Revised Common Lectionary (Complementary)
10 Gobernantes de Sodoma,
oigan el mensaje del SEÑOR.
Pueblo de Gomorra,
escucha la enseñanza de Dios.
11 El SEÑOR dice:
«¿Para qué me traen tantos sacrificios?
Estoy cansado de sus sacrificios que deben quemarse completamente
y de la grasa de los animales bien cebados.
No me complace la sangre de los toros,
ni de los corderos ni de las cabras.
12 ¿Quién les pide estas cosas
cuando ustedes vienen a presentarse
ante mí pisoteando mis patios?
13 No me traigan más ofrendas inútiles.
Su incienso me desagrada.
Ya no aguanto sus reuniones de Luna Nueva,
los días de descanso y las demás fiestas religiosas mientras practican el pecado.
14 Detesto sus fiestas de Luna Nueva y demás fiestas religiosas.
Todo eso se me ha hecho insoportable,
estoy cansado de todo eso.
15 Cuando ustedes alzan sus manos hacia mí para orar,
yo me niego a prestarles atención.
Ya no escucharé su gran cantidad de oraciones
porque ustedes tienen las manos
manchadas de opresión y de violencia.
16 Límpiense y purifíquense,
quiten sus maldades de mi vista,
dejen de hacer el mal
17 y aprendan a hacer el bien.
Sean honestos con los demás,
ayuden al oprimido,
hagan valer los derechos de los huérfanos
y defiendan a las viudas».
18 So yo, el SEÑOR, quien te habla:
«Vengan y arreglemos el pleito.
Aunque sus pecados sean como el rojo encendido,
ustedes quedarán tan blancos como la nieve.
Aunque sean rojos como la púrpura,
ustedes serán tan blancos como la lana.
¡Perdonado!
Un poema de David.
1 Qué afortunados son aquellos rebeldes
a quienes Dios les perdona sus pecados.
2 Qué afortunados son los que el SEÑOR considera inocentes
porque no mintieron en cuanto a sus pecados.
3 Todos los días que seguía orando,
sin confesar mis pecados,
me debilitaba cada vez más.
4 Dios mío, tú hacías mi vida cada día más difícil.
Llegué a ser como tierra que se seca en verano. Selah
5 Entonces, decidí confesarte todos mis pecados;
no escondí ninguna de mis culpas.
Decidí confesarte mis errores, SEÑOR,
y tú perdonaste todas mis culpas. Selah
6 Por eso, todo tu pueblo fiel debe orar a ti.
Y así, aunque estén en mil dificultades, nada malo les sucederá.
7 Tú eres mi refugio,
me rodeas y proteges.
Por todos lados te escucho gritándome alegremente
que tenga en cuenta que tú me has salvado.[a] Selah
1 Estimados hermanos de la iglesia de Tesalónica que pertenece a Dios[a] Padre y del Señor Jesucristo:
Un cordial saludo de Pablo, Silvano y Timoteo.
2 Que la paz y las bendiciones de Dios Padre y del Señor Jesucristo estén con ustedes.
Acción de gracias
3 Siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos. Es lo justo porque su fe y su amor fraternal están creciendo mucho. 4 Nos sentimos muy orgullosos de ustedes y se lo decimos abiertamente a las iglesias de Dios. Aunque han sido perseguidos y están sufriendo muchos problemas, ustedes soportan todo con paciencia y fe.
11 Dios los ha llamado a ser su pueblo y nosotros le pedimos que los ayude a vivir como él quiere y que puedan hacer todo el bien que sus buenas intenciones y su fe los motivan a hacer. 12 Así el nombre de nuestro Señor Jesucristo recibirá honor a través de ustedes y así mismo también ustedes recibirán honor a través de él, gracias al generoso amor de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Zaqueo
19 Jesús llegó a Jericó y comenzó a atravesar la ciudad. 2 Allí había un hombre rico que era el jefe de los cobradores de impuestos. Su nombre era Zaqueo. 3 Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero no pudo porque había mucha gente y él era bajito. 4 Para poder verlo, salió corriendo, fue a un lugar por donde Jesús tenía que pasar y se subió a un árbol sicómoro. 5 Cuando Jesús llegó a ese lugar, miró hacia arriba, vio a Zaqueo en el árbol y le dijo:
—Zaqueo, apúrate, baja de allí, porque hoy voy a quedarme en tu casa.
6 Entonces Zaqueo bajó del árbol rápidamente y se puso muy feliz de recibir a Jesús en su casa. 7 Todos los que vieron esto se quejaban: «Miren la clase de hombre con quien se hospeda Jesús. ¡Zaqueo es un pecador!» 8 Entonces Zaqueo se levantó y le dijo al Señor:
—Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo, y si he engañado a alguien, le pagaré cuatro veces más.
9 Jesús le dijo:
—La salvación ha llegado a esta familia, porque este hombre ha mostrado ser un verdadero hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del hombre vino a buscar a los perdidos y a salvarlos.
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