Revised Common Lectionary (Complementary)
7 La ley de Jehová es perfecta:
convierte el alma;
el testimonio de Jehová es fiel:
hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos de Jehová son rectos:
alegran el corazón;
el precepto de Jehová es puro:
alumbra los ojos.
9 El temor de Jehová es limpio:
permanece para siempre;
los juicios de Jehová son verdad:
todos justos.
10 Deseables son más que el oro,
más que mucho oro refinado;
y dulces más que la miel,
la que destila del panal.
11 Tu siervo es, además, amonestado con ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.
12 ¿Quién puede discernir sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro
y estaré libre de gran rebelión.
14 ¡Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti,
Jehová, roca mía y redentor mío!
La Ley, escrita en piedra
27 Moisés y los ancianos de Israel dijeron al pueblo:
«Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy. 2 El día que pases el Jordán para entrar a la tierra que Jehová, tu Dios, te da, levantarás piedras grandes, las revocarás con cal 3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley, en cuanto hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová, el Dios de tus padres, te ha dicho. 4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, las revocarás con cal 5 y edificarás allí un altar a Jehová, tu Dios, un altar de piedras; no las labrarás con instrumentos de hierro. 6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová, tu Dios, y ofrecerás sobre él un holocausto a Jehová, tu Dios. 7 Sacrificarás ofrendas de paz, comerás allí y te alegrarás delante de Jehová, tu Dios. 8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta Ley.»
9 Después Moisés, junto con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel y dijo: «Guarda silencio y escucha, Israel. Hoy has pasado a ser el pueblo de Jehová, tu Dios. 10 Oirás, pues, la voz de Jehová, tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy.»
La sal de la tierra
13 »Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
La luz del mundo
14 »Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Jesús y la Ley
17 »No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir, 18 porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20 »Por tanto, os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
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