Read the New Testament in 24 Weeks
1 Estimado pueblo elegido por Dios:
Esta carta la escribo yo, Pedro, apóstol de Jesucristo. Un cordial saludo para ustedes que viven como extranjeros esparcidos por Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. 2 Según el plan de Dios Padre, él los eligió de antemano y los purificó por medio del Espíritu para que lo obedezcan y sean rociados[a] con la sangre de Jesucristo. Que Dios les dé abundantemente de su generoso amor y paz.
Una esperanza viviente
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos tuvo gran compasión y nos hizo nacer de nuevo por la resurrección de Jesucristo. Así nos dio la plena esperanza 4 de recibir una herencia que Dios tiene guardada para nosotros en el cielo; herencia que no se arruina, ni se destruye, ni pierde su valor.
5 Por medio de la fe, el poder de Dios los protege para que reciban la salvación que Dios les dará a conocer en el día final. 6 Eso es motivo de alegría para ustedes, aunque durante un tiempo tengan que soportar muchas dificultades que los entristezcan. 7 Tales dificultades serán una gran prueba de su fe, y se pueden comparar con el fuego que prueba la pureza del oro. Pero su fe es más valiosa que el oro, porque el oro no dura para siempre. En cambio, la fe que sale aprobada de la prueba dará alabanza, gloria y honor a Jesucristo cuando él regrese.
8 Ustedes no han visto jamás a Jesús, pero aun así lo aman. Aunque ahora no lo pueden ver, creen en él y están llenos de un gozo maravilloso que no puede ser expresado con palabras. 9 Eso significa que están recibiendo la salvación que es el resultado de su fe.
10 Los profetas estudiaron los detalles de esta salvación tratando de entenderla y hablaron sobre el generoso amor que Dios les ha dado a ustedes. 11 Los profetas intentaban saber cuándo llegarían los sufrimientos de Cristo y cómo sería el mundo cuando llegara. El Espíritu de Cristo estaba en ellos y les hablaba de lo que Cristo tendría que sufrir y de la gloria que recibiría después. 12 Dios les hizo entender que lo que decían no era para ellos mismos, sino que les estaban sirviendo a ustedes. Lo que los profetas decían es la misma buena noticia de salvación que fue anunciada por quienes les llevaron el mensaje a ustedes. Ellos también hablaron por medio del Espíritu Santo, enviado del cielo. En ese mensaje hay detalles que hasta los mismos ángeles quisieran conocer.
Un llamado para vivir como santos
13 Por eso, preparen su mente para servir. Con pleno dominio propio pongan toda su esperanza en el generoso amor que será de ustedes cuando Jesucristo venga.[b] 14 Antes, ustedes no entendían y por eso seguían sus malos deseos. Pero ahora, son hijos obedientes de Dios y no deben vivir como antes. 15 Más bien, sean santos en todo lo que hacen, porque Dios, quien los llamó, es santo. 16 (A)Pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo».[c]
17 Ustedes oran a Dios y lo llaman «Padre», y él juzga a todos por igual según lo que hacen. Por eso deben mostrarle respeto en todo lo que hagan durante el tiempo que estén en este mundo. 18 Dios los rescató a ustedes de la vida sin sentido que llevaban antes; así vivían sus antepasados, y ellos les enseñaron a ustedes a vivir de la misma manera. Pero ustedes saben muy bien que el precio de su libertad no fue pagado con algo pasajero como el oro o la plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, quien es como un cordero perfecto y sin mancha. 20 Cristo fue destinado antes de que el mundo fuera creado, pero se dio a conocer en los últimos tiempos para beneficio de ustedes. 21 Por medio de Cristo, ustedes son fieles a Dios, quien resucitó a Cristo de entre los muertos y le dio honor. Por eso han puesto su fe y su esperanza en Dios.
22 Obedeciendo la verdad se han purificado y pueden amar sinceramente a sus hermanos. Ámense los unos a los otros de todo corazón. 23 Pues ustedes nacieron de nuevo, no por medio de padres mortales, sino por medio del mensaje vivo y eterno de Dios. 24 Porque está escrito:
«Los seres humanos son como la hierba.
Toda su gloria es como una flor silvestre.
La hierba se seca y la flor se cae,
25 (B)pero la palabra del Señor vivirá para siempre».[d]
Esta palabra es la buena noticia que se les anunció a ustedes.
La piedra viva y el pueblo santo
2 Entonces, no hagan ningún mal: no digan mentiras, no sean hipócritas, no sean envidiosos ni se maldigan unos a otros. 2 Sean como bebés recién nacidos y busquen con ansias la leche espiritual pura. Así podrán crecer y ser salvos, 3 ya que han saboreado lo bueno que es el Señor.[e]
4 Acérquense al Señor Jesús, quien es la piedra viva, rechazada por los hombres, pero elegida y de mucho valor ante Dios. 5 Ustedes también son como piedras vivas que Dios utiliza para construir un templo espiritual. Ustedes sirven a Dios en ese templo como sacerdotes santos, y por medio de Jesucristo ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios. 6 (C)Pues así también dice la Escritura:
«Miren, pongo en Sion la piedra principal,
elegido por su mucho valor.
El que confíe en esa piedra,
no será defraudado».[f]
7 (D)Para ustedes los que creen, esa piedra les dará honra; pero en cuanto a los que no creen:
«La piedra que los constructores rechazaron
se ha convertido en la piedra principal».[g]
8 (E)Para los que no creen, esa piedra también es:
«Una piedra de tropiezo
y roca de escándalo».[h]
Tropezaron porque no obedecieron el mensaje; eso es lo que Dios tenía planeado para ellos.
9 Pero ustedes son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación santa[i], y un pueblo que pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las poderosas obras de aquel que los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa. 10 Antes, ustedes no eran ni siquiera un pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios. Ustedes no habían recibido compasión, pero ahora han recibido la compasión de Dios.[j]
Vivan para Dios
11 Estimados hermanos, ustedes son como exiliados y refugiados en esta sociedad. Por eso les ruego que luchen para no complacer aquellos deseos humanos que van en contra de su nueva vida. 12 Ustedes viven rodeados de gente que no cree y tal vez ellos digan que ustedes hacen el mal; sin embargo, si ustedes llevan una vida honesta, ellos verán el bien que ustedes hacen y alabarán a Dios el día que él venga a juzgar a todos.
Obedezcan a las autoridades
13 Por el honor que le deben al Señor, respeten a todo ser humano: tanto al emperador, que es la máxima autoridad, 14 como a los gobernadores que son enviados por el emperador para castigar a los que hacen el mal y elogiar a los que hacen el bien. 15 Dios quiere que ustedes hagan el bien para que de esa manera los insensatos dejen de hacer acusaciones ignorantes en contra de ustedes. 16 Vivan como gente libre, pero no usen su libertad como excusa para hacer el mal. Vivan como siervos de Dios. 17 Respeten a todos y amen a los hermanos de la familia de Dios. Teman a Dios y den honor al emperador.
El ejemplo del sufrimiento de Cristo
18 Esclavos, acepten con respeto la autoridad de su amo, no importa si él es amable y bueno, o si es malo. 19 Pues Dios bendice a los que están dispuestos a sufrir y soportar dolor injustamente con tal de cumplir la voluntad de Dios. 20 Si son castigados por hacer el mal, no hay por qué felicitarlos cuando soporten el dolor, pero si hacen el bien y soportan con paciencia el sufrimiento, Dios los bendecirá. 21 Dios los llamó a soportar tal sufrimiento. Es que Cristo mismo sufrió por ustedes, y así les dejó un ejemplo a seguir para que ustedes sigan sus pasos.
23 Cuando insultaban a Cristo, él no respondía con insultos, y cuando sufría no respondía con amenazas. Él dejó todo en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. 24 En la cruz, Cristo cargó nuestros pecados en su propio cuerpo para apartarnos de ellos y para que vivamos como le agrada a Dios; por las heridas que él sufrió, ustedes fueron sanados. 25 Ustedes eran como ovejas perdidas, pero ahora han regresado al Pastor y Protector de sus vidas.
Deberes de los casados
3 De la misma manera, esposas, obedezcan a sus esposos. Si algún esposo no le cree a la palabra de Dios, podrá ser convencido sin que se le tenga que decir una sola palabra, sino a través de la conducta de ustedes 2 al ver la forma de ser santa y respetuosa de su esposa. 3 Que su belleza no venga de los adornos externos, como peinados exagerados, joyas de oro o ropa fina. 4 Su belleza debe venir del corazón, del interior de su ser, porque la belleza que no se echa a perder es la de un espíritu suave y tranquilo, valioso ante los ojos de Dios. 5 Así se adornaban las mujeres santas que vivieron hace mucho tiempo. Tenían puesta su esperanza en Dios y obedecían a sus esposos. 6 Me refiero a mujeres como Sara, quien obedeció a Abraham, su esposo, y lo llamaba su señor. Ustedes son verdaderas hijas de Sara si hacen el bien y no le dan lugar al miedo.
7 De la misma manera, los esposos deben saber vivir con su esposa y respetarla como es debido. Ella es más débil que ustedes, pero al igual que a ustedes, Dios le ha dado la vida como un regalo. Respétenla para que nada impida que Dios escuche sus oraciones.
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