Revised Common Lectionary (Complementary)
Oración en que se pide la ayuda de Dios
(1) Del maestro de coro, con instrumentos de cuerda. Instrucción de David, (2) cuando los habitantes de Zif fueron a decir a Saúl: «¿No se ha escondido David entre nosotros?»
54 (3) ¡Sálvame, Dios mío, por tu nombre!
¡Defiéndeme con tu poder!
2 (4) Escucha, Dios mío, mi oración;
presta oído a mis palabras,
3 (5) pues gente arrogante y violenta
se ha puesto en contra mía y quiere matarme.
¡No tienen presente a Dios!
4 (6) Sin embargo, Dios me ayuda;
el Señor me mantiene con vida.
5-6 (7-8) Él hará que la maldad de mis enemigos
se vuelva contra ellos mismos.
¡Destrúyelos, Señor, pues tú eres fiel!
Yo te ofreceré sacrificios voluntarios
y alabaré tu nombre, porque eres bueno,
7 (9) porque me has librado de todas mis angustias
y he visto vencidos a mis enemigos.
5 luego invadió el país entero y atacó a Samaria, manteniendo el ataque durante tres años. 6 Finalmente, en el año nueve del reinado de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y a los israelitas los llevó cautivos a Asiria y los estableció en Halah, en la región del Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.
7 Esto sucedió porque los israelitas habían pecado contra el Señor su Dios, que los hizo salir de Egipto y los libró del dominio del faraón, rey de Egipto, pues adoraron a otros dioses 8 y siguieron las prácticas de las naciones que el Señor había arrojado de la presencia de ellos, así como las establecidas por los reyes de Israel.
9 Además, los israelitas pronunciaron palabras impropias contra el Señor su Dios, y construyeron santuarios paganos en todas sus ciudades, lo mismo en las torres de vigilancia que en las ciudades fortificadas. 10 También levantaron piedras sagradas y representaciones de Aserá en cada colina y bajo todo árbol frondoso, 11 y conforme a las prácticas de las naciones que el Señor había desterrado de la presencia de ellos, quemaron incienso y cometieron acciones malvadas, provocando así la ira del Señor. 12 Adoraron ídolos, cosa que el Señor les había prohibido expresamente.
13 Ya por medio de todos los profetas y videntes, el Señor había advertido a los israelitas que se convirtieran de sus malos caminos y cumplieran los mandamientos y leyes de toda la enseñanza que él había dado a sus antepasados por medio de sus siervos los profetas. 14 Pero ellos no hicieron caso, sino que fueron tan tercos como sus antepasados, los cuales no confiaron en el Señor su Dios; 15 despreciaron sus leyes, y la alianza que había hecho con sus antepasados, y los mandatos que les había dado. Además siguieron a dioses sin ningún valor, con lo que también ellos perdieron su valor, e imitaron a las naciones que había a su alrededor, cosa que les había prohibido el Señor. 16 Dejaron todos los mandamientos del Señor su Dios, y se hicieron dos becerros de bronce fundido y una representación de Aserá, y además adoraron a todos los astros del cielo y a Baal. 17 También hicieron quemar a sus hijos e hijas, practicaron la adivinación y los augurios, y se entregaron a hacer lo malo a los ojos del Señor, provocando así su ira.
18 Por lo tanto, el Señor se enfureció contra Israel y lo arrojó de su presencia, y no dejó más que a la tribu de Judá.
29 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan los monumentos de los justos, 30 y luego dicen: “Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros antepasados, no habríamos tomado parte en la muerte de los profetas.” 31 Ya con esto, ustedes mismos reconocen que son descendientes de los que mataron a los profetas. 32 ¡Terminen de hacer, pues, lo que sus antepasados comenzaron!
33 »¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo van a escapar del castigo del infierno? 34 Por esto yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a algunos de ellos, y a otros los golpearán en las sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. 35 Así que sobre ustedes caerá el castigo por toda la sangre inocente que ha sido derramada desde Abel el justo hasta Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes mataron entre el santuario y el altar. 36 Les aseguro que el castigo por todo esto caerá sobre la gente de hoy.
Jesús llora por Jerusalén(A)
37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste! 38 Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar abandonado; 39 y les digo que, a partir de este momento, no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.