Revised Common Lectionary (Complementary)
96 (A)¡Canten al Señor un cántico nuevo!
¡Canten al Señor, habitantes de toda la tierra!
2 ¡Canten al Señor, alaben su nombre!
¡Proclamen día tras día su salvación!
3 Anuncien su gloria entre las naciones,
sus maravillas a todos los pueblos.
4 ¡Grande es el Señor y digno de alabanza,
más temible que todos los dioses!
5 Todos los dioses de las naciones son ídolos,
pero el Señor ha hecho los cielos.
6 El esplendor y la majestad son sus heraldos;
hay poder y belleza en su santuario.
7 ¡Tributen al Señor, pueblos todos!
¡Tributen al Señor la gloria y el poder!
8 ¡Tributen al Señor la gloria que merece su nombre!
¡Traigan sus ofrendas y entren en sus atrios!
9 ¡Póstrense ante el Señor en la hermosura de su santidad!
¡Tiemble delante de él toda la tierra!
31 »Si alguien peca contra su prójimo y se le exige venir a este templo para jurar frente a tu altar, 32 óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente y vindícalo por su rectitud.
33 »Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si luego se vuelve a ti para alabar tu nombre, y ora y te suplica en este templo, 34 óyelo tú desde el cielo, perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que diste a sus antepasados.
35 »Cuando tu pueblo peque contra ti y tú lo aflijas cerrando el cielo para que no llueva, si luego ellos oran hacia este lugar y alaban tu nombre y se arrepienten de su pecado, 36 óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia.
37 »Cuando en el país haya hambre, plaga, peste, langostas o saltamontes en los sembrados; cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, 38 si luego algún israelita, consciente de su dolor,[a] extiende sus manos hacia este templo, ora y te suplica, 39 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano. 40 Así todos tendrán temor de ti mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.
Jesús expulsa a un espíritu maligno(A)
31 Jesús bajó a Capernaúm, un pueblo de Galilea, y el día sábado enseñaba a la gente. 32 Estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre que estaba poseído por un espíritu maligno, quien gritó con todas sus fuerzas:
34 —¡Ah! ¿Por qué te entrometes, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!
35 —¡Cállate! —lo reprendió Jesús—. ¡Sal de ese hombre!
Entonces el demonio derribó al hombre en medio de la gente y salió de él sin hacerle ningún daño.
36 Todos se asustaron y se decían unos a otros: «¿Qué clase de palabra es esta? ¡Con autoridad y poder da órdenes a los espíritus malignos y salen!». 37 Y su fama se extendió por todo aquel lugar.
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