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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 105:1-11

105 Den gracias al Señor y proclamen su grandeza;
    que todo el mundo sepa lo que él ha hecho.
Canten a él; sí, cántenle alabanzas.
    Cuéntenle a todo el mundo acerca de sus obras maravillosas.
Regocíjense por su santo nombre;
    alégrense ustedes, los que adoran al Señor.
Busquen al Señor y a su fuerza;
    búsquenlo continuamente.
Recuerden las maravillas y los milagros que ha realizado,
    y los decretos que ha dictado,
ustedes, hijos de su siervo Abraham,
    descendientes de Jacob, los elegidos de Dios.

Él es el Señor nuestro Dios;
    su justicia se ve por toda la tierra.
Siempre se atiene a su pacto,
    al compromiso que adquirió con mil generaciones.
Es el pacto que hizo con Abraham
    y el juramento que le hizo a Isaac.
10 Se lo confirmó a Jacob como un decreto
    y al pueblo de Israel como un pacto eterno:
11 «Te daré la tierra de Canaán
    como tu preciada posesión».

Salmos 105:37-45

37 El Señor sacó a su pueblo de Egipto, cargado de oro y de plata;
    y ni una sola persona de las tribus de Israel siquiera tropezó.
38 Egipto se alegró cuando se fueron,
    porque les tenía mucho miedo.
39 El Señor desplegó una nube sobre ellos para que los cubriera
    y les dio un gran fuego para que iluminara la oscuridad.
40 Ellos le pidieron carne, y él les envió codornices;
    les sació el hambre con maná, pan del cielo.
41 Partió una roca, y brotó agua a chorros
    que formó un río a través de la tierra árida y baldía.
42 Pues recordó la promesa sagrada
    que le había hecho a su siervo Abraham.
43 Así que sacó a su pueblo de Egipto con alegría,
    a sus escogidos, con gozo.
44 Les dio las tierras de las naciones paganas,
    y cosecharon cultivos que otros habían sembrado.
45 Todo eso sucedió para que siguieran los decretos del Señor
    y obedecieran sus enseñanzas.

¡Alabado sea el Señor!

Jeremías 30:12-22

12 Esto dice el Señor:
«Tu lesión es incurable,
    una herida terrible.
13 No hay nadie que te ayude
    ni que vende tu herida.
    Ningún medicamento puede curarte.
14 Todos tus amantes, tus aliados, te han abandonado
    y ya no se interesan por ti.
Te he herido cruelmente
    como si fuera tu enemigo.
Pues tus pecados son muchos
    y tu culpa es grande.
15 ¿Por qué te quejas de tu castigo,
    de esta herida que no tiene cura?
He tenido que castigarte
    porque tus pecados son muchos
    y tu culpa es grande.

16 »Pero todos los que te devoran serán devorados,
    y todos tus enemigos serán enviados al destierro.
Todos los que te saquean serán saqueados,
    y todos los que te atacan serán atacados.
17 Te devolveré la salud
    y sanaré tus heridas—dice el Señor—,
aunque te llamen desechada, es decir,
    “Jerusalén,[a] de quien nadie se interesa”».

18 Esto dice el Señor:
«Cuando del cautiverio traiga a Israel de regreso a casa
    y cuando restablezca su bienestar,
Jerusalén será reedificada sobre sus ruinas
    y el palacio reconstruido como antes.
19 Habrá alegría y canciones de acción de gracias,
    y multiplicaré a mi pueblo, no lo reduciré;
lo honraré, no lo despreciaré.
20     Sus hijos prosperarán como en el pasado.
Los estableceré como una nación delante de mí,
    y castigaré a cualquiera que les haga daño.
21 Volverán a tener su propio gobernante,
    quien surgirá de entre ellos mismos.
Lo invitaré a que se acerque a mí—dice el Señor—,
    porque ¿quién se atrevería a acercarse sin ser invitado?
22 Ustedes serán mi pueblo
    y yo seré su Dios».

Juan 12:36-43

36 Pongan su confianza en la luz mientras aún haya tiempo; entonces se convertirán en hijos de la luz.

Después de decir esas cosas, Jesús salió y desapareció de la vista de ellos.

Incredulidad de la gente

37 A pesar de todas las señales milagrosas que Jesús había hecho, la mayoría de la gente aún no creía en él. 38 Eso era precisamente lo que el profeta Isaías había predicho:

«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?
    ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso?»[a].

39 Pero la gente no podía creer, porque como también dijo Isaías:

40 «El Señor les ha cegado los ojos
    y les ha endurecido el corazón,
para que sus ojos no puedan ver
    y su corazón no pueda entender
y ellos no puedan volver a mí
    para que yo los sane»[b].

41 Isaías se refería a Jesús cuando dijo esas palabras, porque vio el futuro y habló de la gloria del Mesías. 42 Sin embargo, hubo muchos que sí creyeron en él—entre ellos algunos líderes judíos—, pero no lo admitían por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga, 43 porque amaban más la aprobación humana que la aprobación de Dios.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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