Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
40 Entonces se encendió la ira del Señor(A) contra su pueblo,
y Él aborreció su heredad[a](B).
41 Los entregó en mano de las naciones[b](C),
y los que los aborrecían se enseñorearon sobre ellos.
42 Sus enemigos también los oprimieron(D),
y fueron subyugados bajo su poder[c].
43 Muchas veces los libró(E);
ellos, sin embargo, fueron rebeldes a su consejo(F),
y se hundieron en su iniquidad(G).
12 ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto(A)? ¿A quién ha hablado la boca del Señor(B) que pueda declararlo? ¿Por qué está arruinado el país, desolado como un desierto(C) sin que nadie pase por él? 13 Respondió el Señor: Porque han abandonado mi ley que puse delante de ellos, y no han obedecido mi voz ni andado conforme a ella(D), 14 sino que han andado tras la terquedad de sus corazones(E) y tras los baales(F), tal como sus padres les enseñaron(G). 15 Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, yo daré de comer(H) ajenjo a este pueblo y le daré de beber agua envenenada(I). 16 Los esparciré entre naciones que no conocieron ni ellos ni sus padres(J), y enviaré tras ellos la espada hasta aniquilarlos(K).
17 Así dice el Señor de los ejércitos:
Considerad, llamad a las plañideras, que vengan(L);
enviad por las más hábiles, que vengan(M),
18 que se apresuren y eleven una lamentación por nosotros,
para que derramen lágrimas nuestros ojos
y fluya agua de nuestros párpados(N).
19 Porque voz de lamentación(O) se oye desde Sión:
«¡Cómo hemos sido arrasados(P)!
En gran manera estamos avergonzados,
porque tenemos que abandonar la tierra(Q),
porque han derribado nuestras moradas».
20 Oíd, pues, mujeres, la palabra del Señor,
y reciba vuestro oído la palabra de su boca;
enseñad la lamentación a vuestras hijas(R)
y la endecha cada una a su vecina.
21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas,
ha entrado en nuestros palacios,
exterminando a los niños(S) de las calles,
a los jóvenes(T) de las plazas.
22 Di: Así declara el Señor:
«Los cadáveres de los hombres caerán
como estiércol sobre la faz del campo,
y como gavillas tras el segador,
y no habrá quien las recoja(U)».
23 Así dice el Señor:
No se gloríe el sabio de su sabiduría(V),
ni se gloríe el poderoso de su poder(W),
ni el rico se gloríe de su riqueza(X);
24 mas el que se gloríe, gloríese de esto:
de que me entiende y me conoce(Y),
pues yo soy el Señor que hago misericordia(Z),
derecho y justicia en la tierra,
porque en estas cosas me complazco(AA) —declara el Señor.
25 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que castigaré a todo el que esté circuncidado solo en la carne[a](AB): 26 a Egipto, a Judá, a los hijos de Amón, a Moab y a todos los que se rapan las sienes(AC), a los que habitan en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón(AD).
Arresto de Pedro y Juan
4 Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima(A) los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo(B), y los saduceos(C), 2 indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en[a] Jesús la resurrección de entre los muertos(D). 3 Les echaron mano, y los pusieron en la cárcel(E) hasta el día siguiente, pues ya era tarde. 4 Pero muchos de los que habían oído el mensaje[b] creyeron, llegando el número de los hombres como a cinco mil(F).
Pedro y Juan ante el concilio
5 Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos(G) y escribas; 6 estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás(H), Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. 7 Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder[c], o en qué nombre, habéis hecho esto? 8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo(I), les dijo: Gobernantes y ancianos(J) del pueblo[d], 9 si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera[e] este ha sido sanado[f](K), 10 sabed todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno(L), a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos(M), por Él[g], este hombre se halla aquí sano delante de vosotros. 11 Este Jesús(N) es la piedra(O) desechada(P) por vosotros los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular[h]. 12 Y en ningún otro(Q) hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser[i] salvos.
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