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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
1 Crónicas 13-15

David intenta trasladar el arca

13 David consultó con todos sus oficiales, entre ellos los generales y capitanes de su ejército.[a] Luego se dirigió a toda la asamblea de Israel con las siguientes palabras: «Si ustedes lo aprueban y si es la voluntad del Señor nuestro Dios, enviemos un mensaje a todos los israelitas por toda esta tierra, incluidos los sacerdotes y los levitas en sus ciudades y pastizales, a que se unan a nosotros. Es hora de traer de regreso el arca de nuestro Dios, porque la descuidamos durante el reinado de Saúl».

Toda la asamblea estuvo de acuerdo, porque el pueblo comprendía que esto era lo correcto. De manera que David convocó a todo Israel, desde el arroyo de Sihor en Egipto al sur hasta la ciudad de Lebo-hamat al norte, para que participara en el traslado del arca de Dios de Quiriat-jearim. Luego David y todo Israel fueron a Baala de Judá (también llamada Quiriat-jearim) para traer de regreso el arca de Dios, que lleva el nombre[b] del Señor, quien está entronizado entre los querubines. Pusieron el arca de Dios en una carreta nueva y la retiraron de la casa de Abinadab. Uza y Ahío guiaban la carreta. David y todo Israel celebraban ante Dios con todas sus fuerzas, entonando canciones y tocando todo tipo de instrumentos musicales: liras, arpas, panderetas, címbalos y trompetas.

Cuando llegaron al campo de trillar de Nacón,[c] los bueyes tropezaron, y Uza extendió la mano para sujetar el arca. 10 Entonces se encendió el enojo del Señor contra Uza, y lo hirió de muerte porque había puesto su mano sobre el arca. Así fue como Uza murió allí en la presencia de Dios.

11 David se enojó porque la ira del Señor se había desatado contra Uza y llamó a ese lugar Fares-uza (que significa «desatarse contra Uza»), nombre que conserva hasta el día de hoy.

12 Ahora David tenía miedo de Dios y preguntó: «¿Cómo podré regresar el arca de Dios para que esté bajo mi cuidado?». 13 Por lo tanto, David no trasladó el arca a la Ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed-edom de Gat. 14 El arca de Dios permaneció en la casa de Obed-edom por tres meses, y el Señor bendijo a los de la casa de Obed-edom y todo lo que él poseía.

La familia y el palacio de David

14 Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David, junto con madera de cedro, así como canteros y carpinteros para que le construyeran un palacio. Entonces David se dio cuenta de que el Señor lo había confirmado como rey de Israel y que había bendecido su reino en abundancia por amor a su pueblo Israel.

Luego David se casó con varias mujeres más en Jerusalén, y ellas tuvieron más hijos e hijas. Estos son los nombres de los hijos de David que nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibhar, Elisúa, Elpelet, Noga, Nefeg, Jafía, Elisama, Eliada[d] y Elifelet.

David conquista a los filisteos

Cuando los filisteos se enteraron de que David había sido ungido rey de todo Israel, movilizaron todas sus fuerzas para capturarlo; pero le avisaron a David que venían, así que salió a su encuentro. Los filisteos llegaron y realizaron una incursión en el valle de Refaim. 10 Entonces David le preguntó a Dios:

—¿Debo salir a pelear contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?

El Señor le contestó:

—Sí, adelante. Te los entregaré.

11 Entonces David y sus tropas subieron a Baal-perazim y allí derrotó a los filisteos. «¡Dios lo hizo!—exclamó David—. ¡Me utilizó para irrumpir en medio de mis enemigos como una violenta inundación!». Así que llamó a ese lugar Baal-perazim (que significa «el Señor que irrumpe»). 12 Los filisteos abandonaron sus dioses allí, así que David dio órdenes de que fueran quemados.

13 Poco tiempo después, los filisteos volvieron y de nuevo hicieron una incursión en el valle. 14 Una vez más David le preguntó a Dios qué debía hacer. «No los ataques de frente—le contestó Dios—. En cambio, rodéalos y, cerca de los álamos,[e] atácalos por la retaguardia. 15 Cuando oigas un sonido como de pies que marchan en las copas de los álamos, ¡entonces sal a atacar! Esa será la señal de que Dios va delante de ti para herir de muerte al ejército filisteo». 16 Entonces David hizo lo que Dios le ordenó e hirió de muerte al ejército filisteo desde Gabaón hasta Gezer.

17 Así la fama de David se extendió por todas partes, y el Señor hizo que todas las naciones tuvieran temor de David.

Preparativos para trasladar el arca

15 David construyó varios edificios para sí en la Ciudad de David. También preparó un lugar para el arca de Dios y levantó una carpa especial para ella. Después ordenó: «Nadie, excepto los levitas, podrá llevar el arca de Dios. El Señor los ha elegido a ellos para que carguen el arca del Señor y para que le sirvan para siempre».

Luego David convocó a todo Israel a Jerusalén para trasladar el arca del Señor al lugar que él le había preparado. Este es el número de los descendientes de Aarón (los sacerdotes) y de los levitas que fueron convocados:

del clan de Coat, 120, con Uriel como su jefe;

del clan de Merari, 220, con Asaías como su jefe;

del clan de Gersón,[f] 130, con Joel como su jefe;

de los descendientes de Elizafán, 200, con Semaías como su jefe;

de los descendientes de Hebrón, 80, con Eliel como su jefe;

10 de los descendientes de Uziel, 112, con Aminadab como su jefe.

11 Luego David mandó llamar a los sacerdotes, Sadoc y Abiatar, y a los siguientes jefes levitas: Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab. 12 Les dijo: «Ustedes son los jefes de las familias levitas. Deben purificarse ustedes mismos y a todos los demás levitas, a fin de que puedan traer el arca del Señor, Dios de Israel, al lugar que le he preparado. 13 Como no fueron ustedes, los levitas, los que llevaban el arca la primera vez, el enojo del Señor nuestro Dios se encendió contra nosotros. No habíamos consultado a Dios acerca de cómo trasladarla de la manera apropiada». 14 Así que los sacerdotes y los levitas se purificaron para poder trasladar el arca del Señor, Dios de Israel, a Jerusalén. 15 Entonces los levitas llevaron el arca de Dios sobre los hombros con las varas para transportarla, tal como el Señor le había indicado a Moisés.

16 David también ordenó a los jefes levitas que nombraran un coro de entre los levitas formado por cantores y músicos, para entonar alegres canciones al son de arpas, liras y címbalos. 17 De modo que los levitas nombraron a Hemán, hijo de Joel, junto con sus hermanos levitas: Asaf, hijo de Berequías, y Etán, hijo de Cusaías, del clan de Merari. 18 Los siguientes hombres fueron elegidos como sus ayudantes: Zacarías, Jaaziel,[g] Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maaseías, Matatías, Elifelehu, Micnías y los porteros Obed-edom y Jeiel.

19 Los músicos Hemán, Asaf y Etán fueron elegidos para hacer resonar los címbalos de bronce. 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maaseías y Benaía fueron elegidos para tocar las arpas.[h] 21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías fueron elegidos para tocar las liras.[i] 22 Quenanías, el jefe de los levitas, fue seleccionado por su habilidad para dirigir el coro.

23 Berequías y Elcana fueron elegidos para vigilar[j] el arca. 24 Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer—todos sacerdotes—fueron elegidos para tocar las trompetas cuando marchaban delante del arca de Dios. Obed-edom y Jehías también fueron elegidos para vigilar el arca.

Traslado del arca a Jerusalén

25 Luego David y los ancianos de Israel junto con los generales del ejército[k] fueron a la casa de Obed-edom para trasladar el arca del pacto del Señor a Jerusalén con gran celebración. 26 Como era evidente que Dios ayudaba a los levitas mientras llevaban el arca del pacto del Señor, sacrificaron siete toros y siete carneros.

27 David estaba vestido con un manto de lino fino, al igual que todos los levitas que cargaban el arca y también los cantores y Quenanías, el director del coro. David también llevaba puesta una vestidura sacerdotal.[l] 28 Así que todo Israel trasladó el arca del pacto del Señor entre gritos de alegría, toques de cuernos de carneros y trompetas, el estrépito de címbalos, y la música de arpas y liras.

29 Pero cuando el arca del pacto del Señor entraba a la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, se asomó por la ventana. Cuando vio que el rey David saltaba y reía de alegría, se llenó de desprecio hacia él.

Juan 7:1-27

Jesús y sus hermanos

Después Jesús recorrió la región de Galilea. Quería alejarse de Judea, donde los líderes judíos estaban tramando su muerte; pero se acercaba el tiempo judío del Festival de las Enramadas, y sus hermanos le dijeron:

—¡Sal de aquí y vete a Judea, donde tus seguidores puedan ver tus milagros! ¡No puedes hacerte famoso si te escondes así! Si tienes poder para hacer cosas tan maravillosas, ¡muéstrate al mundo!

Pues ni siquiera sus hermanos creían en él.

—Este no es el mejor momento para que yo vaya —respondió Jesús—, pero ustedes pueden ir cuando quieran. El mundo no puede odiarlos a ustedes, pero a mí sí me odia, porque yo lo acuso de hacer lo malo. Vayan ustedes; no iré[a] al festival, porque todavía no ha llegado mi momento.

Después de decir esas cosas, se quedó en Galilea.

Jesús enseña abiertamente en el templo

10 Pero después de que sus hermanos se fueron al festival, Jesús también fue, aunque en secreto, y se quedó fuera de la vista del público. 11 Los líderes judíos lo buscaron durante todo el festival y no dejaron de preguntar a la gente si alguien lo había visto. 12 Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente»; 13 pero nadie se atrevía a hablar bien de él en público por miedo a tener problemas con los líderes judíos.

14 Entonces, en la mitad del festival, Jesús subió al templo y comenzó a enseñar. 15 Los presentes[b] quedaron maravillados al oírlo. Se preguntaban: «¿Cómo es que sabe tanto sin haber estudiado?».

16 Así que Jesús les dijo:

—Mi mensaje no es mío sino que proviene de Dios, quien me envió. 17 Todo el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene de Dios o solo hablo por mi propia cuenta. 18 Los que hablan por su propia cuenta buscan su propia gloria, pero el que busca honrar a quien lo envió, habla con la verdad, no con mentiras. 19 Moisés les dio la ley, ¡pero ninguno de ustedes la cumple! De hecho, tratan de matarme.

20 —¡Estás endemoniado!—respondió la multitud—. ¿Quién trata de matarte?

21 Jesús contestó:

—Yo hice un milagro en el día de descanso, y ustedes se asombraron; 22 pero ustedes también trabajan en el día de descanso al obedecer la ley de la circuncisión dada por Moisés. (En realidad, la costumbre de la circuncisión comenzó con los patriarcas, mucho antes de la ley de Moisés). 23 Pues, si el tiempo indicado para circuncidar a un hijo coincide con el día de descanso, ustedes igual realizan el acto, para no violar la ley de Moisés. Entonces, ¿por qué se enojan conmigo por sanar a un hombre en el día de descanso? 24 Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente.

¿Es Jesús el Mesías?

25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron a preguntarse unos a otros: «¿No es ese el hombre a quien procuran matar? 26 Sin embargo, está aquí hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que nuestros líderes ahora creen que es el Mesías? 27 ¿Pero cómo podría serlo? Nosotros sabemos de dónde proviene este hombre. Cuando venga el Mesías, sencillamente aparecerá; y nadie sabrá de dónde proviene».

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