Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 82 (81)
Dios imparte justicia
82 Salmo de Asaf.
Dios se alza en la asamblea divina,
entre los dioses imparte justicia.
2 “¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente
y seréis favorables a los malos? [ Pausa]
3 Haced justicia al huérfano y al pobre,
defended al humilde y al necesitado,
4 poned a salvo al desvalido y al pobre,
¡libradlos de las garras del malvado!”.
5 Pero no entienden, no comprenden,
en medio de la oscuridad deambulan.
¡Que tiemblen los cimientos de la tierra!
6 Y yo dije: “Vosotros sois dioses,
hijos del Altísimo sois todos,
7 pero vais a morir como humanos,
caeréis como un príncipe cualquiera”
8 ¡Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra
porque todas las naciones son tuyas!
El regreso del Arca
6 El Arca del Señor permaneció siete meses en territorio filisteo. 2 Los filisteos hicieron llamar a los sacerdotes y adivinos para consultarles:
— ¿Qué podemos hacer con el Arca del Señor? Indicadnos cómo debemos enviarla a su lugar.
3 Ellos respondieron:
— Si queréis devolver el Arca del Dios de Israel, no la mandéis vacía; devolvedla con una compensación. Entonces os curaréis y sabréis por qué su castigo no os dejaba en paz.
4 Y preguntaron:
— ¿Qué compensación debemos hacerle?
Contestaron:
— A razón del número de príncipes filisteos, cinco tumores de oro y cinco ratas de oro, pues una misma plaga habéis sufrido todos vosotros y vuestros príncipes. 5 Haréis imágenes de los tumores y de las ratas que exterminan el país para glorificar al Dios de Israel. Tal vez así aplaque su castigo sobre vosotros, vuestros dioses y vuestro país. 6 No seáis tan obstinados como lo fueron los egipcios y el faraón que sólo cuando él los golpeó dejaron marchar a Israel. 7 Así, pues, construid una carreta nueva, tomad dos vacas que estén criando y que nunca hayan llevado yugo, enganchadlas a la carreta y dejad sus terneros en el establo. 8 Tomad luego el Arca del Señor, colocadla en la carreta junto con los objetos de oro que le ofrecéis como reparación metidos en una bolsa, y dejadla marchar. 9 Observad entonces: si se encamina hacia su territorio y sube hacia Bet Semes, demostrará que él nos ha causado esta terrible plaga. Si no es así, sabremos que él no nos ha castigado y que ha sido un accidente.
10 Y así lo hicieron. Tomaron dos vacas que estaban criando, las engancharon a la carreta y encerraron a sus terneros en el establo. 11 Luego colocaron en la carreta el Arca del Señor y la bolsa con las ratas de oro y las imágenes de sus tumores. 12 Las vacas tiraron derechas en dirección a Bet Semes. Caminaban mugiendo siempre por el mismo camino, sin desviarse a ningún lado, y los príncipes filisteos las siguieron hasta el término de Bet Semes.
13 Las gentes de Bet Semes, que estaban cosechando el trigo en el valle, levantaron la vista y, al ver el Arca, se alegraron. 14 La carreta llegó al campo de Josué, el de Bet Semes, y se detuvo allí, junto a una piedra grande. Entonces partieron la madera de la carreta y ofrecieron las vacas en holocausto al Señor. 15 Los levitas habían bajado el Arca del Señor y la bolsa que contenía los objetos de oro, colocándolos sobre la piedra grande. Aquel día la gente de Bet Semes ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor. 16 Los cinco príncipes filisteos estuvieron observando y regresaron a Ecrón el mismo día.
La gran tribulación (Mc 13,14-23; Lc 21,20-24)
15 Cuando veáis que en el lugar santo se instala el ídolo abominable de la destrucción anunciado por el profeta Daniel (medite en esto el que lo lea), 16 entonces los que estén en Judea huyan a las montañas; 17 el que esté en la azotea no baje a la casa a recoger ninguna de sus cosas, 18 y el que esté en el campo no regrese ni siquiera a recoger su manto. 19 ¡Ay de las mujeres embarazadas y de las que en esos días estén criando! 20 Orad para que cuando tengáis que huir no sea ni invierno ni sábado, 21 porque habrá entonces tanto sufrimiento como no lo ha habido desde que el mundo existe ni volverá a haberlo jamás. 22 Si Dios no acortara ese tiempo, nadie podría salvarse. Pero él lo abreviará por causa de los elegidos.
23 Si alguien os dice entonces: “Mirad, aquí está el Mesías”, o bien: “Mirad, está allí”, no lo creáis. 24 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas, que harán grandes señales milagrosas y prodigios con objeto de engañar, si fuera posible, incluso a los que Dios ha elegido. 25 Mirad que os lo advierto de antemano. 26 Así que si alguien os dice: “El Mesías está en el desierto”, no vayáis allí; y si os dice: “Está escondido en lo más secreto de la casa”, no lo creáis. 27 Pues como un relámpago brilla en oriente y su resplandor se deja ver hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España