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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
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Isaías 7-8

La señal de Emanuel

Acaz, hijo de Jotán y nieto de Uzías, reinaba en Judá. En ese tiempo Rezín, rey de Siria, y Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no pudieron conquistarla.

En el palacio de David se recibió la noticia de que Siria se había aliado con Efraín, y se estremeció el corazón de Acaz y el de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque.

El Señor le dijo a Isaías: «Ve con tu hijo Sear Yasub[a] a encontrarte con Acaz donde termina el canal del estanque superior, en el camino que conduce al Campo del Lavandero. Dile que tenga cuidado y no pierda la calma; que no tema ante el enojo ardiente de Rezín el sirio, ni ante el hijo de Remalías; que no se descorazone a causa de esos dos tizones humeantes. Dile también que Efraín, junto con el hijo de Remalías y el sirio, han tramado hacerle mal, pues piensan subir contra Judá, provocar el pánico, conquistarla y poner allí como rey al hijo de Tabel. Pero dile además que yo, el Señor omnipotente, digo:

»“Eso no se cumplirá ni sucederá.
    La cabeza de Siria es Damasco,
    y la cabeza de Damasco es Rezín;
pero dentro de sesenta y cinco años
    Efraín será destrozado hasta dejar de ser pueblo.
La cabeza de Efraín es Samaria,
    y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías;
si vosotros no creéis en mí,
    no permaneceréis[b] firmes”».

10 El Señor se dirigió a Acaz de nuevo:

11 ―Pide que el Señor tu Dios te dé una señal, ya sea en lo más profundo de la tierra o en lo más alto del cielo.

12 Pero Acaz respondió:

―No pondré a prueba al Señor, ni le pediré nada.

13 Entonces Isaías dijo: «¡Escuchad ahora vosotros, los de la dinastía de David! ¿No os basta con agotar la paciencia de los hombres, que hacéis lo mismo con mi Dios? 14 Por eso, el Señor mismo os dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.[c] 15 Cuando sepa elegir lo bueno y rechazar lo malo, comerá cuajada con miel. 16 Porque antes de que el niño sepa elegir lo bueno y rechazar lo malo, la tierra de los dos reyes que tú temes quedará abandonada.

17 »El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la dinastía de tu padre días como no se conocieron desde que Efraín se separó de Judá, pues hará venir al rey de Asiria».

18 En aquel día el Señor llamará con un silbido a la mosca que está en los lejanos ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria. 19 Todas ellas vendrán y anidarán en las quebradas profundas, en las hendiduras de las rocas, en todos los matorrales espinosos y sobre todos los abrevaderos.

20 En aquel día, con el rey de Asiria como navaja prestada del otro lado del río Éufrates, el Señor le afeitará a Israel la cabeza y el vello púbico,[d] y también la barba.

21 En aquel día, un hombre criará un ternero y dos cabras; 22 y le darán tanta leche que tendrá leche cuajada para comer. Además, todos los que permanezcan en la tierra comerán cuajada con miel.

23 En aquel día, allí donde hubo mil viñedos que costaban mil monedas de plata[e] cada uno, no quedarán más que zarzas y espinos, 24 los cuales cubrirán toda la tierra. Solo se podrá entrar allí con arco y flecha. 25 Y por temor a estos espinos y a estas zarzas, ya no irás a los cerros que antes se cultivaban con el azadón, pues se convertirán en lugares donde se suelta el ganado y corretean las ovejas.

Asiria, el instrumento del Señor

El Señor me dijo: «Toma una tablilla grande y, con un estilete común, escribe sobre ella: “Tocante a Maher Salal Jasbaz”.[f] Yo convocaré como testigos confiables al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías».

Luego tuve relaciones con la profetisa, y ella concibió y dio a luz un hijo. Entonces el Señor me dijo: «Ponle por nombre Maher Salal Jasbaz. Antes de que el niño aprenda a decir “papá” y “mamá”, la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria».

El Señor volvió a decirme:

«Por cuanto este pueblo ha rechazado
    las mansas corrientes de Siloé
y se regocija con Rezín
    y con el hijo de Remalías,
el Señor está a punto de traer contra ellos
    las impetuosas crecidas del río Éufrates:
    al rey de Asiria con toda su gloria.
Rebasará todos sus canales,
    desbordará todas sus orillas;
pasará hasta Judá, la inundará,
    y crecerá hasta llegarle al cuello.
Sus alas extendidas, ¡oh Emanuel!,[g]
    cubrirán la anchura de tu tierra».

Escuchad esto, naciones,
    todas las naciones lejanas:
¡Alzad el grito de guerra,
    y seréis destrozadas!
¡Preparaos para la batalla,
    y seréis despedazadas!
¡Preparaos para la batalla,
    y seréis desmenuzadas!
10 Trazad vuestra estrategia,
    pero será desbaratada;
proponed vuestro plan,
    pero no se realizará,
    porque Dios está con nosotros.[h]

Hay que temer a Dios

11 El Señor me habló fuertemente y me advirtió que no siguiera el camino de este pueblo. Me dijo:

12 «No digáis que es conspiración
    todo lo que llama conspiración esta gente;
no temáis lo que ellos temen,
    ni os dejéis asustar.
13 Solo al Señor Todopoderoso
    tendréis por santo,
solo a él debéis honrar,
    solo a él habéis de temer.
14     El Señor será un santuario.
Pero será una piedra de tropiezo
    para las dos casas de Israel;
    ¡una roca que los hará caer!
¡Será para los habitantes de Jerusalén
    un lazo y una trampa!
15 Muchos de ellos tropezarán;
    caerán y serán quebrantados.
Se les tenderán trampas,
    y en ellas quedarán atrapados».

16 Guarda bien el testimonio;
    sella la ley entre mis discípulos.
17 El Señor ha escondido su rostro
    del pueblo de Jacob,
pero yo esperaré en él,
    pues en él tengo puesta mi esperanza.

18 Aquí me tenéis, con los hijos que el Señor me ha dado. Somos en Israel señales y presagios del Señor Todopoderoso, que habita en el monte Sión.

19 Si alguien os dice: «Consultad a las pitonisas y a los agoreros que susurran y musitan; ¿acaso no es deber de un pueblo consultar a sus dioses y a los muertos, en favor de los vivos?», 20 yo os digo: «¡Ateneos a la ley y al testimonio!» Para quienes no se atengan a esto, no habrá un amanecer.

21 Vosotros os enfureceréis cuando, angustiados y hambrientos, vaguéis por la tierra. Levantando los ojos al cielo, maldeciréis a vuestro rey y a vuestro Dios, 22 y, clavando la mirada en la tierra, solo veréis aflicción, tinieblas y espantosa penumbra; ¡seréis arrojados a una oscuridad total!

Efesios 2

La vida en Cristo

En otro tiempo vosotros estabais muertos en vuestras transgresiones y pecados, en los cuales andabais conforme a los poderes de este mundo. Os conducíais según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos.[a] Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia habéis sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia habéis sido salvados mediante la fe; esto no procede de vosotros, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. 10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

Unidad en Cristo

11 Por lo tanto, recordad, gentiles de nacimiento —los que sois llamados «incircuncisos» por aquellos que se llaman «de la circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—, 12 recordad que en ese entonces estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, a vosotros que antes estabais lejos, Dios os ha acercado mediante la sangre de Cristo.

14 Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio[b] el muro de enemistad que nos separaba, 15 pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, 16 para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad. 17 Él vino y proclamó paz a vosotros que estabais lejos y paz a los que estaban cerca. 18 Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu.

19 Por lo tanto, ya no sois extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. 21 En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. 22 En él también vosotros sois edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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