Old/New Testament
Pecado, confesión y redención
59 ¡Escuchen ahora! No es que el Señor se haya debilitado tanto que no pueda salvarlos, ni se ha vuelto sordo que no pueda escucharlos cuando claman. 2 El problema está en que sus pecados los han separado de Dios. Por causa del pecado él ha escondido su rostro de ustedes y ya no quiere escucharlos. 3 Porque las manos de ustedes están llenas de sangre por los crímenes que han cometido, y sobre todo eso, mienten y murmuran, y se oponen al bien. 4 Nadie se preocupa por ser justo y fiel. Sus litigios se fundan en mentiras; pasan el tiempo planeando males y ejecutándolos. 5 Dedican su tiempo y energía a trazar planes perversos cuyo fin es sangriento. 6 Engañan y estafan a todos. Cuanto hacen es pecaminoso; la violencia es su marca distintiva. 7 Sus pies corren hacia el mal y se apresuran a cometer homicidio; sólo piensan en pecar y a dondequiera que van dejan un rastro de dolor y de muerte. 8 Ignoran qué es la paz, o qué significa ser justo y bueno; continuamente hacen el mal, y quienes van en pos de ustedes tampoco gozan de paz.
9 Es por todo ese mal que no cuentan con las bendiciones de Dios; por eso es que él no castiga a quienes les hacen mal a ustedes. Con razón caminan en tinieblas y no en luz; 10 con razón andan a tientas como ciegos y tropiezan aun en pleno día. Aun cuando el sol brilla en su esplendor, para ustedes es como si fuera noche oscura. Se mantienen con vida, pero carentes de vigor. 11 Dan rugidos como osos hambrientos; se quejan con gemidos lastimeros como palomas. Buscan a Dios para que los proteja, pero él se abstiene, él les ha vuelto la espalda, 12 porque sus pecados siguen amontonándose en presencia del justo Dios, y dan testimonio en contra suya.
Ustedes mismos dicen: Sí, sabemos lo pecadores que somos, 13 conocemos nuestra desobediencia, hemos negado al Señor Dios nuestro. Sabemos lo rebeldes e injustos que somos, pues minuciosamente tramamos nuestras mentiras. 14 Nuestros tribunales se oponen a la justicia y se desconoce en ellos la imparcialidad. La verdad cae muerta en las calles y la justicia no tiene lugar en sus vidas. 15 ¡Sí, desapareció la verdad y a todo el que se aparta del mal, lo despojan de todo! El Señor contempló todo este mal y le desagradó ver que no se tomaban medidas contra el pecado. 16 Se asombró de que nadie interviniera y decidió salvarlos con su poder y su justicia. 17 Se vistió colocándose la justicia como armadura y puso en su cabeza la salvación como un yelmo. Se puso vestiduras de venganza y de santa furia. 18 Pagará a sus enemigos por sus maldades, con furia para sus enemigos de tierras lejanas. 19 Entonces, las naciones temblarán de miedo ante el Señor, y le rendirán homenaje, porque vendrá como río caudaloso impulsado por un viento muy fuerte. 20 El Señor vendrá a redimir a los moradores de Jerusalén y a todos los israelitas que se arrepientan de su pecado. ¡Él así lo ha afirmado!
21 El Señor dice así: Yo hago un pacto con ustedes y les prometo que mi poder y mis enseñanzas nunca se apartarán de ustedes ni de sus descendientes.
La gloria de Sion
60 ¡Levántense moradores de Jerusalén! ¡Resplandezca la luz de Sion para que la vean todas las naciones! Porque de ustedes fluye la gloria del Señor. 2 Tinieblas negras como la noche cubrirán a todos los pueblos de la tierra, pero la gloria del Señor resplandecerá sobre su ciudad. 3 Todas las naciones acudirán a su luz; reyes poderosos vendrán a contemplar sobre ella la gloria del Señor.
4 ¡Alcen sus ojos y miren! Porque de lejanas tierras regresan familias enteras con sus niños en brazos. 5 Se llenarán de suprema alegría porque de todo el mundo vendrán a Jerusalén mercaderes trayendo riquezas de muchas tierras. 6 Multitud de camellos convergerán en ella, dromedarios de Madián, de Sabá y de Efa también, mercaderes de oro e incienso para añadirlos a la alabanza de Dios. 7 Para mis altares se reservarán los rebaños de Cedar y los carneros traídos de Nebayot, y en aquel día yo glorificaré mi grandioso templo.
8 Y ¿quiénes son esos que vuelan como nubes hacia Jerusalén, como palomas a sus nidos? 9 He reservado los navíos de muchos países, los mejores de ellos, para traer a los habitantes de Jerusalén de lejanas tierras, y a sus riquezas con ellos. Porque el Señor, el Santo de Israel, renombrado en todo el mundo, los ha enaltecido a los ojos de todos.
10 Extranjeros vendrán y reconstruirán las murallas de Jerusalén, y sus gobernantes y reyes se pondrán al servicio de ustedes, habitantes de Jerusalén. Pues aunque yo destruí a Jerusalén en mi arranque de ira, por mi amor sin límite me apiadaré de ella. 11 Sus portones permanecerán abiertos día y noche para que entre la riqueza de muchas naciones. Los reyes del mundo la abastecerán. 12 Porque las naciones que rehúsen servirles a ustedes, habitantes de Jerusalén, serán destruidas por completo. 13 De Jerusalén será la gloria del Líbano —los bosques de abetos, pinos y bojes— para embellecer mi santuario, el lugar donde he puesto mi trono.
14 Los hijos de quienes los oprimieron a ustedes, habitantes de Jerusalén, vendrán a humillarse y hasta les besarán los pies. Llamarán a Jerusalén «Ciudad del Señor» y «Glorioso monte del Santo de Israel». 15 Aunque una vez Jerusalén fue despreciada, odiada y rechazada de todos, será hermosa para siempre, gozo para todos los descendientes de ustedes.
16 Poderosos reyes y aguerridas naciones proveerán de lo mejor de sus bienes para satisfacer todas las necesidades de todos ustedes, y finalmente todos los que habitan en Jerusalén reconocerán que yo, el Señor, soy su Salvador y Redentor, el Poderoso de Israel. 17 En lugar de bronce les traeré oro; en vez de hierro traeré plata; en vez de madera les daré bronce, y en vez de piedra les traeré hierro. ¡La paz los gobernará y la justicia será su guía! 18 La violencia desaparecerá de su tierra, cesará toda guerra. Las murallas de Jerusalén tendrán por nombre «Salvación» y sus portones, «Alabanza».
19 Nadie en Jerusalén necesitará más de sol ni de luna para que los iluminen, porque el Señor, el Dios de ustedes, será su luz perpetua; ¡él será su resplandor! 20 El sol nunca tendrá ocaso y la luna no menguará, porque el Señor será luz permanente. Los días de luto por fin terminarán. 21 Todo los habitantes de Jerusalén practicarán la justicia y poseerán por siempre la tierra, porque aquí los plantaré con mis propias manos, y así se manifestará mi gloria. 22 La más pequeña familia se multiplicará hasta convertirse en un gran clan, el grupo pequeño llegará a ser poderosa nación. Yo, el Señor, a su tiempo haré que todo esto se cumpla.
El año del favor del Señor
61 El Espíritu del Señor Todopoderoso está sobre mí, porque me eligió para traer buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos y para anunciarles a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad. 2 El Señor me ha enviado a decir a los que lloran que ha llegado para ellos la hora de la compasión de Dios, y el día de su ira contra los enemigos de ellos. 3 A todos los que guardan luto en Israel les dará: belleza en vez de cenizas, júbilo en vez de llanto, y alabanza en vez de abatimiento. Porque para gloria de Dios, él mismo los ha plantado como vigorosos y esbeltos robles.
4 Entonces ellos reedificarán las antiguas ruinas, repararán las ciudades que hace largo tiempo fueron destruidas; las levantarán, aunque por generaciones han estado derruidas. 5 Los extranjeros serán los siervos de ustedes, les darán de comer a sus rebaños, ararán sus tierras y cuidarán sus viñedos.
6 Ustedes serán llamados sacerdotes del Señor, ministros de Dios. Se nutrirán de los tesoros de las naciones y en sus riquezas se gloriarán todos ustedes. 7 En lugar de vergüenza y deshonra, gozarán doble porción de prosperidad y de alegría perpetua.
8 Porque yo, el Señor, amo la justicia, detesto el robo y el mal. Fielmente recompensaré a mi pueblo por sus sufrimientos y con ellos estableceré pacto perpetuo. 9 Sus descendientes tendrán renombre y serán famosos entre las naciones. Todos reconocerán que son un pueblo bendecido por Dios.
10 Dice el profeta: ¡Dejen que les cuente la felicidad que Dios me ha dado! Me ha cubierto con vestiduras de salvación y me ha puesto un manto de justicia. Soy como novio vestido para celebrar la boda o como una novia enjoyada para el desposorio.
11 El Señor mostrará a las naciones del mundo su justicia; todos lo alabarán. Su justicia será como un árbol con renuevos, o como huerto al comenzar la primavera, lleno de plantas que brotan por doquier.
Oración por la difusión del evangelio
3 Finalmente, hermanos, les suplico que oren por nosotros. Pidan que el mensaje del Señor se propague rápidamente y que sea recibido y apreciado, como sucedió entre ustedes. 2 Y oren para que seamos librados de personas perversas y malvadas, pues no todos tienen fe.
3 El Señor, que es fiel, les dará fortaleza y los guardará del maligno. 4 Confiamos en el Señor que ustedes estén poniendo en práctica nuestras enseñanzas, y que siempre lo harán. 5 Que el Señor los lleve a amar como Dios lo hace y a ser pacientes como Cristo.
Exhortación al trabajo
6 Hermanos, un mandamiento les doy en nombre del Señor Jesucristo: Apártense de cualquier hermano que ande con holgazanerías y que no siga las enseñanzas que ustedes recibieron de nosotros. 7 Ustedes saben bien que deben seguir nuestro ejemplo, y a nosotros jamás nos vieron sin hacer nada. 8 Cuando queríamos comida la comprábamos; con fatiga y cansancio trabajábamos día y noche, para no ser una carga a ninguno de ustedes. 9 Y no se trataba de que no tuviéramos el derecho de solicitar el sustento, sino de que queríamos enseñarles con el ejemplo. 10 Estando aún entre ustedes, pusimos una regla: «El que no trabaja, que tampoco coma». 11 Sin embargo, nos hemos enterado de que algunos de ustedes no trabajan y se pasan la vida sin hacer nada. 12 En el nombre del Señor Jesucristo, les ordenamos a dichas personas que se pongan a trabajar tranquilamente para ganarse la vida.
13 Hermanos, nunca se cansen de hacer el bien.
14 Si alguien se niega a obedecer lo que decimos en esta carta, señálenlo delante de todos y no se junten con él, para que se avergüence. 15 Pero no lo tengan como a un enemigo, sino repréndanlo como a un hermano.
Saludos finales
16 Que el Señor de paz les dé paz en todo tiempo y en cualquier circunstancia. El Señor esté con ustedes.
17 Y aquí va el saludo que en todas mis cartas acostumbro escribir yo mismo para que se sepa que es una carta mía. Yo, Pablo. Esto es de mi puño y letra: 18 Que nuestro Señor Jesucristo derrame su amor sobre todos ustedes.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.