Revised Common Lectionary (Complementary)
Al Vencedor; sobre Neginot: Salmo de David.
1 Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende.
2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare; a la peña más alta que me conduzcas,
3 porque tú has sido mi refugio, mi torre de fortaleza delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro en el escondedero de tus alas.
5 ¶ Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, has dado heredad a los que temen tu Nombre.
6 Días sobre días añadirás al Rey; sus años serán de generación a generación.
7 El estará para siempre delante de Dios; misericordia y verdad apercibe que lo conserven.
8 Así cantaré tu Nombre para siempre, pagando mis votos cada día.
19 ¶ Y él le dijo: Vete en paz. Y cuando se apartó de él una milla de tierra,
20 Giezi, el criado de Eliseo varón de Dios, dijo entre sí: He aquí mi señor estorbó a este sirio, Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído. Vive el SEÑOR, que correré yo tras él, y tomaré de él alguna cosa.
21 Y siguió Giezi a Naamán; y cuando Naamán le vio que venía corriendo tras él, descendió del carro para recibirle, y dijo: ¿No hay paz?
22 Y él dijo: Paz. Mi señor me envía a decir: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y sendas mudas de vestidos.
23 Y Naamán dijo: Si quiere toma dos talentos. Y él le constriñó, y ató dos talentos de plata en dos sacos, y dos mudas de vestidos, y lo puso a cuestas a dos de sus criados, que lo llevaran delante de él.
24 Y cuando llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en casa; luego mandó a los hombres que se fueran.
25 Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.
26 El entonces le dijo: ¿No fue también mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas y bueyes, esclavos y esclavas?
27 La lepra de Naamán se te pegará a ti, y a tu simiente para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.
10 ¶ Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, acabada toda la obra.
14 Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de la verdad, y vestidos de la cota de justicia.
15 Y calzados los pies con la preparación del Evangelio de la paz;
16 sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios;
18 por toda oración y ruego orando en todo tiempo en el espíritu, y velando en ello con toda instancia y súplica por todos los santos,
19 ¶ y por mí, para que me sea dada palabra en el abrir de mi boca con confianza, para hacer notorio el misterio del Evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas; que resueltamente hable de él, como debo hablar.
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