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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
1 Reyes 19-20

19 Y Acab dio la nueva a Jezabel de todo lo que Elías había hecho, de como había matado a espada a todos los profetas.

Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y así me añadan, si mañana a estas horas yo no haya puesto tu persona como la de uno de ellos.

Y viendo eso se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que es en Judá, y dejó allí su criado.

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Baste ya, oh SEÑOR, quita mi vida; que no soy yo mejor que mis padres.

Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido: y he aquí luego un ángel que le tocó, y le dijo: Levántate, come.

Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y un vaso de agua; y comió y bebió y se volvió a dormir.

Y volviendo el ángel del SEÑOR la segunda vez, le tocó, diciendo: Levántate, come; porque gran camino te resta.

Se levantó, pues, y comió y bebió; y caminó con la fortaleza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches, hasta el monte de Dios, Horeb.

¶ Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra del SEÑOR, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?

10 Y él respondió: He sentido un vivo celo por el SEÑOR Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada tus profetas; y yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

11 Y él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante del SEÑOR. Y he aquí el SEÑOR que pasaba, y un gran y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante del SEÑOR; mas el SEÑOR no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; mas el SEÑOR no estaba en el terremoto.

12 Y tras el terremoto un fuego; mas el SEÑOR no estaba en el fuego. Y tras el fuego una voz apacible y delicada.

13 La cual cuando Elías la oyó, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso en pie a la puerta de la cueva. Y he aquí llegó una voz a él, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

14 Y él respondió: He sentido un vivo celo por el SEÑOR Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada tus profetas; y yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

15 Y le dijo el SEÑOR: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria;

16 y a Jehú hijo de Nimsi, ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en lugar de ti.

17 Y será, que el que escapare de la espada, de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

18 Y yo haré que queden en Israel siete mil; todas las rodillas que no se encorvaron ante Baal, y todas las bocas que no lo besaron.

19 ¶ Y partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí; y él era uno de los doce gañanes. Y pasando Elías por delante de él, echó su manto sobre él.

20 Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve: ¿qué te he hecho yo?

21 Y se volvió de en pos de él, y tomó un par de bueyes, y los mató, y con el equipo de los bueyes coció la carne de ellos, y la dio al pueblo que comieran. Después se levantó, y fue tras Elías, y le servía.

20 Entonces Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él treinta y dos reyes, con caballos y carros: y subió, y puso cerco a Samaria, y la combatió.

Y envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo:

Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro es mío, y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos.

Y el rey de Israel respondió, y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo.

Y volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás.

Además mañana a estas horas enviaré yo a ti mis esclavos, los cuales escudriñarán tu casa, y las casas de tus esclavos; y tomarán con sus manos, y llevarán todo lo precioso que tuvieres.

Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos de la tierra, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo éste no busca sino mal; pues que ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y por mi oro; y yo no se lo he negado.

Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le oigas, ni hagas lo que te pide.

Entonces él respondió a los embajadores de Ben-adad: Decid al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu esclavo al principio; mas esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron, y le dieron la respuesta.

10 Y Ben-adad tornó a enviarle a decir: Así me hagan los dioses, y así me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el pueblo que me sigue.

11 Y el rey de Israel respondió, y dijo: Decidle, que no se alabe el que se ciñe, como el que ya se desciñe.

12 Y cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus esclavos: Poned. Y ellos se pusieron contra la ciudad.

13 Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel; y le dijo: Así ha dicho el SEÑOR: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy el SEÑOR.

14 Y respondió Acab: ¿Por mano de quién? Y él dijo: Así dijo el SEÑOR: Por mano de los criados de los príncipes de las provincias. Y él tornó a decir: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.

15 Entonces él reconoció a los criados de los príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego reconoció a todo el pueblo, todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.

16 Y salieron a mediodía. Y estaba Ben-adad bebiendo, borracho en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.

17 Y los criados de los príncipes de las provincias salieron los primeros. Y Ben-adad había enviado a uno quien le dio aviso, diciendo: Varones han salido de Samaria.

18 El entonces dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos.

19 Salieron, pues, de la ciudad los criados de los príncipes de las provincias, y en pos de ellos el ejército.

20 E hirió cada uno al que venía contra sí; y huyeron los sirios, siguiéndolos los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.

21 Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros; y deshizo a los sirios con grande estrago.

22 ¶ Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que has de hacer; porque pasado el año, el rey de Siria ha de venir contra ti.

23 Y los esclavos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura, se verá si no los vencemos.

24 Haz pues así: Saca a los reyes cada uno de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos.

25 Y tú, fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballos por caballos, y carros por carros; luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.

26 Pasado el año, Ben-adad reconoció los sirios, y vino a Afec a pelear contra Israel.

27 Y los hijos de Israel fueron también reconocidos (contados), y tomando provisiones les fueron al encuentro; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos, como dos rebañuelos de cabras; y los sirios llenaban la tierra.

28 Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel y le habló diciendo: Así dijo el SEÑOR: Por cuanto los sirios han dicho, el SEÑOR es Dios de los montes, no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy el SEÑOR.

29 Siete días estuvieron acampados los unos delante de los otros, y al séptimo día se dio la batalla; y mataron los hijos de Israel de los sirios en un día cien mil hombres de a pie.

30 Los demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de cámara en cámara.

31 Entonces sus esclavos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de Israel, que son reyes misericordiosos; pongamos pues ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; por ventura te dará la vida.

32 Ciñieron pues sus lomos de cilicio, y sogas en sus cabezas, y vinieron al rey de Israel, y le dijeron: Tu esclavo Ben-adad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.

33 Esto tomaron aquellos hombres por buen agüero, y presto tomaron esta palabra de su boca, y dijeron: ¡Tu hermano Ben-adad! Y él dijo: Id, y traedle. Ben-adad entonces se presentó al rey de Israel, y él le hizo subir en el carro.

34 Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria; y yo me iré de ti confederado. Y el rey de Israel hizo pacto con él, y lo envió.

35 ¶ Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro varón no quiso herirle.

36 Y él le dijo: Por cuanto no has escuchado la voz del SEÑOR, he aquí apartándote de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó de él, le salió al encuentro un león, y le hirió.

37 Luego se encontró con otro varón, y le dijo: Hiéreme ahora. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo una herida.

38 Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó con un velo sobre los ojos.

39 Y cuando el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu esclavo salió entre la tropa; y he aquí apartándose uno, me trajo un hombre, diciendo: Guarda a este hombre, y si llegare a faltar, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.

40 Y cuando tu esclavo estaba ocupado a una parte y a otra, él desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.

41 Entonces él se quitó presto el velo de sobre sus ojos, y el rey de Israel conoció que era de los profetas.

42 Y él le dijo: Así dijo el SEÑOR: Por cuanto soltaste de su mano el varón de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo.

43 Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.

Lucas 23:1-25

23 ¶ Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.

Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte la nación, y que veda dar tributo a César, diciendo que él es Cristo, un Rey.

Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, dijo: Tú lo dices.

Y Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a la multitud: Ninguna culpa hallo en este hombre.

Mas ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.

Entonces Pilato, oyendo de Galilea, preguntó si el hombre era galileo.

Y como entendió que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, el cual también estaba en Jerusalén en aquellos días.

Y Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer alguna señal.

Y le preguntaba con muchas palabras; mas él nada le respondió.

10 Y estaban los príncipes de los sacerdotes y los escribas acusándole con gran porfía.

11 Mas Herodes con su corte le menospreció, y escarneció, vistiéndole de una ropa rica; y le volvió a enviar a Pilato.

12 Y fueron hechos amigos entre sí Pilato y Herodes en el mismo día; porque antes eran enemigos entre sí.

13 ¶ Entonces Pilato, convocando los príncipes de los sacerdotes, y los magistrados, y el pueblo,

14 les dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntando yo delante de vosotros, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquellas de que le acusáis.

15 Y ni aun Herodes; porque os remití a él, y he aquí, ninguna cosa digna de muerte ha hecho.

16 Le soltaré, pues, castigado.

17 (Y tenía necesidad de soltarles uno en la fiesta.)

18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: Quita a éste, y suéltanos a Barrabás.

19 (El cual había sido echado en la cárcel por una sedición hecha en la ciudad, y una muerte.)

20 Y les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús.

21 Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: Cuélguenle, cuélguenle.

22 Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? Ninguna culpa de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.

23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuera colgado de un madero. Y las voces de ellos y de los príncipes de los sacerdotes crecían.

24 Entonces Pilato juzgó que se hiciera lo que ellos pedían;

25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y una muerte, al cual habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

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