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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Salmos 107:1-3

Libro V

Dios libra de la aflicción

107 Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia.
Díganlo los redimidos de Jehová,
Los que ha redimido del poder del enemigo,
Y los ha congregado de las tierras,
Del oriente y del occidente,
Del norte y del sur.

Salmos 107:23-32

23 Los que descienden al mar en naves,
Y hacen negocio en las muchas aguas,
24 Ellos han visto las obras de Jehová,
Y sus maravillas en las profundidades.
25 Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso,
Que encrespa sus olas.
26 Suben a los cielos, descienden a los abismos;
Sus almas se desleían bajo el peso del mal.
27 Tiemblan y titubean como ebrios,
Y toda su pericia es inútil.
28 Entonces claman a Jehová en su angustia,
Y los libra de sus aflicciones.
29 Cambia la tempestad en sosiego,
Y se apaciguan sus olas.
30 Luego se alegran, porque se apaciguaron;
Y así los guía al puerto que deseaban.
31 Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
32 Exáltenlo en la congregación del pueblo,
Y en la reunión de los ancianos lo alaben.

Job 29:21-30:15

21 Me escuchaban con expectación,
Y callaban para oír mi consejo.
22 Tras mi palabra no replicaban,
Y mis razonamientos destilaban sobre ellos.
23 Me esperaban como a la lluvia,
Y abrían su boca como a la lluvia tardía.
24 Si yo les sonreía, apenas lo creían;
Y no se perdían la luz de mi rostro.
25 Yo les indicaba el camino de ellos, y me sentaba entre ellos como el jefe;
Y moraba como un rey en medio de su ejército,
Como el que consuela a los que lloran.

Job lamenta su desdicha actual

30 Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo,

A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.
¿Y de qué me servía ni aun la fuerza de sus manos?
No tenían fuerza alguna.
Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos;
Huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto.
Recogían malvas entre los arbustos,
Y raíces de enebro para calentarse.
Eran arrojados de entre las gentes,
Y todos les daban grita como tras el ladrón.
Habitaban en las barrancas de los arroyos,
En las cavernas de la tierra, y en las rocas.
Aullaban entre las matas,
Y se apretujaban debajo de los espinos.
Hijos de abyección; más aún, sin nombre,
La basura de la sociedad.

Y ahora yo soy objeto de su burla,
Y les sirvo de refrán.
10 Me abominan, se alejan de mí,
Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
11 Porque Dios desató la cuerda de su arco, y me afligió,
Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
12 A la mano derecha se levantó el populacho;
Empujaron mis pies hacia mi perjuicio,
Y prepararon contra mí caminos de perdición.
13 Mi senda de escape desbarataron.
Se aprovecharon de mi quebrantamiento,
Y contra ellos no hubo ayudador.
14 Irrumpieron como por portillo ancho,
Se lanzaron sobre mi calamidad.
15 Se han vuelto los terrores contra mí;
Combatieron como viento mi honor,
Y mi prosperidad pasó como nube.

Hechos 21:1-16

Viaje de Pablo a Jerusalén

21 Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.

Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos.

Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos hacia Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí.

Y después de hallar a los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por medio del Espíritu, que no subiese a Jerusalén.

Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos.

Y tras despedirnos los unos de los otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.

Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.

Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, nos hospedamos en su casa.

Éste tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.

10 Y permaneciendo nosotros allí bastantes días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo,

11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.

12 Al oír esto, le rogamos, tanto nosotros como los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.

13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.

14 Y como no se dejaba persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.

15 Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén.

16 Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.