Revised Common Lectionary (Complementary)
Bet
9 ¿Cómo puede un joven mantenerse puro?
Obedeciendo tu palabra.
10 Me esforcé tanto por encontrarte;
no permitas que me aleje de tus mandatos.
11 He guardado tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
12 Te alabo, oh Señor;
enséñame tus decretos.
13 Recité en voz alta
todas las ordenanzas que nos has dado.
14 Me alegré en tus leyes
tanto como en las riquezas.
15 Estudiaré tus mandamientos
y reflexionaré sobre tus caminos.
16 Me deleitaré en tus decretos
y no olvidaré tu palabra.
44 »Ahora, escúchame, Jacob, mi siervo,
Israel, mi elegido.
2 El Señor que te hizo y que te ayuda, dice:
“No tengas miedo, oh Jacob, siervo mío,
mi amado Israel,[a] mi elegido.
3 Pues derramaré agua para calmar tu sed
y para regar tus campos resecos;
derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes,
y mi bendición sobre tus hijos.
4 Prosperarán como la hierba bien regada,
como sauces en la ribera de un río.
5 Algunos dirán con orgullo: ‘Yo le pertenezco al Señor’;
otros dirán: ‘Soy descendiente de Jacob’.
Algunos escribirán el nombre del Señor en sus manos
y tomarán para sí el nombre de Israel”».
Necedad de los ídolos
6 Esto dice el Señor, el Rey y Redentor de Israel, el Señor de los Ejércitos Celestiales:
«Yo soy el Primero y el Último;
no hay otro Dios.
7 ¿Quién es como yo?
Que se presente y les demuestre su poder;
que haga lo que yo he hecho desde tiempos antiguos
cuando establecí a un pueblo y expliqué su futuro.
8 No tiemblen; no tengan miedo.
¿Acaso no proclamé mis propósitos para ustedes hace mucho tiempo?
Ustedes son mis testigos: ¿hay algún otro Dios?
¡No! No hay otra Roca, ni una sola».
Pedro predica a la multitud
14 Entonces Pedro dio un paso adelante junto con los otros once apóstoles y gritó a la multitud: «¡Escuchen con atención, todos ustedes, compatriotas judíos y residentes de Jerusalén! No se equivoquen. 15 Estas personas no están borrachas, como algunos de ustedes suponen. Las nueve de la mañana es demasiado temprano para emborracharse. 16 No, lo que ustedes ven es lo que el profeta Joel predijo hace mucho tiempo:
17 “En los últimos días—dice Dios—,
derramaré mi Espíritu sobre toda la gente.
Sus hijos e hijas profetizarán.
Sus jóvenes tendrán visiones,
y sus ancianos tendrán sueños.
18 En esos días derramaré mi Espíritu
aun sobre mis siervos—hombres y mujeres por igual—
y profetizarán.
19 Y haré maravillas arriba en los cielos
y señales abajo en la tierra:
sangre, fuego y nubes de humo.
20 El sol se oscurecerá,
y la luna se pondrá roja como la sangre
antes de que llegue el grande y glorioso día del Señor.
21 Pero todo el que invoque el nombre del Señor
será salvo”[a].
22 »Pueblo de Israel, ¡escucha! Dios públicamente aprobó a Jesús de Nazaret[b] al hacer milagros poderosos, maravillas y señales por medio de él, como ustedes bien saben; 23 pero Dios sabía lo que iba a suceder y su plan predeterminado se llevó a cabo cuando Jesús fue traicionado. Con la ayuda de gentiles[c] sin ley, ustedes lo clavaron en la cruz y lo mataron; 24 pero Dios lo liberó de los terrores de la muerte y lo volvió a la vida, pues la muerte no pudo retenerlo bajo su dominio.
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