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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Génesis 20-22

Abrahán y Abimelec

20 De allí Abrahán partió hacia la tierra del Néguev, y acampó entre Cades y Shur. En Gerar vivió como un extranjero. Allí Abrahán presentó a Sara, su mujer, como su hermana.(A) Entonces Abimelec, el rey de Gerar, envió por Sara para tomarla como mujer. Pero una noche Dios visitó a Abimelec en sueños, y le dijo:

«Puedes darte por muerto, pues la mujer que has tomado ya es casada.»

Como Abimelec no se había acercado a ella, dijo:

«Señor, ¿acaso también a la gente inocente le quitas la vida? ¿Acaso no me dijo él: “Es mi hermana”? Y también ella dijo: “Es mi hermano”. ¡En esto yo he actuado con sinceridad de corazón, y tengo las manos limpias!»

Y en sueños Dios le dijo:

«También yo sé que has actuado con sinceridad de corazón. Y fui yo quien te impidió pecar contra mí; por eso no te permití que la tocaras. Ahora devuélvele a ese hombre su mujer, porque él es profeta y orará por ti. Así vivirás. Pero si no se la devuelves, quiero que sepas que sin falta morirás, tú y todos los tuyos.»

A la mañana siguiente Abimelec se levantó y llamó a todos sus siervos, y claramente les repitió todas estas palabras. Esto les provocó mucho miedo. Después, Abimelec llamó a Abrahán y le dijo:

«¿Cómo pudiste hacernos esto? ¿Qué pecado cometí contra ti, que has traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? ¡Lo que has hecho conmigo es algo que no se hace!»

10 También le dijo Abimelec a Abrahán:

«¿En qué pensabas cuando hiciste esto?»

11 Y Abrahán respondió:

«Pues simplemente pensé que aquí no hay temor de Dios, y que me matarían por causa de mi mujer. 12 Aunque la verdad es que sí es mi hermana. Es hija de mi padre, pero no hija de mi madre. Por eso la tomé por esposa. 13 Cuando Dios me hizo salir de la casa de mi padre y andar errante, yo le dije: “En todos los lugares a los que lleguemos, tú me vas a hacer el favor de decir que yo soy tu hermano.”»

14 Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abrahán. Además, le devolvió a Sara, su mujer. 15 Y le dijo Abimelec:

«Mira, aquí delante de ti está mi tierra; quédate a vivir donde mejor te parezca.»

16 A Sara le dijo:

«A tu hermano le he dado mil monedas de plata. Eso te cubrirá como un velo a los ojos de todos los que están contigo, y ante todos. Tu honor está a salvo.»

17 Entonces Abrahán oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas, y ellas tuvieron hijos, 18 pues por causa de Sara, mujer de Abrahán, el Señor había cerrado completamente la matriz de toda mujer en la casa de Abimelec.

Nacimiento de Isaac

21 El Señor visitó a Sara y actuó en ella tal y como se lo había prometido. Y Sara concibió(B) y le dio un hijo a Abrahán en su vejez, en el tiempo preciso que Dios le había anunciado. Al hijo que le nació a Abrahán, y que dio a luz Sara, Abrahán le puso por nombre Isaac. Abrahán circuncidó a su hijo Isaac(C) a los ocho días de nacido, tal y como Dios se lo había ordenado. Cuando nació su hijo Isaac, Abrahán tenía cien años. Sara dijo entonces:

«Dios me ha hecho reír, y todo el que lo sepa se reirá conmigo.»

Y añadió:

«¿Quién le hubiera dicho a Abrahán que yo, Sara, habría de amamantar hijos? ¡Pues le he dado un hijo en su vejez!»

Agar e Ismael son despedidos

El niño creció, y fue destetado. El día que Isaac fue destetado, Abrahán ofreció un gran banquete. Pero Sara vio que el hijo que Agar, la egipcia, le había dado a luz a Abrahán se burlaba de su hijo, 10 así que le dijo a Abrahán:

«Despide a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de una sierva no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac.»(D)

11 Estas palabras le parecieron muy preocupantes a Abrahán, por causa de su hijo. 12 Pero Dios le dijo a Abrahán:

«No te preocupes demasiado por causa del niño ni de tu sierva. Hazle caso a Sara en todo lo que te diga, pues por medio de Isaac te vendrá descendencia;(E) 13 aunque también del hijo de la sierva haré una nación, porque es descendiente tuyo.»

14 Al día siguiente Abrahán madrugó, tomó pan y un odre con agua, y luego de ponérselo a Agar en el hombro, le entregó el niño y la despidió. Y ella salió y anduvo sin rumbo fijo por el desierto de Berseba. 15 Cuando le faltó agua al odre, tendió al niño bajo un arbusto 16 y fue a sentarse frente a él a la distancia de un tiro de arco, pues decía: «No quiero ver cuando el niño muera.» Ya sentada frente a él, prorrumpió en llanto. 17 Pero Dios oyó la voz del niño. Entonces el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo:

«¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, que Dios ha oído la voz del niño ahí donde está. 18 Vamos, levanta al niño y sosténlo de la mano, porque yo haré de él una gran nación.»

19 Y Dios le abrió los ojos, y ella vio un manantial; entonces fue y llenó el odre con agua, y le dio de beber al niño. 20 Y Dios estaba con el niño, y éste creció y se estableció en el desierto, y fue tirador de arco. 21 Ya establecido en el desierto de Parán, su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto.

Pacto entre Abrahán y Abimelec

22 Por ese mismo tiempo sucedió que Abimelec(F) fue a hablar con Abrahán, y lo acompañó Ficol, jefe de su ejército. Le dijo:

«Dios está contigo en todo lo que haces. 23 Así que júrame aquí mismo, por Dios, que no me tratarás mal a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que me tratarás con la misma bondad con que te he tratado, y que harás lo mismo con la tierra en la que habitas.»

24 Y Abrahán respondió: «Lo juro.»

25 Pero Abrahán reconvino a Abimelec por un pozo de agua que los siervos de Abimelec le habían quitado. 26 Y Abimelec respondió:

«No sé quién haya hecho esto, ni tú me lo hiciste saber, y tampoco yo lo supe hasta hoy.»

27 Abrahán tomó entonces ovejas y vacas, y se las dio a Abimelec, y los dos hicieron un pacto. 28 Del rebaño, Abrahán apartó siete corderas, 29 y Abimelec le preguntó a Abrahán:

«Y estas siete corderas que has apartado, ¿qué significan?»

30 Y él respondió:

«Significan que vas a recibir de mi mano estas siete corderas, para que sirvan de testimonio en mi favor de que yo cavé este pozo.»

31 Por eso a aquel lugar lo llamó Berseba;[a] porque allí los dos hicieron un juramento. 32 Allí en Berseba hicieron un pacto. Luego se levantó Abimelec, y Ficol, el jefe de su ejército, y juntos volvieron a la tierra de los filisteos.

33 En Berseba Abrahán plantó un árbol tamarisco, y allí invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34 Y Abrahán vivió mucho tiempo en la tierra de los filisteos.

Dios ordena a Abrahán sacrificar a Isaac

22 Después de esto, sucedió que Dios puso a prueba a Abrahán, y lo llamó: «¡Abrahán!» Y él respondió: «¡Aquí estoy!» Y Dios le dijo: «Toma ahora a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moriah. Allí me lo ofrecerás en holocausto, sobre uno de los montes que yo te diré.»

Al día siguiente, Abrahán se levantó, le puso la albarda a su asno, y se llevó consigo a dos de sus siervos y a su hijo Isaac. Cortó leña para el holocausto, y se dispuso a ir al lugar que Dios le dijo. Tres días después, Abrahán levantó los ojos y a lo lejos vio el lugar. Entonces Abrahán dijo a sus siervos:

«Esperen aquí, con el asno, y el niño y yo iremos hasta ese lugar; allí adoraremos, y luego volveremos aquí mismo.»

Y tomó Abrahán la leña del holocausto, y la echó sobre Isaac, su hijo; luego, tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y juntos siguieron caminando. Entonces Isaac le habló a Abrahán, su padre, y le dijo:

«Padre mío...»

Y él respondió:

«Aquí estoy, hijo mío.»

Isaac dijo:

«Aquí están el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?»

Y Abrahán respondió:

«Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío.»

Y juntos siguieron caminando. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abrahán edificó allí un altar, luego acomodó la leña, y atando a Isaac su hijo lo puso en el altar,(G) sobre la leña. 10 Entonces extendió Abrahán su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo, y le dijo:

«¡Abrahán, Abrahán!»

Y él respondió:

«¡Aquí estoy!»

12 Y el ángel dijo:

«No extiendas tu mano sobre el niño, ni le hagas nada. Yo sé bien que temes a Dios, pues no me has negado a tu único hijo.»

13 Abrahán levantó entonces los ojos, y vio que a sus espaldas había un carnero, trabado por los cuernos en un zarzal. Y Abrahán fue y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.(H) 14 A ese lugar Abrahán le puso por nombre «El Señor proveerá.»[b] Por eso es que aún hoy se dice: «En un monte el Señor proveerá.»

15 Por segunda vez, el ángel del Señor llamó a Abrahán desde el cielo 16 y le dijo:

«Yo, el Señor, he jurado por mí mismo que, por esto que has hecho, de no negarme a tu único hijo, 17 ciertamente te bendeciré; multiplicaré(I) tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar;(J) ¡tu descendencia conquistará las ciudades de sus enemigos! 18 En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra,(K) por cuanto atendiste a mi voz.»

19 Y Abrahán volvió a donde estaban sus siervos, y juntos se levantaron de allí y se fueron a Berseba. Allí en Berseba Abrahán se quedó a vivir.

20 Después de todo esto, le fueron a dar esta noticia a Abrahán:

«¡Fíjate que también Milca le ha dado hijos a tu hermano Najor!»

21 Su primogénito fue Uz; luego nació su hermano Buz, y luego Kemuel, padre de Aram; 22 Quesed, Jazó, Pildas, Yidlaf y Betuel. 23 Este Betuel fue el padre de Rebeca. Éstos son los ocho hijos que tuvo Milca de Najor, el hermano de Abrahán. 24 También su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz a Teba, Gaján, Tajás y Macá.

Mateo 6:19-34

Tesoros en el cielo(A)

19 »No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corroen,(B) y donde los ladrones minan y hurtan. 20 Por el contrario, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. 21 Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

La lámpara del cuerpo(C)

22 »La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23 pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán oscura no será la misma oscuridad!

Dios y las riquezas(D)

24 »Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.[a]

El afán y la ansiedad(E)

25 »Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Miren las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura? 28 ¿Y por qué se preocupan por el vestido? Observen cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan, 29 y aun así ni el mismo Salomón, con toda su gloria,(F) se vistió como uno de ellos. 30 Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? 31 Por lo tanto, no se preocupen ni se pregunten “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” 32 Porque la gente anda tras todo esto, pero su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. 33 Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

34 »Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con su propio mal!

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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