Revised Common Lectionary (Complementary)
1 En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo confundido para siempre.
2 Hazme escapar, y líbrame en tu justicia; inclina tu oído hacia mí y sálvame.
3 Seme por peña de fortaleza, adonde recurra yo continuamente; has mandado que yo sea salvo; porque tú eres mi roca, y mi castillo.
4 Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.
5 Porque tú eres mi esperanza, Señor DIOS; seguridad mía desde mi juventud.
6 Por ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti ha sido siempre mi alabanza.
11 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén.
12 E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR su Dios, y no se humilló delante de Jeremías profeta, que le hablaba de la boca del SEÑOR.
13 ¶ Se rebeló asimismo contra Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su cerviz, y obstinó su corazón, para no volverse al SEÑOR Dios de Israel.
14 Y también todos los príncipes de los sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la rebelión, rebelándose conforme a todas las abominaciones de los gentiles, y contaminando la Casa del SEÑOR, la cual él había santificado en Jerusalén.
15 Y el SEÑOR el Dios de sus padres envió a ellos por mano de sus mensajeros, levantándose de mañana y enviando; porque él tenía compasión de su pueblo, y de su habitación.
16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió el furor del SEÑOR contra su pueblo, y no hubo ya remedio.
17 Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la Casa de su santuario, sin perdonar joven, ni doncella, ni viejo, ni decrépito; todos los entregó en sus manos.
18 Asimismo todos los vasos de la Casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la Casa del SEÑOR, y los tesoros del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia.
19 Y quemaron la Casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron al fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus vasos deseables.
20 Los que quedaron de la espada, los pasaron a Babilonia; y fueron esclavos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas;
21 para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por la boca de Jeremías, hasta que la tierra cumpliera sus sábados; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
43 ¶ El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halla a Felipe, al cual dijo: Sígueme.
44 Y era Felipe de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
45 Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
46 Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo bueno? Le dice Felipe: Ven y ve.
47 Jesús vio venir hacia sí a Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño.
48 Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
49 Respondió Natanael, y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
50 Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.
51 Y le dice: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre.
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