Revised Common Lectionary (Complementary)
1 ¶ Alabad al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.
2 Díganlo los redimidos del SEÑOR, los que ha redimido del poder del enemigo,
3 y los ha congregado de las tierras, del oriente y del occidente, del aquilón y del mar.
33 ¶ El puso los ríos en desierto, y los manaderos de las aguas en sed;
34 la tierra fructífera en salados; por la maldad de los que la habitan.
35 Vuelve el desierto en estanques de aguas, y la tierra desierta en manaderos de agua.
36 Y aposenta allí hambrientos, y aderezan allí ciudad para habitación;
37 y siembran campos, y plantan viñas; y rinden fruto de aumento.
38 Y los bendice, y se multiplican en gran manera; y no disminuye sus bestias.
39 Y después son menoscabados, y abatidos de tiranía; de males y congojas.
40 El derrama menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar errados, vagabundos, sin camino.
41 Y levanta al pobre de la pobreza, y vuelve las familias como ovejas.
42 Vean los rectos, y alégrense; y toda maldad cierre su boca.
43 ¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias del SEÑOR?
55 A todos los sedientos: Venid a las aguas. Y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche.
2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien; y se deleitará vuestra alma con grosura.
3 Inclinad vuestros oídos, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma. Y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
4 He aquí, que yo lo di por testigo a los pueblos, por capitán y por maestro a los pueblos.
5 He aquí, que llamarás a gente que no conociste; y gentiles que no te conocieron correrán a ti, por causa del SEÑOR tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.
6 Buscad al SEÑOR, mientras se halla; llamadle en tanto que está cercano.
7 Deje el impío su camino; y el varón inicuo, sus pensamientos; y vuélvase al SEÑOR, el cual tendrá de él misericordia; y al Dios nuestro, el cual será grande en perdonar.
8 Porque mis pensamientos no son como vuestros pensamientos; ni vuestros caminos, como mis caminos, dijo el SEÑOR.
9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son más altos mis caminos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
8 ¶ En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
2 Tengo misericordia de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo; y no tienen qué comer.
3 Si los envío en ayunas a sus casas, desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.
4 Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar a éstos de pan aquí en el desierto?
5 Y les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete.
6 Entonces mandó a la multitud que se recostara en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, partió, y dio a sus discípulos que pusieran delante; y los pusieron delante a la multitud.
7 Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusieran delante.
8 Y comieron, y se saciaron; y levantaron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas.
9 Y eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió.
10 ¶ Luego entrando en el barco con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta.
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