Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 112 (111)
El recuerdo del justo será eterno
112 ¡Aleluya!
Feliz quien venera al Señor
y se complace en sus mandatos.
2 En la tierra será poderosa su estirpe,
se bendecirá el linaje de los rectos.
3 Riqueza y bienes habrá en su casa,
su justicia permanecerá por siempre.
4 Brilla en la oscuridad, es luz para los rectos,
es clemente, es compasivo, es justo.
5 Feliz quien se apiada y presta,
quien atiende sus asuntos con justicia,
6 porque nunca zozobrará,
será eterno el recuerdo del justo.
7 No temerá las malas noticias,
su corazón está seguro, confiado en el Señor.
8 Su corazón firme nada teme,
mirará con desdén a sus enemigos.
9 Reparte, da a los pobres,
su justicia permanece para siempre
y alza su frente con honor.
10 El malvado mira y se enfurece,
rechina sus dientes y se consume.
Los planes del malvado fracasarán.
Leyes relativas a las relaciones sexuales
13 Si un hombre se casa con una mujer y, después de acostarse con ella, le toma aversión, 14 la calumnia y la difama alegando: “Me casé con esta mujer y al acostarme con ella he descubierto que no era virgen”, 15 entonces el padre y la madre de la muchacha tomarán las pruebas de su virginidad y las presentarán ante los ancianos, a la puerta de la ciudad. 16 El padre de la muchacha declarará delante de ellos: “Yo entregué a mi hija a este hombre para que fuera su esposa, pero él le ha tomado aversión, 17 y ahora la calumnia diciendo que ha descubierto que no era virgen. ¡Esta es la prueba de que sí lo era!”. A continuación sus padres mostrarán la sábana nupcial ante los ancianos de la ciudad, 18 que apresarán al hombre y lo castigarán. 19 Además, por haber difamado a una virgen israelita, le impondrán una multa de cien siclos de plata, que darán al padre de la muchacha. Ella continuará siendo su mujer y, mientras viva, no podrá repudiarla.
20 Pero si la acusación resulta verdadera y, en efecto, la muchacha no era virgen, 21 la sacarán a la puerta de la casa paterna y los hombres de la ciudad la apedrearán hasta que muera, por haber cometido una acción infame en Israel deshonrando la casa paterna. Así extirparás el mal de en medio de ti.
22 Si un hombre es sorprendido acostado con una mujer casada, los dos morirán, tanto la mujer como el hombre que se acostó con ella. Así extirparás el mal de Israel.
23 Si un hombre encuentra en una ciudad a una muchacha virgen, prometida con otro hombre, y se acuesta con ella, 24 llevarán a ambos a la puerta de la ciudad y les darán muerte a pedradas: a la muchacha, porque dentro de la ciudad no pidió socorro y al hombre por haber violado a la mujer de otro. Así extirparás el mal de en medio de ti.
25 Pero si es en el campo donde el hombre encontró a la muchacha prometida y se acuesta con ella por la fuerza, sólo ha de morir el hombre que se acostó con ella. 26 A la muchacha no le harás nada, porque no ha cometido ningún delito que merezca la muerte. Se trata de un caso semejante al de uno que ataca a otro y lo mata; 27 en efecto, el hombre encontró a la muchacha prometida en el campo y, aunque ella gritó pidiendo socorro, nadie acudió a defenderla.
28 En el caso de que un hombre encuentre a una muchacha virgen que no está prometida, y se acuesta con ella por la fuerza, si son sorprendidos, 29 el hombre que se acostó con ella dará al padre de la muchacha cincuenta siclos de plata y tendrá que casarse con ella por haberla violado, y no podrá repudiarla en toda su vida.
III.— RESPUESTA A DOS CUESTIONES CONCRETAS (7,1—11,1)
Matrimonio y virginidad
7 En cuanto a lo que me preguntaban por escrito, es cosa de alabar el que el varón renuncie a tener relaciones con la mujer. 2 Ante el peligro de la lujuria, sin embargo, que cada uno tenga su mujer, y cada mujer su marido. 3 El marido debe cumplir su obligación conyugal con la mujer, y lo mismo la mujer con el marido. 4 Porque la mujer ya no es dueña de su propio cuerpo; lo es el marido. Como tampoco el marido es dueño de su cuerpo; lo es la mujer.
5 No pongan dificultades a su mutua entrega, a no ser de común acuerdo y por cierto tiempo con el fin de dedicarse a la oración. Pero luego deben volver a la vida normal de matrimonio, no sea que, incapaces de guardar continencia, Satanás los arrastre al pecado. 6 Esto se lo digo más en plan de concesión que de mandato. 7 Bien quisiera yo que todos imitasen mi ejemplo; pero cada uno ha recibido de Dios su propio don: unos de un modo y otros de otro.
8 Excelente cosa es —a los solteros y a las viudas se lo digo— que se mantengan como yo. 9 Pero, si son incapaces de dominarse, que se casen. Mejor es casarse que dejarse abrasar por la pasión.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España