Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo de David.
103 Alaba, alma mía al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. 2 Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de las cosas buenas que él te da. 3 Él perdona todos tus pecados y sana todas tus enfermedades, 4 y rescata tu vida del sepulcro. Te rodea de tierno amor y misericordia. 5 Llena tu vida de cosas buenas. Te rejuvenece como a las águilas. 6 Él hace justicia a cuantos son tratados injustamente. 7 A Moisés dio a conocer sus caminos, y al pueblo de Israel sus obras.
8 El Señor es misericordioso y compasivo, es lento para enojarse y está lleno de amor. 9 No nos acusa constantemente, ni permanece enojado para siempre. 10 No nos ha castigado conforme a lo que merecemos por todos nuestros pecados, 11 porque su misericordia para los que le temen es tan grande como la altura de los cielos sobre la tierra. 12 Ha arrojado nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente. 13 El Señor es para nosotros como un padre, compasivo para con los que le temen.
53 Finalmente, los siete años de abundancia pasaron 54 y, como José había predicho, comenzaron los siete años de escasez. El hambre afectó a todos los países, menos a Egipto, pues allí había abundancia de comida. 55 La gente de Egipto comenzó a sentir el hambre, pues la tierra dejó de producir. Entonces iban donde el faraón a rogarle que les diera alimentos. El faraón los enviaba a José:
―Hagan todo lo que él diga —les decía.
56 Cuando la escasez fue grande, y el hambre se extendió por la tierra, José abrió los graneros para venderles alimento a los egipcios. 57 Además, como el hambre se extendió por toda la tierra, de otros países venía gente a Egipto, para comprar alimentos a José.
Los hermanos de José van a Egipto
42 Cuando Jacob oyó que en Egipto había trigo, dijo a sus hijos:
―¿Por qué se quedan ahí parados mirándose? 2 He sabido que en Egipto hay trigo. Vayan y compren alimento antes que nos muramos de hambre.
3 Entonces los diez hermanos mayores de José fueron a Egipto para comprar trigo. 4 Pero Jacob no dejó que fuera Benjamín, el hermano menor de José, porque temía que algo malo le pudiera ocurrir, como había sucedido con José antes. 5 De modo que los hijos de Israel fueron a Egipto, junto con mucha gente de otros pueblos, porque el hambre en Canaán era muy grande.
6 Y como José era el gobernador de todo Egipto y estaba a cargo de la venta del trigo, sus hermanos llegaron y, en señal de respeto, se inclinaron delante de él, hasta tocar el suelo con la frente. 7 José los reconoció instantáneamente, pero hizo como que no los conocía.
―¿De dónde son ustedes? —les preguntó ásperamente.
―Somos de Canaán —respondieron—. Hemos venido a comprar trigo.
8-9 José recordó los sueños que había tenido cuando todavía vivía con ellos, y les dijo:
―¡Ustedes son espías! ¡Han venido a ver si nuestra tierra se ha debilitado con la escasez!
10 ―¡No, no! —exclamaron—. Sólo hemos venido a comprar alimentos. 11 Somos hijos del mismo padre, somos personas honradas, señor. ¡No somos espías!
12 ―¡Sí, lo son! —insistió—. Han venido a ver si estamos débiles e indefensos.
13 ―Señor —dijeron—, somos doce hermanos y nuestro padre se quedó en Canaán. Nuestro hermano menor se quedó con nuestro padre, y el otro murió.
14 ―¿Sí? —preguntó José—, ¿y eso, prueba algo? Ya lo he dicho: Son espías. 15 De esta manera sabré si la historia que me cuentan es verídica: Juro por la vida del faraón que no saldrán de Egipto hasta que su hermano menor haya venido a mi presencia. 16 Uno de ustedes tiene que ir y traer a su hermano menor. Los demás se quedarán aquí encarcelados. De esta manera sabré si dicen la verdad. Si ocurre que no tienen un hermano menor, sabré con certeza que son espías.
17 Entonces los echó a la cárcel por tres días.
9 Estos últimos, llenos de envidia, vendieron a José como esclavo, y José fue llevado a Egipto. Pero Dios, que estaba con él, 10 lo libró de todas sus angustias y le concedió el favor del faraón, rey de Egipto. Además, lo dotó de tal sabiduría que el faraón lo nombró gobernador de todo Egipto y encargado de los asuntos del palacio real.
11 »Hubo entonces hambre y sufrimiento en todo Egipto y Canaán, y nuestros antepasados no encontraban alimentos. 12 Jacob se enteró de que todavía en Egipto había trigo y envió a sus hijos en una primera visita. 13 En el segundo viaje, José se dio a conocer a sus hermanos, y se los presentó al faraón. 14 Luego José mandó traer a su padre Jacob y a las familias de sus hermanos, setenta y cinco personas en total. 15 A medida que fueron muriendo en Egipto Jacob y sus hijos, 16 transportaron sus cadáveres a Siquén para enterrarlos en la tumba que Abraham les había comprado a los hijos de Jamor, padre de Siquén.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.