Old/New Testament
27 Y vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo:
2 Y tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro.
3 Y dirás a Tiro, la que habita a los puertos del mar, la mercadera de los pueblos de muchas islas: Así dijo el Señor DIOS: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura.
4 En el corazón de los mares están tus términos; los que te edificaron completaron tu belleza.
5 De hayas del monte Senir te fabricaron todas las tillas; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil.
6 De castaños de Basán hicieron tus remos; compañía de asirios hicieron tus bancos de marfil de las islas de Quitim.
7 De fino lino bordado de Egipto fue tu cortina, para que te sirviera de vela; {Heb. bandera} de cárdeno y grana de las islas de Elisa fue tu pabellón.
8 Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos.
9 Los ancianos de Gebal y sus sabios repararon tus hendiduras; todas las galeras del mar y los remeros de ellas fueron en ti para negociar tus negocios.
10 Persas y lidios, y africanos, fueron en tu ejército tus hombres de guerra; escudos y capacetes colgaron en ti; ellos te alabaron tu hermosura.
11 Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los pigmeos en tus torres, sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.
12 Tarsis tu mercadera a causa de la multitud de todas tus riquezas en plata, hierro, estaño, y plomo, dio en tus ferias.
13 Grecia, Tubal, y Mesec, tus mercaderes, con alma de hombres y con vasos de bronce, dieron en tus ferias.
14 De la casa de Togarma, caballos, caballeros y mulos, dieron en tu mercado.
15 Los hijos de Dedán eran tus negociantes; muchas islas tomaban mercadería de tu mano; cuernos de marfil y pavos reales te dieron en presente.
16 Siria fue tu mercadera por la multitud de tus productos; con rubíes, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales, y perlas, dio en tus ferias.
17 Judá, y la tierra de Israel, eran tus mercaderes; con trigos, Minit, y Panag, y miel, aceite, y triaca, dieron en tu mercado.
18 Damasco, tu mercadera por la multitud de tus productos, por la abundancia de toda riqueza, con vino de Helbón, y lana blanca.
19 Asimismo Dan, Grecia y Mozel, dieron en tus ferias, hierro limpio, casia, y cálamo aromática.
20 Dedán fue tu mercadera con paños preciosos para carros.
21 Arabia y todos los príncipes de Cedar, mercaderes de tu mano en corderos, carneros, y machos cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes.
22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, toda piedra preciosa, y oro, dieron en tus ferias.
23 Harán, Cane, y Edén, los mercaderes de Seba, de Asiria, y Quilmad, fueron en tu mercadería.
24 Estos tus mercaderes negociaban contigo en varias cosas: en mantos de cárdeno, bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro.
25 Las naves de Tarsis, tus cuadrillas, fueron en tu negociación; y fuiste llena, y fuiste multiplicada en gran manera en medio de los mares.
26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares.
27 Tus riquezas, tus mercaderías, y tu negociación, tus remeros, y tus pilotos, los reparadores de tus hendiduras, los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída.
28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán los ejidos.
29 Y descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros, y todos los pilotos del mar se pararán en tierra;
30 y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en la ceniza.
31 Y se raerán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura de alma.
32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del mar?
33 Cuando tus mercaderías salían de los mares, saciabas muchos pueblos; los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tus contrataciones.
34 En el tiempo que serás quebrantada de los mares en lo profundo de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti.
35 Todos los moradores de las islas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros.
36 Los mercaderes en los pueblos silbarán sobre ti; conturbada fuiste, y nunca más serás para siempre.
28 Y vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo:
2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dijo el Señor DIOS: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy dios; en la silla de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios); y pusiste tu corazón como corazón de Dios;
3 he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que ellos te puedan ocultar;
4 con tu sabiduría y con tu inteligencia te has juntado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros;
5 con la grandeza de tu sabiduría en tu contratación has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón.
6 Por tanto, así dijo el Señor DIOS: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,
7 por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extraños, los fuertes de los gentiles, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y ensuciarán tu esplendor.
8 A la huesa te harán descender, y morirás de la muerte de los que mueren en medio de los mares.
9 ¿Por ventura hablarás delante de tu matador, diciendo: Yo soy dios? Tú, hombre serás, y no Dios, en la mano de tu matador.
10 De muerte de incircuncisos morirás por mano de extraños; porque yo he hablado, dijo el Señor DIOS.
11 Y vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo:
12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así dijo el Señor DIOS: Tú sellas la suma de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; toda piedra preciosa fue tu vestidura; el sardio, topacio, diamante, turquesa, ónice, y berilo, zafiro, rubí, esmeralda, y oro. Las obras de tus tamboriles y pífanos estuvieron apercibidas en ti el día que fuiste creado.
14 Tú, querubín grande, cubierto, y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste; en medio de piedras de fuego anduviste.
15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.
16 A causa de la multitud de tu contratación fuiste lleno de violencia, y pecaste; y yo te eché del Monte de Dios, y te eché a mal de entre las piedras del fuego, oh querubín cubierto.
17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu resplandor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
18 Con la multitud de tus iniquidades, y con la iniquidad de tu contratación ensuciaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos, se maravillarán sobre ti; conturbado fuisteis, y nunca más serás para siempre.
20 Y vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo:
21 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella;
22 y dirás: Así dijo el Señor DIOS: He aquí yo contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando hiciere en ella juicios, y en ella me santificare.
23 Y enviaré a ella pestilencia y sangre en sus plazas; y caerán muertos en medio de ella; con espada contra ella alrededor; y sabrán que yo soy el SEÑOR.
24 Y nunca más será a la Casa de Israel espino que le punce, ni espino que le dé dolor, en todos los alrededores de los que los menosprecian; y sabrán que yo soy el SEÑOR.
25 Así dijo el Señor DIOS: Cuando juntare la Casa de Israel de los pueblos entre los cuales están esparcidos, y en ellos me santificaré a los ojos de los gentiles, y habitarán en su tierra, la cual di a mi esclavo Jacob.
26 Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y habitarán confiadamente, cuando yo haga juicios en todos los que les despojan en sus alrededores; y sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios.
29 En el año décimo, en el mes décimo, a los doce del mes, vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.
3 Habla, y di: Así dijo el Señor DIOS: He aquí estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo me lo hice.
4 Yo pues, pondré anzuelos en tus mejillas, y pegaré los peces de tus ríos a tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos saldrán pegados a tus escamas.
5 Y te dejaré en el desierto, a ti y a todos los peces de tus ríos; sobre la faz del campo caerás; no serás recogido, ni serás juntado; a las bestias de la tierra y a las aves del cielo te he dado por comida.
6 Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy el SEÑOR, por cuanto fueron bordón de caña a la Casa de Israel.
7 Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo el hombro; y cuando se recostaron sobre ti, te quebraste, y los deslomaste enteramente.
8 Por tanto, así dijo el Señor DIOS: He aquí que yo traigo contra ti espada, y talaré de ti hombres y bestias.
9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta; y sabrán que yo soy el SEÑOR, porque dijo: Mi río, y yo lo hice.
10 Por tanto, he aquí estoy contra ti, y contra tus ríos; y pondré la tierra de Egipto en asolamientos de la soledad del desierto, desde la torre de Sevene, hasta el término de Etiopía.
11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de bestia pasará por ella; ni será habitada por cuarenta años.
12 Y pondré a la tierra de Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán asoladas por cuarenta años; y esparciré a Egipto entre las naciones, y los aventaré por las tierras.
13 Porque así dijo el Señor DIOS: Al fin de cuarenta años juntaré a Egipto de los pueblos entre los cuales fueren esparcidos;
14 y tornaré a traer los cautivos de Egipto, y los volveré a la tierra de Patros, a la tierra de su habitación; y allí serán un reino bajo.
15 En comparación de los otros reinos será humilde; ni más se alzará sobre las naciones; porque yo los disminuiré, para que no se enseñoreen en los gentiles.
16 Y no será más a la Casa de Israel por confianza, que haga acordar la iniquidad, mirando en pos de ellos; y sabrán que yo soy el Señor DIOS.
17 Y aconteció en el año veintisiete, en el mes primero, al primero del mes, que vino Palabra del SEÑOR a mí, diciendo:
18 Hijo de hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército prestar grande servicio contra Tiro. Toda cabeza se encalveció, y se peló todo hombro; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella.
19 Por tanto, así dijo el Señor DIOS: He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará su multitud, y cogerá sus despojos, y arrebatará su presa, y habrá paga para su ejército.
20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto; porque trabajaron para mí, dijo el Señor DIOS.
21 En aquel tiempo haré reverdecer el cuerno a la Casa de Israel, y te daré apertura de boca en medio de ellos; y sabrán que yo soy el SEÑOR.
3 ¶ Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no obedecen a la Palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres,
2 considerando vuestra casta conversación, que es en temor.
3 El adorno de las cuales no sea exterior con peinado ostentoso, y atavío de oro, ni en compostura de ropas;
4 sino el adorno interior del corazón sea sin corrupción, y de espíritu agradable, y pacífico, lo cual es de grande estima delante de Dios.
5 Porque así también se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;
6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras sois hechas hijas, haciendo bien, y no estáis espantadas de ningún pavor.
7 Vosotros maridos, igualmente, habitad con ellas sabiamente, dando honor a la mujer, como a vaso más frágil, y como a herederas juntamente de la gracia de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.
8 ¶ Y finalmente, sed todos de un consentimiento, de una afección, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
9 no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo, sabiendo que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia.
10 Porque: El que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;
11 apártese del mal, y haga bien; busque la paz, y sígala.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está sobre aquellos que hacen males.
13 ¿Y quién es aquel que os podrá dañar, si vosotros seguís el bien?
14 Mas también si alguna cosa padecéis por hacer bien, sois bienaventurados. Por tanto, no temáis por el temor de ellos, ni seáis turbados;
15 sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder a cada uno que os demande razón de la esperanza que está en vosotros; y esto con mansedumbre y reverencia,
16 ¶ teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean confundidos los que blasfeman vuestra buena conversación en el Cristo.
17 Porque mejor es que seáis afligidos haciendo el bien (si la voluntad de Dios así lo quiere), que haciendo el mal.
18 ¶ Porque también el Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
20 los cuales en el tiempo pasado fueron desobedientes, cuando una vez se esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, cuando se aparejaba el arca; en la cual pocas, es a saber, ocho personas fueron salvas por agua.
21 ¶ A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, mas dando testimonio de una buena conciencia delante de Dios,) por la resurrección de Jesús el Cristo,
22 el cual está a la diestra de Dios, siendo subido al cielo; a quien están sujetos los ángeles, las Potestades, y Virtudes.
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