Revised Common Lectionary (Complementary)
Esperanza en la redención divina
130 Canto de ascenso gradual[a].
De lo profundo de mi ser clamo a ti, oh SEÑOR.
2 Señor, escucha mi voz;
estén atentos tus oídos a la voz
de mi súplica.
3 Oh SEÑOR[b], si tienes presente los pecados,
¿quién podrá, oh Señor,
mantenerse en pie?
4 Pero en ti hay perdón
para que seas reverenciado.
5 Yo espero en el SEÑOR; mi alma espera. En su palabra he puesto mi esperanza.
6 Mi alma espera al SEÑOR
más que los centinelas a la mañana;
sí, más que los centinelas a la mañana.
7 Oh Israel, pon tu esperanza en el SEÑOR, porque en el SEÑOR hay misericordia
y en él hay abundante redención.
8 Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.
Ezequías celebra la Pascua
30 Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a los de Efraín y Manasés para que acudieran a Jerusalén, a la casa del SEÑOR, para celebrar la Pascua del SEÑOR Dios de Israel.
2 El rey había tomado el acuerdo, junto con sus magistrados y con toda la congregación en Jerusalén, de celebrar la Pascua en el mes segundo[a]. 3 No la habían podido celebrar a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían purificado en número suficiente ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. 4 Esto les pareció bien al rey y a toda la asamblea, 5 y determinaron pasar una proclama por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que acudieran a celebrar la Pascua al SEÑOR Dios de Israel, en Jerusalén. Porque hacía mucho tiempo que no la habían celebrado según estaba escrito.
6 Fueron, pues, los mensajeros por todo Israel y Judá, con cartas de parte del rey y de sus magistrados, como el rey lo había mandado, que decían:
Oh hijos de Israel, vuélvanse al SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva a los que han escapado y sobrevivido de mano de los reyes de Asiria. 7 No sean como sus padres y como sus hermanos, que actuaron con infidelidad al SEÑOR, Dios de sus padres, por lo cual él los entregó a la desolación, como ustedes ven.
8 Ahora pues, no endurezcan su cerviz como sus padres. Sométanse al SEÑOR, y vengan a su santuario que él ha santificado para siempre. Sirvan al SEÑOR su Dios, y el furor de su ira se apartará de ustedes. 9 Porque si se vuelven al SEÑOR, sus hermanos y sus hijos hallarán misericordia delante de quienes los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque el SEÑOR su Dios es clemente y misericordioso, y si ustedes se vuelven a él, no esconderá de ustedes su rostro.
10 Los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés, y hasta Zabulón; pero se reían de ellos y los ridiculizaban. 11 Solamente algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén. 12 También en Judá se manifestó la mano de Dios, dándoles un solo corazón para cumplir el mandato del rey y de los magistrados, conforme a las palabras del SEÑOR.
10 Porque todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley para cumplirlas[a]. 11 Desde luego, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque el justo vivirá por la fe[b]. 12 Ahora bien, la ley no se basa en la fe; al contrario, el que hace estas cosas vivirá por ellas[c]. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero[d]), 14 para que la bendición de Abraham llegara por Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la fe.
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