Revised Common Lectionary (Complementary)
Dios siempre protege a su pueblo
Un poema de Asaf.
1 Pueblo mío, escucha mi enseñanza;
presta atención a lo que te digo.
2 Contaré una historia;
hablaré de misterios de la antigüedad.
3 Nosotros ya hemos escuchado esa historia y la conocemos muy bien;
porque nuestros padres nos la contaron.
4 No la esconderemos a nuestros descendientes;
se la contaremos a las siguientes generaciones.
Siempre alabaremos al SEÑOR
y hablaremos de las grandes maravillas que ha hecho.
52 Entonces, él guió a Israel como un pastor;
llevó a su pueblo por el desierto como a un rebaño de ovejas.
53 Él guió a su pueblo con seguridad
para que no tuvieran nada que temer,
pero ahogó a sus enemigos en el mar.
54 Llevó a su pueblo a su tierra santa,
al monte que él mismo conquistó con su poder.
55 Expulsó de esa tierra a otras naciones
y se la repartió por medida a su pueblo como posesión.
De esa manera estableció las carpas de las tribus de Israel.
56 Pero los israelitas siguieron rebelándose contra el Dios altísimo,
poniéndolo a prueba y desobedeciendo sus mandatos.
57 Los israelitas se voltearon como un bumerán y traicionaron a Dios;
cambiaron de parecer al igual que sus antepasados.
58 Despertaron su ira al construir altares
para adorar a otros dioses.
Hicieron dar celos a Dios
al hacer estatuas de dioses falsos.
59 Dios se enteró de eso y se enojó bastante
así que rechazó por completo a Israel.
60 Él abandonó el lugar de adoración que había en Siló[a],
que era su habitación entre los seres humanos.
61 Permitió que capturaran el símbolo de su poder;
dejó que el enemigo se apoderara del símbolo de su gloria.
62 Dejó que mataran a su pueblo con la espada.
Mostró toda su ira contra los que son su posesión.
63 Los jóvenes fueron consumidos por el fuego
y no hubo canciones de bodas para sus novias.
64 Los sacerdotes fueron muertos por la espada,
y sus viudas no pudieron hacer duelo por ellos.
65 Finalmente, nuestro Señor se levantó
como despertando de un sueño profundo.
Como soldado borracho salió gritando,
66 forzó al enemigo a retroceder.
Venció a sus enemigos,
causándoles para siempre profunda humillación.
67 Pero rechazó a la familia de José,
y no aceptó a la tribu de Efraín.
68 En lugar de ellos eligió a la tribu de Judá
y a su querido monte Sion.
69 Construyó su santuario en lo alto de ese monte,
y lo afirmó para siempre al igual que la tierra.
70 Dios eligió como su siervo a David,
y lo sacó de los rediles de ovejas.
71 Lo quitó de andar cuidando los rebaños
y le encargó ser pastor de su pueblo Jacob,
y de Israel, su posesión.
72 Y David cuidó y dirigió al pueblo de Dios
con honestidad e inteligencia.
27 El día de descanso algunos fueron a recoger maná, pero no encontraron nada. 28 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
—¿Hasta cuándo van a seguir desobedeciendo mis órdenes y mis leyes? 29 Tengan presente que el SEÑOR les dio el día de descanso y esa es la razón por la cual les da la comida necesaria para dos días. Todos ustedes deben quedarse en su carpa; ninguno debe venir aquí el día de descanso.
30 Entonces el pueblo se dedicó a descansar el día de descanso.
31 Los israelitas llamaron a esa comida «maná». Era blanco como semilla de cilantro y sabía a hojuelas con miel. 32 Moisés dijo:
—Esto fue lo que ordenó el SEÑOR: “Guarden como 2 kilos de maná para que sus descendientes vean la comida que yo les di en el desierto, cuando los saqué de Egipto”.
33 Luego Moisés le dijo a Aarón:
—Toma una vasija y pon en ella unos 2 kilos de maná. Ponla en la presencia del SEÑOR y guárdala para tus futuras generaciones.
34 Aarón hizo lo que el SEÑOR le había ordenado a Moisés y puso la vasija ante el cofre del pacto. 35 Los israelitas comieron maná durante 40 años, hasta que llegaron a tierras habitadas. Lo comieron hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán. 36 Usaban en ese tiempo una medida llamada gómer. Diez gómer equivalían a un efa.
La reunión en Jerusalén
15 Algunos hombres llegaron a Antioquía desde Judea. Empezaron a enseñar a los hermanos: «Ustedes no se salvarán si no se circuncidan, como manda la tradición de Moisés».[a] 2 Pablo y Bernabé estaban en contra de esta enseñanza y discutieron mucho con ellos. Por fin se decidió que Pablo, Bernabé y otros fueran a Jerusalén para hablar con los apóstoles y los ancianos líderes acerca de este asunto.
3 Patrocinados por la iglesia pasaron por las regiones de Fenicia y Samaria, contando detalladamente cómo los que no eran judíos habían creído, lo que era motivo de gran alegría para todos los hermanos en cada lugar. 4 Cuando ellos llegaron a Jerusalén, los apóstoles, los ancianos líderes y toda la iglesia les dieron la bienvenida. Pablo, Bernabé y los demás les contaron lo que Dios había hecho con ellos. 5 Pero algunos creyentes, partidarios de los fariseos, se pusieron de pie y dijeron:
—Los creyentes que no son judíos tienen que ser circuncidados y obedecer la ley de Moisés.
La carta para los que no son judíos
22 Entonces los apóstoles, los ancianos líderes y toda la iglesia eligieron algunos hombres para que fueran a Antioquía junto con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, al que le decían Barsabás, y a Silas, a quienes respetaban mucho. 23 El grupo envió la carta que decía:
De los apóstoles y ancianos líderes, sus hermanos.
A los hermanos que no son judíos de la ciudad de Antioquía y de las regiones de Siria y Silicia.
Saludos.
24 Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros han ido a ustedes sin nuestra autorización y les han dado enseñanzas que los tienen preocupados y confundidos. 25 Todos nosotros hemos llegado a un acuerdo y decidimos enviarles a ustedes algunos hombres, quienes van con nuestros queridos hermanos, Pablo y Bernabé. 26 Bernabé y Pablo han arriesgado su vida por servir al Señor Jesucristo. 27 Así que enviamos a Judas y a Silas con ellos, quienes les dirán lo mismo. 28 El Espíritu Santo y nosotros consideramos que no deben tener ninguna otra obligación aparte de estas: 29 no coman nada que haya sido ofrecido a los ídolos. Tampoco prueben sangre ni coman carne de animales que hayan sido estrangulados. No cometan ninguna clase de pecado sexual. Estarán obrando bien si se apartan de eso.
Que la pasen bien.
30 Entonces Pablo, Bernabé, Judas y Silas se fueron de Jerusalén a Antioquía. Allí reunieron al grupo de creyentes y les entregaron la carta. 31 Cuando los creyentes la leyeron, se pusieron felices porque la carta los animó mucho. 32 Judas y Silas, quienes también eran profetas, hablaron mucho con los hermanos. Con sus palabras los animaron y los fortalecieron bastante. 33 Judas y Silas se fueron después de haber estado allí por un tiempo. Los hermanos los despidieron en paz y ellos regresaron a aquellos que los habían enviado. 34 [a] 35 Pero Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía. Ellos y muchos otros enseñaron a los creyentes y anunciaron el mensaje acerca del Señor.
© 2005, 2015 Bible League International