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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Josué 9

Pacto de Israel con los gabaonitas

Cuando los reyes de Cisjordania, de la Montaña, de la Sefela y de toda la costa del mar Grande hasta la región del Líbano (hititas, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos), se enteraron de esto, se aliaron para hacer frente juntos a Josué y a Israel.

Por su parte, los habitantes de Gabaón —que se habían enterado de cómo había tratado Josué a Jericó y a Ay—, recurrieron a la astucia. Se proveyeron, al efecto, de víveres, tomaron alforjas viejas para sus asnos y odres de vino viejos, rotos y recosidos; se pusieron también ropas usadas y sandalias viejas y remendadas. El pan que llevaban para su sustento era todo él seco y desmigajado. Llegaron al campamento de Guilgal, donde se encontraba Josué, y le dijeron a él y a los demás israelitas:

— Venimos de un país lejano y queremos hacer un pacto con vosotros.

Los israelitas replicaron a aquellos jeveos:

— ¿Y si habitáis en nuestro territorio? Porque en tal caso, no podemos hacer un pacto con vosotros.

Respondieron a Josué:

— Siervos tuyos somos.

Josué les preguntó:

— ¿Quiénes sois y de dónde venís?

Le respondieron:

— Tus siervos vienen de muy lejana tierra, atraídos por la fama del Señor tu Dios, pues hemos oído hablar de él, de todo lo que ha hecho en Egipto 10 y de cómo ha tratado a los dos reyes amorreos de Transjordania, a Sijón, rey de Jesbón, y a Og, rey de Basán, que vivía en Astarot. 11 Nuestros ancianos y los habitantes de nuestra tierra nos indicaron que tomásemos provisiones para el viaje y saliéramos a vuestro encuentro diciéndoos: “Somos vuestros siervos y queremos hacer un pacto con vosotros”. 12 Mirad, este pan que traemos estaba caliente el día en que nos aprovisionamos de él en nuestras casas y decidimos venir a vuestro encuentro; ahora está duro y hecho migas. 13 Estos odres de vino, que eran nuevos cuando los llenamos, ahora están rotos; nuestras sandalias y nuestros vestidos están gastados a causa de un camino tan largo.

14 Los israelitas, sin consultar previamente al Señor, aceptaron los obsequios que les traían los viajeros. 15 Josué concertó con ellos un tratado de paz y se comprometió a conservarles la vida; igualmente se lo juraron los jefes de la comunidad.

Consecuencias del pacto

16 Pero, a los tres días de cerrado el pacto, los israelitas se enteraron de que vivían cerca y habitaban en territorio de Israel. 17 Partieron, pues, los israelitas del campamento y en tres días llegaron a las ciudades gabaonitas, que eran Gabaón, Quefirá, Beerot y Quiriat Jearín. 18 Pero los israelitas no los mataron, porque así se lo habían jurado los jefes de la comunidad por el Señor, Dios de Israel. Entonces toda la comunidad comenzó a criticar a los jefes, 19 que se explicaron así ante la comunidad reunida:

— Puesto que se lo hemos jurado por el Señor, Dios de Israel, no podemos hacerles ningún daño. 20 Tenemos, pues, que respetarles la vida si no queremos que descargue sobre nosotros la cólera por el juramento que les hemos hecho.

21 Y añadieron los príncipes:

— Que conserven la vida, pero que sean leñadores y aguadores para toda la comunidad.

Conforme a esta decisión de los jefes, 22 Josué convocó a los gabaonitas y les dijo:

— ¿Por qué nos habéis engañado diciendo que vivís muy lejos de nosotros, siendo así que habitáis en nuestro territorio? 23 Que la maldición caiga sobre vosotros de manera que nunca dejéis de servir como leñadores y aguadores de la casa de mi Dios. 24 Los gabaonitas respondieron a Josué:

— Nosotros, tus siervos, conocíamos lo que el Señor tu Dios había dicho a Moisés su siervo, a saber, que os entregaría todo este país y exterminaría a vuestra llegada a todos sus habitantes. Así que cuando llegasteis, temimos mucho por nuestras vidas y por eso hemos actuado así. 25 Ahora estamos en tus manos y puedes hacer con nosotros lo que te parezca bueno y justo.

26 Y esto es lo que Josué hizo con ellos aquel día: los libró de perecer a manos de los israelitas, 27 pero los destinó a ser leñadores y aguadores de la comunidad y del altar del Señor en el lugar que el Señor había de elegir; y esta es su ocupación hasta el día de hoy.

Salmos 140-141

Salmo 140 (139)

Sálvame de los violentos

140 Al maestro del coro. Salmo de David.
Señor, líbrame del malvado,
sálvame de los violentos,
de los que traman maldades en su corazón
y sin cesar maquinan guerras.
Afilan sus lenguas como serpientes,
sus labios esconden veneno de víbora. [ Pausa]
Señor, guárdame de la garra del malvado,
sálvame de los violentos,
los que traman hacerme caer.
Me ponen trampas los soberbios,
extienden una red bajo mis pies,
junto al camino me tienden lazos. [ Pausa]
Yo dije al Señor: “Mi Dios eres tú,
escucha mi voz suplicante”.
Señor, Dios mío, mi fuerza salvadora,
tú proteges mi cabeza el día del combate.
Señor, no cumplas los deseos del malvado,
no dejes que sus planes prosperen;
no permitas que se enorgullezcan [ Pausa]
10 aquellos que me cercan;
antes bien, que su propia maldad
les sirva de castigo;
11 que caigan sobre ellos brasas ardientes,
que sean arrojados a simas de donde no salgan.
12 Que quien calumnia no perdure en la tierra,
que la desgracia golpee al violento sin cesar.
13 Sé que el Señor hará justicia al humilde,
defenderá el derecho del pobre.
14 Los justos alabarán tu nombre,
los rectos vivirán en tu presencia.

Salmo 141 (140)

Señor, acude a mí

141 Salmo de David.
Señor, a ti clamo, acude a mí,
escucha mi voz cuando te llamo.
Que mi oración sea ante ti como incienso,
mis manos alzadas como ofrenda de la tarde.
Señor, pon en mi boca un centinela
que vigile a la puerta de mis labios.
No dejes que mi corazón se incline al mal,
que cometa injusticias con los malhechores.
¡Que no pruebe yo sus manjares!
Que el justo por amor me corrija y me reprenda,
que el aceite del malvado no perfume mi cabeza,
que mi oración se alce frente a sus maldades.
Serán arrojados sus magistrados contra las rocas
y sabrán entonces que eran suaves mis palabras.
Como tierra que se rompe y desmenuza,
se esparcen sus huesos
a las puertas del reino de los muertos.
Señor, Dios mío, hacia ti dirijo mis ojos,
en ti me refugio, no me desampares.
Guárdame de la red que me han tendido,
de las trampas de los malhechores.
10 Que caigan los malvados en sus trampas,
mientras yo sigo adelante.

Jeremías 3

La idolatría como prostitución

Si un hombre repudia a su mujer
y esta se va de su lado,
y se casa con otro hombre,
¿volverá el primero a ella?,
¿no es ya tierra profanada?
Y tú, que te has prostituido
con tantos y tantos amantes,
¿vas ahora a volver a mí?
Alza tu mirada a las dunas,
¿dónde no has sido gozada?
Los esperabas sentada en los caminos,
igual que un beduino en el desierto,
y así has profanado la tierra
con tus infames fornicaciones.
Fallaron los chaparrones
y las lluvias no llegaron,
mas tú, ramera descarada,
te resistías a humillarte.
Ahora vienes y me dices: “Padre,
amor de mi primera juventud,
¿me guardarás rencor por siempre?,
¿me vas a vigilar eternamente?”.
Así hablabas, mientras hacías
todas las maldades que podías.

Fracaso de las dos hermanas

Me dijo el Señor en tiempo del rey Josías:

— ¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ha recorrido todos los santuarios de los montes y se ha prostituido bajo todos los árboles frondosos. Yo me dije: “Después de hacerme todo lo que me ha hecho, volverá a mí”. Pero no volvió. Y Judá, su hermana infiel, aunque vio que, debido a todos sus adulterios, yo había despedido a la apóstata Israel y le había dado el acta de divorcio, no tuvo miedo; así que su infiel hermana Judá siguió adelante y se prostituyó ella también. Y con la frivolidad de su prostitución, profanó el país y cometió adulterio con la piedra y con el leño. 10 Y a pesar de todo ello, su infiel hermana Judá no volvió a mí con corazón sincero, sino fingidamente —oráculo del Señor—.

11 Me dijo el Señor:

— Es más inocente la apóstata Israel que la infiel Judá.

Invitación a la conversión de Israel y de Judá

12 — Vete y proclama estas palabras en dirección al norte. Dirás:

Vuelve, Israel, apóstata
—oráculo del Señor—,
que no os frunciré el ceño,
porque yo soy bondadoso
—oráculo del Señor—
y no guardo rencor por siempre.

13 Reconoce, sin embargo, tu culpa,

tu rebeldía contra el Señor, tu Dios:
prodigaste tus amores a extranjeros
debajo de todo árbol frondoso,
sin escuchar siquiera mi voz
—oráculo del Señor—.

14 Volved, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy vuestro dueño. Voy a elegir uno de cada ciudad y dos de cada clan, y voy a traeros a Sión. 15 Os daré los pastores que yo crea conveniente, y os apacentarán con profesionalidad y acierto. 16 Cuando por aquel entonces os multipliquéis y fructifiquéis en el país —oráculo del Señor—, no volverán a nombrar el Arca de la alianza del Señor; no se recordará ni se hablará de ella. No la echarán de menos ni se construirá otra. 17 Por aquel tiempo llamarán a Jerusalén “Trono del Señor”, y se congregarán en ella todas las naciones (en el nombre del Señor y en el de Jerusalén); y ya no seguirán a su obstinado y perverso corazón. 18 En aquellos días, Judá caminará con Israel, y vendrán juntos de un país del norte a la tierra que di en heredad a vuestros antepasados.

Arrepentimiento y perdón

19 Yo había pensado:
Voy a contarte entre mis hijos,
te daré una tierra deliciosa,
la heredad más hermosa de las naciones.
Pensaba que me llamarías “Padre”,
que no te apartarías de mí.
20 Pero igual que una esposa traiciona a su marido,
así me traicionasteis, pueblo de Israel
—oráculo del Señor—.
21 Se escuchan voces por las dunas,
el llanto suplicante de Israel,
porque han equivocado su camino,
han olvidado al Señor, su Dios.
22 ¡Volved, hijos apóstatas,
que voy a sanar vuestra apostasía!
“Aquí estamos, venimos a ti,
pues eres el Señor, nuestro Dios.
23 ¡Qué mentira son las colinas,
los montes son pura confusión!
Sólo en el Señor, nuestro Dios,
está la salvación de Israel.
24 La ignominia ha devorado,
ya desde que éramos jóvenes,
los logros de nuestros antepasados:
sus ovejas y sus vacas,
sus hijos y sus hijas.
25 ¡Acostémonos en nuestra vergüenza,
cubrámonos con nuestra deshonra!
Desde que éramos jóvenes hasta hoy,
nosotros, lo mismo que nuestros antepasados,
hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios,
nos hemos negado a obedecerlo”.

Mateo 17

Transfiguración del Señor (Mc 9,2-13; Lc 9,28-36)

17 Seis días después, Jesús tomó aparte a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan y los llevó a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, los discípulos vieron a Moisés y Elías conversando con él. Pedro dijo a Jesús:

— ¡Señor, qué bien estamos aquí! Si quieres, haré aquí tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en una nube luminosa de donde procedía una voz que decía:

— Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadlo.

Al oír esto, los discípulos se postraron rostro en tierra, sobrecogidos de miedo. Pero Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo:

— Levantaos, no tengáis miedo.

Ellos alzaron los ojos, y ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:

— No contéis esta visión a nadie hasta que el Hijo del hombre haya resucitado.

10 Los discípulos le preguntaron:

— ¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?

11 Jesús les contestó:

— Es cierto que Elías ha de venir y ha de ponerlo todo en orden. 12 Pero yo os aseguro que Elías ya vino, aunque ellos no lo reconocieron, sino que lo maltrataron a su antojo. Y el Hijo del hombre va a sufrir de la misma manera a manos de ellos.

13 Entonces los discípulos cayeron en la cuenta de que Jesús estaba refiriéndose a Juan el Bautista.

Curación de un muchacho poseído por el demonio (Mc 9,14-29; Lc 9,37-43a)

14 Cuando volvieron a donde estaba la gente, un hombre se acercó a Jesús y, puesto de rodillas delante de él, 15 le dijo:

— Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques que le hacen sufrir lo indecible y muchas veces se arroja al fuego o al agua. 16 Lo he traído a tus discípulos, pero no han podido sanarlo.

17 Jesús exclamó:

— ¡Gente incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo habré de estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme aquí al muchacho.

18 En seguida dio una orden, salió del muchacho el demonio y en aquel mismo instante quedó curado.

19 Más tarde se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron aparte:

— ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese demonio?

20 Jesús les contestó:

— Porque no tuvisteis fe. Os aseguro que si tuvierais fe, aunque sólo fuera como un grano de mostaza, le diríais a este monte: “¡Quítate de ahí y ponte allí!”, y el monte cambiaría de lugar. Nada os resultaría imposible. 21 [Pero este género de demonios sólo sale por medio de la oración y el ayuno].

Jesús anuncia por segunda vez su muerte y su resurrección (Mc 9,30-32; Lc 9,43b-45)

22 Estando todos reunidos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos:

— El Hijo del hombre va a ser entregado a hombres 23 que lo matarán, pero al tercer día resucitará.

Al oír esto, los discípulos se entristecieron mucho.

El impuesto del Templo

24 Cuando llegaron a Cafarnaún, se dirigieron a Pedro los encargados de recaudar los impuestos del Templo y le preguntaron:

— ¿No paga vuestro Maestro el impuesto del Templo?

25 Pedro les contestó:

— Sin duda que sí.

Más tarde, al llegar Pedro a casa, Jesús lo abordó, diciéndole:

— Simón, ¿qué te parece? Los reyes de este mundo, ¿de quiénes perciben impuestos y tributos? ¿De sus propios súbditos o de los extranjeros?

26 Pedro contestó:

— De los extranjeros.

Y Jesús añadió:

— Por tanto, los súbditos están exentos. 27 Pero, en fin, para que nadie se ofenda, acércate al lago y echa el anzuelo al agua. En la boca del primer pez que pesques encontrarás la moneda precisa. Págales con ella el impuesto por ti y por mí.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España