. 12 Eliseo le dijo a su siervo Guiezi:
—Llama a esta mujer sunamita.
El siervo la llamó y ella fue y lo atendió. 13 Eliseo le dijo:
—Ahora dile: “Mira, has hecho lo mejor que has podido para atendernos. ¿Qué podemos hacer por ti? ¿Quieres que hablemos de tu parte al rey o al comandante del ejército?”
Ella contestó:
—Estoy contenta viviendo entre mi pueblo.
14 Eliseo le dijo a Guiezi:
—¿Qué podemos hacer por ella?
Él contestó:
¡Ya sé! Ella no tiene hijos y su esposo ya es viejo.
15 Entonces Eliseo le dijo:
—Llámala de nuevo.
Entonces Guiezi la llamó y ella se acercó para atenderlo. 16 Eliseo le dijo:
—Para la primavera entrante tendrás en brazos a tu propio hijo.
La mujer respondió:
—¡No, señor! ¡Que el hombre de Dios no me mienta!
17 Sin embargo, la mujer quedó embarazada y la siguiente primavera dio a luz a un hijo, tal como Eliseo le había dicho.
14 Así que todos sabemos que la ley es espiritual, pero yo no soy espiritual porque el pecado tiene poder sobre mí. Soy como un esclavo del pecado. 15 No sé qué está pasando conmigo: lo que quisiera hacer no lo hago y resulto haciendo lo que odio. 16 Como no me gusta hacer el mal que hago, eso significa que reconozco que la ley es buena. 17 Pero en realidad no soy yo el que hace esas maldades, sino el pecado que vive en mí. 18 Yo sé que en mí el bien no tiene vida, es decir, no reside en mi naturaleza humana. Hay en mí el deseo de hacer el bien, pero no puedo llevarlo a cabo. 19 En efecto, no hago el bien que quiero hacer, sino que hago el mal que no quiero hacer. 20 Entonces si hago lo que no quiero hacer, no soy en realidad yo el que hace el mal, sino el pecado que vive en mí.
21 Así que he aprendido esta regla: aunque quiero hacer el bien, el mal está ahí conmigo. 22 En mi interior yo estoy de acuerdo con la ley de Dios. 23 Pero veo que aunque mi mente la acepta, en mi cuerpo hay otra ley que lucha contra la ley de Dios. Esa otra ley es la ley que impone el pecado. Esa ley vive en mi cuerpo y me hace prisionero del pecado. 24 ¡Eso es terrible! ¿Quién me salvará de este cuerpo que me causa muerte? 25 ¡Dios me salvará! Le doy gracias a él por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Así que mi intención es servir a la ley establecida por Dios, pero con mi cuerpo actúo como esclavo de una ley establecida por el pecado.
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