Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
14 «Por eso, ahora voy a seducirla,
la llevaré al desierto
y le hablaré con ternura.
15 Allí le devolveré sus viñedos
y convertiré el valle de Acor[a] en una puerta de Esperanza.
Allí responderá, como en los días de su juventud,
como en el día en que salió de Egipto.
16 »En aquel día», afirma el Señor,
«me llamarás “esposo mío”
y no me llamarás más “mi señor”.[b]
17 Quitaré de tus labios el nombre de tus baales
y nunca más volverás a invocarlos.
18 En aquel día haré un pacto en favor de ellos
con los animales del campo, con las aves de los cielos
y con los reptiles de la tierra.
Eliminaré del país arcos, espadas y guerra,
para que todos duerman seguros.
19 Te haré mi esposa para siempre.
Te haré mi esposa con derecho y justicia,
en gran amor y compasión.
20 Te haré mi esposa con fidelidad
y entonces conocerás al Señor.
Salmo de David.
103 Alaba, alma mía, al Señor;
alabe todo mi ser su santo nombre.
2 Alaba, alma mía, al Señor
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él perdona todos tus pecados
y sana todas tus dolencias;
4 él rescata tu vida del sepulcro
y te corona de gran amor y misericordia;
5 él te colma de bienes
y tu juventud se renueva como el águila.
6 El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos.
7 Dio a conocer sus caminos a Moisés;
reveló sus obras al pueblo de Israel.
8 El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para la ira y grande en amor.
9 No sostiene para siempre su querella
ni guarda rencor eternamente.
10 No nos trata conforme a nuestros pecados
ni nos paga según nuestras iniquidades.
11 Tan grande es su amor por los que le temen
como alto es el cielo sobre la tierra.
12 Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones
como lejos del oriente está el occidente.
13 Tan compasivo es el Señor con los que le temen
como lo es un padre con sus hijos.
22 Bendigan al Señor, todas sus obras
en todos los ámbitos de su dominio.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
3 ¿Acaso comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos que presentarles o pedirles a ustedes cartas de recomendación, como hacen algunos? 2 Ustedes mismos son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída por todos. 3 Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida[a] por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones.
4 Esta es la confianza que delante de Dios tenemos por medio de Cristo. 5 No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios. 6 Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra, sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
Llamamiento de Leví(A)
13 De nuevo salió Jesús a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él y él les enseñaba. 14 Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos.
«Sígueme» —dijo Jesús.
Y Leví se levantó y lo siguió.
15 Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores comieron con él y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían. 16 Cuando los maestros de la Ley, que eran fariseos, vieron con quién comía, preguntaron a sus discípulos:
—¿Por qué come con recaudadores de impuestos y con pecadores?
17 Al oír esto, Jesús contestó:
—No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Le preguntan a Jesús sobre el ayuno(B)
18 Al ver que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, algunos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Cómo es que los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan, pero los tuyos no?
19 Jesús contestó:
—¿Acaso pueden ayunar los invitados del novio mientras él está con ellos? No pueden hacerlo mientras lo tienen con ellos. 20 Pero llegará el día en que se les quitará el novio y ese día sí ayunarán. 21 Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva. De hacerlo así, el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. 22 Ni echa nadie vino nuevo en recipientes de cuero viejo. De hacerlo así, el vino hará reventar el cuero y se arruinarán tanto el vino como los recipientes. Más bien, el vino nuevo se echa en recipientes de cuero nuevo.
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