New Testament in a Year
45 En los profetas está escrito: “Dios les enseñará a todos”. Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí. 46 Nadie ha visto al Padre, sólo el que viene de Dios ha visto al Padre. 47 Les aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y aun así murieron. 50 Pero yo soy el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. 51 Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
52 Entonces los judíos se pusieron a discutir entre ellos, diciendo: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
53 Jesús les dijo:
―Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen realmente vida. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 55 Porque mi carne es comida verdadera y mi sangre es bebida verdadera. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre vive unido a mí y yo vivo unido a él. 57 Yo vivo por el Padre viviente que me envió; por eso, el que come de mí, vivirá por mí. 58 Yo soy el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y, sin embargo, murieron; pero el que come de este pan vivirá para siempre.
59 Jesús enseñó todo esto en la sinagoga de Capernaúm.
Muchos discípulos abandonan a Jesús
60 Al escucharlo, muchos de sus discípulos dijeron: «Esto que tú enseñas es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede estar de acuerdo con eso?».
61 Jesús comprendió que los discípulos estaban murmurando por lo que había dicho y les preguntó:
―¿Esto les ofende? 62 ¿Qué pasaría si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? 63 El Espíritu es el que da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que yo les he dicho son espíritu y vida. 64 Pero todavía hay algunos de ustedes que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo traicionaría. Por eso dijo:
65 ―A eso me refería cuando les dije que nadie puede venir a mí, a menos que el Padre se lo permita.
66 Desde ese momento muchos de sus discípulos lo abandonaron. Entonces, Jesús les preguntó a los doce:
67 ―¿También ustedes quieren irse?
68 Simón Pedro le contestó:
―Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído, y sabemos que eres el Santo de Dios.
70 Jesús les respondió:
―Yo los escogí a ustedes doce, pero uno de ustedes es un diablo.
71 Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, que lo iba a traicionar.
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