Old/New Testament
A los hijos de Coré: Salmo de Canción.
1 Su cimiento es en montes de santidad.
2 El SEÑOR ama las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob.
3 Cosas ilustres son dichas de ti, ciudad de Dios. (Selah.)
4 ¶ Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; he aquí Filistea, y Tiro, con Etiopía; éste nació allá.
5 Y de Sion se dirá: éste y aquel varón es nacido en ella; y el mismo Altísimo la fortificará.
6 El SEÑOR contará al inscribir a los pueblos: Este nació allí. (Selah.)
7 Y cantores y músicos con flautas en ella dirán: Todas mis fuentes están en ti.
Canción de Salmo: a los hijos de Coré: al Vencedor: para cantar sobre Mahalat; Masquil de Hemán el ezraíta.
1 Oh SEÑOR, Dios de mi salud, día y noche clamo delante de ti.
2 Entre mi oración en tu presencia; inclina tu oído a mi clamor.
3 Porque mi alma está harta de males, y mi vida llega al Seol.
4 Soy contado con los que descienden al hoyo, soy como hombre sin fuerza;
5 librado entre los muertos. Como los muertos que duermen en el sepulcro, que no te acuerdas más de ellos, y que son cortados de tu mano.
6 Me has puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en honduras.
7 Sobre mí se ha acostado tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. (Selah.)
8 Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; estoy encerrado, y no saldré.
9 Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh SEÑOR, cada día he extendido a ti mis manos.
10 ¶ ¿Harás tú milagro a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? (Selah.)
11 ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el infierno?
12 ¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla, y tu justicia en la tierra del olvido?
13 Mas yo a ti he clamado, oh SEÑOR; y de mañana te previno mi oración.
14 ¿Por qué, oh SEÑOR, desechas mi alma? ¿Por qué escondes tu rostro de mí?
15 Yo soy pobre y menesteroso; desde la juventud he llevado tus temores, he estado medroso.
16 Sobre mí han pasado tus iras; tus espantos me han cortado.
17 Me han rodeado como aguas de continuo; me han cercado a una.
18 Has alejado de mí al amigo y al compañero; y mis conocidos has puesto en la tiniebla.
13 ¶ Toda alma se someta a las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que están, de Dios son ordenadas.
2 Así que, el que se opone a la potestad, a la ordenación de Dios resiste; y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí.
3 Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
4 porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme; porque no sin causa trae la espada; porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo malo.
5 Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por el castigo, mas aun por la conciencia.
6 Porque por esto le pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios que sirven a esto mismo.
7 ¶ Pagad a todos lo que debéis; al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que temor, temor; al que honra, honra.
8 No debáis a nadie nada, sino amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, cumplió la ley.
9 Porque: No adulterarás; no cometerás homidicio; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás; y si hay algún otro mandamiento, en esta palabra se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
10 La caridad no hace mal al prójimo; así que la caridad es el cumplimento de la ley.
11 ¶ Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca nuestra salud que cuando creímos.
12 La noche ha pasado, y ha llegado el día; echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz,
13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia;
14 mas vestíos del Señor Jesús, el Cristo; y no hagáis caso de la carne en sus deseos.
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