Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 1
Dichoso quien se complace en la ley del Señor
1 Dichoso quien no sigue el consejo de los malvados,
ni en la senda de los pecadores se detiene,
ni en compañía de los necios se sienta,
2 sino que se complace en la ley del Señor
sobre la que reflexiona día y noche.
3 Es como un árbol plantado junto al arroyo:
da fruto a su tiempo y no se secan sus hojas;
consigue todo cuanto emprende.
4 No ocurre así a los malvados,
paja que el viento arrastra.
5 No vencerán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos
6 pues el Señor protege la senda de los justos
mientras la senda de los malvados se desvanece.
10 Así dice el Señor: En cuanto pasen setenta años en Babilonia, los visitaré y haré que se cumpla en ustedes mi promesa de bienestar, haciéndolos volver a este lugar. 11 Yo conozco mis designios sobre ustedes —oráculo del Señor—. Son designios de bienestar, no de desgracia, pues les ofrezco un futuro y una esperanza. 12 Me invocarán y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé; 13 me buscarán y me encontrarán, si es que vienen a buscarme de todo corazón. 14 Me dejaré encontrar por ustedes —oráculo del Señor—, acabaré con su destierro y los reuniré de todas las naciones y lugares por donde los dispersé, y los haré regresar al lugar de donde los hice deportar —oráculo del Señor—. 15 Respecto a su afirmación de que el Señor les ha suscitado profetas en Babilonia, 16 así dice el Señor al rey que se sienta en el trono de David y a toda la gente que habita en esta ciudad, es decir, a sus hermanos que no partieron con ustedes al destierro: 17 Así dice el Señor del universo: Voy a enviar contra ellos la espada, el hambre y la peste; los trataré como a los higos podridos que no se pueden comer de puro malos. 18 Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste; servirán de escarmiento a todos los reinos de la tierra, y de fórmula de maldición, espanto, burla e ignominia de todas las naciones por donde los dispersé. 19 Porque no escucharon mis palabras —oráculo del Señor—; porque les envié continuamente a mis siervos los profetas y no les hicieron caso —oráculo del Señor—.
13 Manténganse alerta y firmes en la fe; pórtense con valentía, sean modelo de fortaleza. 14 Todo lo que hagan, háganlo con amor. 15 Les pido ahora, por favor, hermanos, que tengan muy presente a la familia de Estéfanas, que fueron los primeros cristianos de la provincia de Acaya y se consagraron por entero al servicio de los fieles. 16 Ustedes harían muy bien en seguir sus directrices y las de todo aquel que se afane y trabaje en la misma tarea.
17 Me alegro de que hayan venido Estéfanas, Fortunato y Acaico. Ellos han suplido la ausencia de ustedes, 18 tranquilizándome a mí y a ustedes. A personas como estas deben estarles reconocidos.
Saludos finales
19 Los saludan las iglesias de la provincia de Asia. Un saludo especial en el Señor de parte de Áquila, Prisca y la iglesia que se reúne en su casa. 20 Saludos de todos los hermanos; salúdense unos a otros con un beso fraterno.
21 Este saludo final es de mi puño y letra: Pablo. 22 Quien no ame al Señor sea maldito. ¡Ven, Señor nuestro! 23 Que la gracia de Jesús, el Señor, los acompañe. 24 El amor que les tengo en Cristo Jesús quede con todos ustedes.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España