Revised Common Lectionary (Complementary)
12 Feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que ha escogido como suyo.
13 El Señor mira desde el cielo
y ve a todos los hombres;
14 desde el lugar donde vive
observa a los que habitan la tierra;
15 él es quien formó sus corazones
y quien vigila todo lo que hacen.
16 Ningún rey se salva por su gran ejército,
ni se salvan los valientes por su mucha fuerza;
17 los caballos no sirven para salvar a nadie;
aunque son muy poderosos, no pueden salvar.
18 Pero el Señor cuida siempre
de quienes lo honran y confían en su amor,
19 para salvarlos de la muerte
y darles vida en épocas de hambre.
20 Nosotros confiamos en el Señor;
¡él nos ayuda y nos protege!
21 Nuestro corazón se alegra en el Señor;
confiamos plenamente en su santo nombre.
22 ¡Que tu amor, Señor, nos acompañe,
tal como esperamos de ti!
Los descendientes de Térah
27 Éstos son los descendientes de Térah, que fue el padre de Abram, Nahor y Harán. Harán, el padre de Lot, 28 murió en Ur de Caldea, antes que su padre Térah. Murió en el mismo lugar donde había nacido.
29 Abram se casó con Sarai, y Nahor se casó con Milcá, que era hija de Harán y hermana de Iscá. 30 Sarai no podía tener hijos porque era estéril.
31 Térah salió de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán, y se llevó con él a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Sarai. Sin embargo, cuando llegaron a la ciudad de Harán, se quedaron a vivir allí. 32 Y Térah murió en Harán a la edad de doscientos cinco años.
Riquezas en el cielo(A)
19 »No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. 20 Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar. 21 Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo(B)
22 »Los ojos son la lámpara del cuerpo; así que, si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; 23 pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Y si la luz que hay en ti resulta ser oscuridad, ¡qué negra será la oscuridad misma!
Dios y las riquezas(C)
24 »Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.