Revised Common Lectionary (Complementary)
El Señor es mi pastor
Canción de David.
1 El SEÑOR es mi pastor,
nada me falta.
2 Me lleva a descansar a prados verdes,
y me conduce a manantiales de agua fresca.
3 Él me da nueva vida.
Me lleva por buenos caminos
para mostrarme lo bondadoso que es.
4 Aunque pase por caminos oscuros y tenebrosos,
no tendré miedo,
porque tú estás a mi lado;
tu vara y tu bastón me reconfortan.
5 Me preparaste un banquete
delante de mis enemigos;
ungiste mi cabeza con aceite,
has llenado mi copa hasta rebosar.
6 Tu bondad y tu fiel amor estarán conmigo toda la vida;
entraré a la casa del SEÑOR
y allí me quedaré siempre.
Jeremías se queja ante Dios
12 SEÑOR, tú eres justo
aunque yo discuta contigo.
Sin embargo, te voy a exponer argumentos.
¿Por qué a los malos les va tan bien?
¿Por qué todos los traidores se salen con la suya?
2 Tú los plantaste y echaron raíces,
crecieron y hasta dieron fruto.
Te mencionan frecuentemente,
pero en su interior no te tienen cerca.
3 Pero tú me conoces, SEÑOR, me has visto
y sabes muy bien lo que siento por ti.
Arrástralos como ovejas al matadero
y señálalos para el día de la matanza.
4 ¿Hasta cuándo va a estar seca la tierra
y marchita la hierba de todos los campos?
Por la maldad de quienes habitan el país,
los animales y las aves han desaparecido.
Se atreven a decir:
«Dios no verá nuestro futuro».
Respuesta de Dios a Jeremías
5 «Si quedas agotado cuando compites con los que corren a pie,
¿cómo vas a poder competir con los caballos?
Si sólo te sientes seguro en una tierra tranquila,
¿qué harás cuando estés en la densa selva del Jordán?
6 Porque hasta tus hermanos y tu propia familia
te han traicionado y sueltan un grito tras de ti.
Aunque te hablen amablemente,
no confíes en ellos.
7 »He abandonado mi casa,
he dejado mi herencia.[a]
He entregado el amor de mi vida
en manos de sus enemigos.
8 Ella se ha vuelto para mí como un león en la selva;
levanta un rugido contra mí, por eso la odio.
9 Mi pueblo está rodeado por aves de rapiña;
que vengan todos los animales del campo a comer aquí.
10 Muchos pastores han destruido mi viñedo;
han pisoteado por completo la tierra que me pertenecía.
Han transformado mi tierra querida
en una tierra desierta y desolada.
11 La han transformado en un desierto seco y muerto
en el que nadie vive ya.
Toda la tierra está destruida
porque nadie les hace caso a mis palabras.
12 Han venido destructores
desde todos los lugares del desierto.
Todo esto sucede porque el SEÑOR está castigando a todos,
de un extremo del país al otro.
No habrá paz para nadie.
13 Sembraron trigos,
pero sólo recogieron espinos.
Trabajaron duro,
pero no han logrado nada.
Sentirán vergüenza de sus resultados
debido a la ira del SEÑOR».
Jesús sana a un ciego
(Mt 20:29-34; Mr 10:46-52)
35 Cuando Jesús ya estaba cerca de Jericó, un ciego estaba pidiendo limosna al lado del camino. 36 Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. 37 Le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí. 38 Entonces el ciego gritó:
—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
39 La gente que estaba al frente del grupo, lo regañaba y le decía que se callara, pero él gritaba aun más:
—¡Hijo de David, ten compasión de mí!
40 Jesús se detuvo y ordenó que le trajeran al ciego. Cuando estaba cerca, Jesús le preguntó:
41 —¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego dijo:
—Señor, quiero recobrar la vista.
42 Entonces Jesús le dijo:
—Recobra la vista, tu fe te ha sanado.
43 Al instante el hombre recobró la vista y siguió a Jesús, alabando a Dios. Y al ver esto toda la gente, también alababa a Dios.
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