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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Éxodo 3

¶ Y apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas detrás del desierto, y vino a Horeb, monte de Dios.

Y se le apareció el Angel del SEÑOR en una llama de fuego en medio de un zarzal; y él miró, y vio que el zarzal ardía en fuego, y el zarzal no se consumía.

Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora, y veré esta grande visión, por qué causa el zarzal no se quema.

Y viendo el SEÑOR que iba a ver, lo llamó Dios de en medio del zarzal, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: No te acerques; quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.

Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.

¶ Y dijo el SEÑOR: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; por lo cual yo he entendido sus dolores.

Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios; yo los sacaré de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo, y del jebuseo.

El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido ahora delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

10 Ven por tanto ahora, y te enviaré al Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.

11 ¶ Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya al Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?

12 Y él le respondió: Porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: luego que hubieres sacado este pueblo de Egipto, serviréis a Dios sobre este monte.

13 Y dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; y si ellos me preguntan: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?

14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY El que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY (YHWH) me ha enviado a vosotros.

15 Y dijo más Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: El SEÑOR Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi Nombre para siempre, y este es mi memorial por todos los siglos.

16 ¶ Ve, y junta los ancianos de Israel, y diles: El SEÑOR Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, se me apareció, diciendo: De cierto os he visitado, y visto lo que se os hace en Egipto;

17 y he dicho: Yo os haré subir de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del heveo, y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.

18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: El SEÑOR Dios de los hebreos, nos ha encontrado; por tanto nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que sacrifiquemos al SEÑOR nuestro Dios.

19 Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.

20 Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir.

21 Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando os partiereis, no salgáis vacíos;

22 sino que demandará cada mujer a su vecina y a su huéspeda vasos de plata, vasos de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas, y despojaréis a Egipto.

Lucas 6

¶ Y aconteció que pasando él por los sembrados en el sábado segundo del primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos.

Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?

Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;

cómo entró en la Casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dio también a los que estaban con él, a los cuales no era lícito comer, sino sólo a los sacerdotes?

Y les decía: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.

Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñó; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca.

Y le acechaban los escribas y los fariseos, si sanaría en sábado, para hallar de qué acusarle.

Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.

Entonces Jesús les dice: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar una persona, o matarla?

10 Y mirándolos a todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restituida sana como la otra.

11 Y ellos se llenaron de rabia; y hablaban los unos a los otros qué harían a Jesús.

12 ¶ Y aconteció en aquellos días, que fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.

13 Y como fue de día, llamó a sus discípulos, y escogió doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:

14 A Simón, al cual también llamó Pedro, y a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,

15 Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el que se llama Zelote,

16 Judas, hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fue el traidor.

17 Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, en compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido a oírle, y para ser sanados de sus enfermedades;

18 y los que eran atormentados de espíritus inmundos eran curados.

19 Y toda la multitud procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba a todos.

20 ¶ Y alzando él los ojos a sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres; porque vuestro es el Reino de Dios.

21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

22 Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.

23 Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres a los profetas.

24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! Porque tenéis vuestro consuelo.

25 ¡Ay de vosotros, los que estáis hartos! Porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! Porque lamentaréis y lloraréis.

26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! Porque así hacían sus padres a los falsos profetas.

27 ¶ Mas a vosotros los que oís, digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;

28 Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.

29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas.

30 Y a cualquiera que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.

31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros.

32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

33 Y si hiciereis bien a los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.

34 Y si prestaréis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.

35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno aun para con los ingratos y malos.

36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

37 ¶ No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno; porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto a medir.

39 Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

40 El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.

41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras?

42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.

43 Porque no es buen árbol el que hace malos frutos; ni árbol malo el que hace buen fruto.

44 Porque cada árbol por su fruto es conocido; que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.

45 El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?

47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras, y las hace, os enseñaré a quién es semejante:

48 Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre piedra; y cuando vino una avenida, el río dio con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear, porque estaba fundada sobre piedra.

49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó; y fue grande la ruina de aquella casa.

Job 20

20 Y respondió Zofar naamatita, y dijo:

Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro.

La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.

¿No sabes esto que fue siempre, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra,

que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita por un momento?

Si subiere su altura hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes,

como su mismo estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?

Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna.

El ojo que le habrá visto, nunca más le vera; ni su lugar le echará más de ver.

10 Sus hijos pobres andarán rogando; y sus manos devolverán lo que él robó.

11 Sus huesos están llenos de los pecados de su juventud, y con él serán sepultados en el polvo.

12 Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua;

13 si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía entre su paladar;

14 su comida se mudará en sus entrañas, hiel de áspides será dentro de él.

15 Comió haciendas, mas las vomitará; de su vientre las sacará Dios.

16 Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora.

17 No verá los arroyos, las riberas de los ríos de miel y de manteca.

18 Restituirá el trabajo ajeno conforme a la hacienda que tomó; y no tragará, ni gozará.

19 Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, robó casas, y no las edificó;

20 por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni escapará con su codicia.

21 No quedó nada que no comiere; por tanto su bien no será durable.

22 Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia; las manos todas de los malvados vendrán sobre él.

23 Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.

24 Huirá de las armas de hierro, y el arco de bronce le atravesará.

25 Desenvainará y sacará saeta de su aljaba, y relumbrante pasará por su hiel; sobre él vendrán terrores.

26 Todas tinieblas están guardadas para sus secretos; fuego no soplado lo devorará; su sucesor será quebrantado en su tienda.

27 Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.

28 Los renuevos de su casa serán transportados; serán derramados en el día de su furor.

29 Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, y la heredad que Dios le señala por su palabra.

1 Corintios 7

¶ En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bien es al hombre no tocar mujer.

Mas por evitar las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido.

El marido pague a la mujer la debida benevolencia; y asimismo la mujer al marido.

La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer.

No os defraudéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.

Mas esto digo por permiso, no por mandamiento.

Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios; uno a la verdad así, y otro así.

Digo, pues, a los por casar y a los viudos, que bueno les es si se quedaren como yo.

Y si no tienen don de continencia, cásense; que mejor es casarse que quemarse.

10 ¶ Mas a los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor; Que la mujer no se aparte del marido;

11 y si se apartare, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no despida a su mujer.

12 Y a los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer incrédula, y ella consiente para habitar con él, no la despida.

13 Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente para habitar con ella, no lo deje.

14 Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer (fiel), y la mujer incrédula en el marido (fiel); de otra manera ciertamente vuestros hijos serían inmundos; pero ahora son santos.

15 Pero si el incrédulo se aparta, apartese; que el hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre en semejante caso; antes a paz nos llamó Dios.

16 Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?

17 ¶ Sino que cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así ande; y así ordeno en todas las Iglesias.

18 ¿Es llamado alguno circuncidado? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircuncidado? Que no se circuncide.

19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios.

20 Cada uno en la vocación en que fue llamado, en ella se quede.

21 ¿Eres llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; mas también si puedes hacerte libre, procúralo más.

22 Porque el que en el Señor es llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, esclavo es del Cristo.

23 Por precio sois comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.

24 Cada uno, hermanos, en lo que fue llamado, en esto se quede para con Dios.

25 ¶ Pero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como hombre que ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.

26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, por lo cual bueno es al hombre estarse así:

27 ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estáis suelto de mujer? No procures mujer.

28 Mas también si tomares mujer, no pecaste; y si la virgen se casare, no peca; pero aflicción de carne tendrán los tales; mas yo os dejo.

29 Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; para los demás es, que los que tienen mujer sean como los que no la tienen,

30 y los que lloran, como los que no lloran; y los que se regocijan, como los que no se regocijan; y los que compran, como los que no poseen;

31 y los que usan de este mundo, como los que no lo usan como si fuera propio; porque la apariencia de este mundo se pasa.

32 Quisiera, pues, que estuvierais sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor;

33 pero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer.

34 Hay diferencia entre la mujer casada y la virgen, La mujer no casada tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su marido.

35 Esto, sin embargo, digo para vuestro provecho; no para echaros lazo, sino para lo honorable, y para que sin impedimento os sirváis al Señor.

36 ¶ Mas, si a alguno parece cosa fea en su hija, que pase ya de edad, y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca; cásese.

37 Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija, bien hace.

38 Así que, el que la da en casamiento, bien hace; y el que no la da en casamiento, hace mejor.

39 ¶ La mujer casada está atada a la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es; cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor.

40 Pero más bienaventurada será si se quedare así, según mi consejo; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

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