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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Salmos 10-12

Lámed

10 ¿Por qué, Señor, te mantienes distante?
    ¿Por qué te escondes en momentos de angustia?
Con arrogancia persigue el malvado al indefenso,
    pero se enredará en sus propias artimañas.
El malvado hace alarde de su propia codicia;
    alaba al ambicioso y menosprecia al Señor.
El malvado va con la cabeza levantada,
    y no da lugar a Dios en sus pensamientos.
Todas sus empresas son siempre exitosas;
    tan altos y alejados de él están tus juicios
    que se burla de todos sus enemigos.
Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer.
    Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas».

Pe

Llena está su boca de maldiciones,
    de mentiras y amenazas;
    bajo su lengua esconde maldad y violencia.
Se pone al acecho en las aldeas,
    se esconde en espera de sus víctimas,
    y asesina a mansalva al inocente.

Ayin

Cual león en su guarida se agazapa,
    listo para atrapar al indefenso;
    le cae encima y lo arrastra en su red.
10 Bajo el peso de su poder,
    sus víctimas caen por tierra.
11 Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado.
    Se cubre el rostro. Nunca ve nada».

Qof

12 ¡Levántate, Señor!
    ¡Levanta, oh Dios, tu brazo!
    ¡No te olvides de los indefensos!
13 ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado?
    ¿Por qué ha de pensar que no le pedirás cuentas?

Resh

14 Pero tú ves la opresión y la violencia,
    las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas.
Las víctimas confían en ti;
    tú eres la ayuda de los huérfanos.

Shin

15 ¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío!
    ¡Pídeles cuentas de su maldad,
    y haz que desaparezcan por completo!

16 El Señor es rey eterno;
    los paganos serán borrados de su tierra.

Tav

17 Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos,
    les infundes aliento y atiendes su clamor.
18 Tú defiendes al huérfano y al oprimido,
    para que el hombre, hecho de tierra,
    no siga ya sembrando el terror.

Al director musical. Salmo de David.

11 En el Señor hallo refugio.
    ¿Cómo, pues, os atrevéis a decirme:
    «Huye al monte, como las aves»?
Ved cómo tensan sus arcos los malvados:
    preparan las flechas sobre la cuerda
    para disparar desde las sombras
    contra los rectos de corazón.
Cuando los fundamentos son destruidos,
    ¿qué le queda al justo?

El Señor está en su santo templo,
    en los cielos tiene el Señor su trono,
y atentamente observa al ser humano;
    con sus propios ojos lo examina.
El Señor examina a justos y a malvados,
    y aborrece a los que aman la violencia.
Hará llover sobre los malvados
    ardientes brasas y candente azufre;
    ¡un viento abrasador será su suerte!

Justo es el Señor, y ama la justicia;
    por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Al director musical. Sobre la octava.[a] Salmo de David.

12 Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel;
    ya no queda gente sincera en este mundo.
No hacen sino mentirse unos a otros;
    sus labios lisonjeros hablan con doblez.

El Señor cortará todo labio lisonjero
    y toda lengua jactanciosa
que dice: «Venceremos con la lengua;
    en nuestros labios confiamos.
    ¿Quién puede dominarnos?»

Dice el Señor: «Voy ahora a levantarme,
    y pondré a salvo a los oprimidos,
pues al pobre se le oprime,
    y el necesitado se queja».

Las palabras del Señor son puras,
    son como la plata refinada,
    siete veces purificada en el crisol.

Tú, Señor, nos protegerás;
    tú siempre nos defenderás de esta gente,
aun cuando los malvados sigan merodeando,
    y la maldad sea exaltada en este mundo.

Hechos 19:1-20

Pablo en Éfeso

19 Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones del interior y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.

―¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? —les preguntó.

―No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —respondieron.

―Entonces, ¿qué bautismo recibisteis?

―El bautismo de Juan.

Pablo les explicó:

―El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús.

Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres.

Pablo entró en la sinagoga y habló allí con toda valentía durante tres meses. Discutía acerca del reino de Dios, tratando de convencerlos, pero algunos se negaron obstinadamente a creer, y ante la congregación hablaban mal del Camino. Así que Pablo se alejó de ellos y formó un grupo aparte con los discípulos; y a diario debatía en la escuela de Tirano. 10 Esto continuó por espacio de dos años, de modo que todos los judíos y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor.

11 Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo, 12 hasta tal punto que a los enfermos les llevaban pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de Pablo, y quedaban sanos de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos.

13 Algunos judíos que andaban expulsando espíritus malignos intentaron invocar sobre los endemoniados el nombre del Señor Jesús. Decían: «¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, os ordeno que salgáis!» 14 Esto lo hacían siete hijos de un tal Esceva, que era uno de los jefes de los sacerdotes judíos.

15 Un día el espíritu maligno les replicó: «Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero vosotros ¿quiénes sois?» 16 Y, abalanzándose sobre ellos, el hombre que tenía el espíritu maligno los dominó a todos. Los maltrató con tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos.

17 Cuando se enteraron los judíos y los griegos que vivían en Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era glorificado. 18 Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente sus prácticas malvadas. 19 Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos. Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata.[a] 20 Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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