Read the New Testament in 24 Weeks
Déjense guiar por el amor
13 Si yo puedo hablar varios idiomas humanos e incluso idiomas de ángeles, pero no tengo amor, soy como un metal que resuena o una campanilla que repica.
2 Yo puedo tener el don de profetizar y conocer todos los secretos de Dios. También puedo tener todo el conocimiento y tener una fe que mueva montañas. Pero si no tengo amor, no soy nada.
3 Puedo entregar todo lo que tengo para ayudar a los demás, hasta ofrecer mi cuerpo para que lo quemen.[a] Pero si no tengo amor, eso no me sirve de nada.
4 El amor es paciente y bondadoso.
El amor no es envidioso.
No es presumido ni orgulloso.
5 El amor no es descortés ni egoísta.
No se enoja fácilmente.
El amor no lleva cuenta de las ofensas.
6 No se alegra de la injusticia, sino de la verdad.
7 El amor acepta todo con paciencia.
Siempre confía.
Nunca pierde la esperanza.
Todo lo soporta.
8 El amor no tiene fin. Algún día, el don de profetizar cesará. El don de hablar en lenguas se acabará. El de conocimiento se terminará. 9 Ahora sólo en parte conocemos y profetizamos, 10 pero cuando venga lo perfecto, todo lo que es en parte se acabará.
11 Cuando era niño hablaba como niño, pensaba como niño y razonaba como niño. Pero ya de adulto, dejé de comportarme como niño. 12 Sucede lo mismo con nosotros. Ahora vemos todo como el reflejo tenue de un espejo oscuro, pero cuando llegue lo perfecto, nos veremos con Dios cara a cara. Ahora mi conocimiento es parcial, pero luego mi conocimiento será completo. Conoceré a Dios tal como él me conoce a mí.
13 Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero el más grande de todos es el amor.
Fortalezcan a los demás
14 Fomenten este amor y anhelen los dones espirituales, pero sobre todo el don de profetizar. 2 Porque el que habla en lenguas, en realidad no habla con los demás, sino con Dios. Nadie entiende lo que dice, pues habla secretos por medio del Espíritu. 3 Pero el que profetiza, habla a los demás para darles fuerzas, ánimo y consuelo. 4 El que habla en lenguas se fortalece a sí mismo, pero el que profetiza fortalece a toda la iglesia. 5 Me gustaría que todos ustedes pudieran hablar en lenguas, pero me gustaría más que todos pudieran profetizar. Porque el que profetiza es más importante que el que habla en lenguas, a menos que alguien interprete, pues de esa manera sí puede fortalecer a la iglesia.
6 Entonces, hermanos ¿en qué les ayudo si les hablo en lenguas? Sólo les sirvo de ayuda si les hablo por medio del don de revelación, de conocimiento, de profecía o de enseñanza. 7 Lo mismo sucede con los objetos que suenan, por ejemplo la flauta o el arpa. Si los sonidos no son claros, nadie puede saber cuál es la melodía que se está tocando. 8 Y si la trompeta de guerra no suena bien, nadie va a alistarse para combatir. 9 Así sucede con ustedes, si hablan con palabras que no se pueden entender, nadie va a saber lo que dijeron. Será como hablarle al viento. 10 Es cierto que hay muchos idiomas en el mundo y todos tienen significado. 11 Pero si yo no entiendo lo que alguien me dice, seré como un extranjero para él, y el que habla será como un extranjero para mí. 12 Sucede lo mismo con ustedes. Ya que ustedes tienen afán por manifestaciones espirituales, busquen las que más fortalecen a la iglesia.
13 Así que, el que habla en lenguas, debe orar para que también pueda interpretar lo que dice. 14 Pues si yo oro en lenguas, mi espíritu ora pero mi mente no entiende nada. 15 Entonces, ¿qué puedo hacer? Oraré no sólo con el espíritu, sino también con el entendimiento, y cantaré no sólo con el espíritu sino también con el entendimiento. 16 Porque si alabas a Dios sólo con el espíritu, ¿qué harán los que no entienden? Cuando des gracias no podrán decir «Así sea» porque no entienden lo que dices. 17 Puedes agradecer muy bien, pero eso no fortalece a los demás.
18 Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que cualquiera de ustedes. 19 Pero en las reuniones de la iglesia prefiero decir cinco palabras que se entiendan y que instruyan a los demás, que 10 000 palabras en un idioma que nadie sabe.
20 Hermanos, no piensen como niños. Sin embargo, en cuanto a la maldad sean inocentes como bebés; y en su modo de pensar sean adultos maduros. 21 (A)Así dice en las Escrituras[b]:
«Por la gente que habla un idioma diferente
y por los labios de los extranjeros
le hablaré a este pueblo,
pero ni aun así me harán caso»,[c] dice el Señor.
22 Por eso, vemos que el uso de diferentes lenguas muestra cómo es que Dios trata con los que no creen, no con los que creen. Y la profecía, en cambio, muestra cómo es que Dios obra por medio de los que creen, no de los que no creen. 23 Supongan que toda la iglesia está reunida y todos hablan en lenguas. Si entran los que no entienden o los que no creen, ¿no dirían que todos ustedes están locos? 24 Pero supongan que todos profetizan. Si entra alguien que no cree o que no entiende y oye lo que están diciendo, va a darse cuenta de sus pecados y será juzgado por lo que ustedes dicen. 25 Los secretos de su corazón quedarán al descubierto y se postrará rostro en tierra para alabar a Dios, diciendo: «¡En verdad Dios está entre ustedes!»[d]
Reuniones que fortalecen a la iglesia
26 Entonces, hermanos, cuando se reúnan, uno presente un salmo, otro una enseñanza, otro una revelación. Otro hable en lenguas y otro interprete. Todo debe hacerse para fortalecer a la iglesia. 27 Si algunos de ustedes hablan en lenguas, que sólo hablen dos o tres cuando mucho, cada uno por turno y con un intérprete. 28 Si no hay alguien que interprete, que el que hable en lenguas guarde silencio y que hable consigo mismo y con Dios.
29 Cuando tomen la palabra los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen lo que digan. 30 Si en ese momento alguien que esté allí sentado recibe un mensaje de Dios, el primero debe dejar de hablar. 31 Todos pueden hablar si lo hacen uno por uno para que todos aprendan y estén animados. 32 La inspiración de los profetas para hablar está bajo el control de ellos mismos, 33 porque Dios no es un Dios de confusión, sino de paz como en todas las iglesias del pueblo de Dios.
34 Las mujeres deben guardar silencio durante las reuniones, porque no les está permitido hablar. Deben estar sumisas, como dice la ley. 35 Si una mujer quiere cuestionar algo o saber algo, le puede preguntar después a su esposo cuando estén en la casa. Es motivo de vergüenza que una mujer tome la palabra en las reuniones de la iglesia. 36 Acuérdense que el mensaje de Dios no comenzó con ustedes y tampoco ustedes son los únicos que lo han recibido.
37 Si alguien cree que es profeta o que tiene un don espiritual, tiene que reconocer que todo esto que les escribo es una orden del Señor. 38 Pero si no lo aceptas, no serás aceptado.
39 En conclusión, hermanos, anhelen profetizar, y no le prohíban a nadie hablar en lenguas. 40 Que todo lo que hagan sea siempre de forma apropiada y ordenada.
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