Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
31 »Vienen días»,
afirma el Señor,
«en que haré un nuevo pacto
con Israel y con Judá.
32 No será un pacto
como el que hice con sus antepasados
el día en que los tomé de la mano
y los saqué de Egipto,
ya que ellos lo quebrantaron
a pesar de que yo era su esposo»,
afirma el Señor.
33 «Este es el pacto que después de aquel tiempo
haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor.
«Pondré mi Ley en su mente
y la escribiré en su corazón.
Yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.
34 Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo;
tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”,
porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande,
me conocerán»,
afirma el Señor.
«Porque yo perdonaré su iniquidad
y nunca más me acordaré de sus pecados».
Al director musical. Salmo de David, cuando el profeta Natán fue a verlo por haber cometido David adulterio con Betsabé.
51 Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu gran amor;
conforme a tu misericordia,
borra mis transgresiones.
2 Lávame de toda mi maldad
y límpiame de mi pecado.
3 Yo reconozco mis transgresiones;
siempre tengo presente mi pecado.
4 Contra ti he pecado, solo contra ti,
y he hecho lo que es malo ante tus ojos;
por eso, tu sentencia es justa
y tu juicio, irreprochable.
5 Yo sé que soy pecador de nacimiento;
pecador, desde que me concibió mi madre.
6 Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo;
en lo secreto me has enseñado sabiduría.
7 Purifícame con hisopo y quedaré limpio;
lávame y quedaré más blanco que la nieve.
8 Anúnciame gozo y alegría;
infunde gozo en estos huesos que has quebrantado.
9 Aparta tu rostro de mis pecados
y borra toda mi maldad.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio
y renueva un espíritu firme dentro de mí.
11 No me alejes de tu presencia
ni me quites tu Santo Espíritu.
12 Devuélveme la alegría de tu salvación;
que un espíritu de obediencia me sostenga.
Bet
9 ¿Cómo puede el joven mantener limpio su camino?
Viviendo conforme a tu palabra.
10 Yo te busco con todo el corazón;
no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
11 En mi corazón atesoro tus dichos
para no pecar contra ti.
12 ¡Bendito seas, Señor!
¡Enséñame tus estatutos!
13 Con mis labios he proclamado
todas las leyes que has promulgado.
14 Me regocijo en el camino de tus mandatos
más que en[a] todas las riquezas.
15 En tus preceptos medito
y pongo mis ojos en tus sendas.
16 En tus estatutos hallo mi deleite
y jamás olvidaré tu palabra.
5 Tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que Dios le dijo:
«Tú eres mi Hijo;
hoy mismo te he engendrado».[a]
6 Y en otro pasaje dice:
«Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec».[b]
7 En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su temor reverente. 8 Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer. 9 Al ser así perfeccionado, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen 10 y Dios lo nombró sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Jesús predice su muerte
20 Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos. 21 Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron:
—Señor, queremos ver a Jesús.
22 Felipe fue a decírselo a Andrés y ambos fueron a decírselo a Jesús.
23 —Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado —afirmó Jesús—. 24 Les aseguro que, si la semilla de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que ama su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo la conserva para la vida eterna. 26 Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.
27 »Ahora mi alma está angustiada, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! 28 ¡Padre, glorifica tu nombre!
Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado y volveré a glorificarlo». 29 La multitud que estaba allí y que oyó la voz decía que había sido un trueno; otros decían que un ángel le había hablado.
30 —Esa voz no vino por mí, sino por ustedes —dijo Jesús—. 31 El juicio de este mundo ha llegado ya y el príncipe de este mundo va a ser expulsado. 32 Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
33 Con esto daba Jesús a entender de qué manera iba a morir.
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