New Testament in a Year
El mandamiento más importante(A)
28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó:
―De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
29 ―El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor[a] —contestó Jesús—. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.[b] 31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.[c] No hay otro mandamiento más importante que estos.
32 ―Bien dicho, Maestro —respondió el hombre—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo:
―No estás lejos del reino de Dios.
Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
¿De quién es hijo el Cristo?(B)(C)
35 Mientras enseñaba en el templo, Jesús les propuso:
―¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Cristo es hijo de David? 36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró:
»“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies’ ”.[d]
37 Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo?»
La muchedumbre lo escuchaba con agrado. 38 Como parte de su enseñanza, Jesús decía:
―Guardaos de los maestros de la ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. 40 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.
La ofrenda de la viuda(D)
41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en el cepillo del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.[e]
43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Os aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44 Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».
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